Este domingo tuvo lugar un macroacto de VOX, rememorando su presentación en sociedad de hace un año donde lleno Vistalegre y dio a entender que su aterrizaje en la política Española iba en serio. De entonces a hoy, VOX está en multitud de ayuntamientos, en CCAA, en el Parlamento Nacional y en el Parlamento Europeo y ahora tocaba hacer balance y relanzar su presencia en la política de España. Más de 12.000 personas, no cabía un alfiler, llenaron la plaza y, a pesar de la magnificencia del acto, solo Intereconomía lo retransmitió en directo. El resto de cadenas de televisión se han limitado a una muy breve reseña en algún informativo y, eso sí, a comentarios en las tertulias políticas donde daban la sensación de haber seguido otro acto. Para la mayoría de comentaristas políticos el acto fue un homenaje al Franquismo, un acto de xenofobia y un compendio de antifeminismo. ¿No se dónde estuvieron?
Si insistir en que España sigue siendo un coladero para las mafias que trafican con emigrantes, es xenofobia; si recodar que la Ley de Violencia de Género no está evitando muertes y fomenta las denuncia falsas, es antifeminismo; si alertar que la Ley de Memoria histórica, con la escusa de dar familiar sepultura a los muertos de las cunetas, que revive viejas heridas y manda la transición a hacer puñetas, es franquismo. Entonces el acto de ayer sí fue eso. Pero hay que pensar muy poco, más bien nada, para confundir el sentido común sin acritud de los mensajes de VOX con franquismo, xenofobia y machismo. Si Vistalegre I fue la puesta en largo de VOX, Vistalegre II lo fue de Santiago Abascal como líder serio en política.
No entiendo nada. ¿Acaso la resurrección del franquismo como preocupación política no pretende acabar con el reinado de Felipe VI? ¿Alguien me lo explica?