Conversación tranquila de @jmfrancas con Toni Timoner (@ToniTimoner), economista de riesgo global en una de las mayores instituciones financieras de la City de Londres y participante en MIRADAS ANTE LA CRISIS DEL COVID-19 organizadas por Club Tocqueville.
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JMF: ¿Riesgo global? ¿Qué significa esto?
TT: Analizamos los peligros estructurales y coyunturales en el mundo: económicos, geopolíticos, etc. Básicamente proyectamos el futuro con visión prospectivas y generamos múltiples escenarios en las cosas pueden ir mal. Es como ser guionista de una película
JMF: No tendrás tiempo de dormir… debe haber tantos…
TT: Llevamos unos años bastantes intensos en que muchas de nuestros escenarios negativos han acabado convirtiéndose en el presente. A veces te sientes como un pitonisa y eso asusta.
JMF: ¿Qué peligros estructurales tenemos?
TT: Por una parte, una pandemia larga y dolorosa puede desatar una crisis financiera por fatiga economica que nos obligaría a desechar la idea de una recuperación rápida. Por otra parte, esta la bipolarización económica del mundo en torno a los EEUU y China. Como dijo Hank Paulson, corremos el riesgo de que caiga un telón de acero económico sobre el mundo que divida Occidente y Oriente.
JMF: Y, ¿los peligros coyunturales?
TT: Los coyunturales son el fracaso de responder hábilmente a los peligros estructurales. Es decir, ¿puede la UE llegar a un acuerdo en torno a una plan de respuesta económico que evite otra crisis de deuda soberana en la periferia? ¿Funcionará la nueva ortodoxia del BCE con su compra masiva de activos? ¿Aguantarán las democracias liberales otra crisis larga y destructiva cuando el modelo asiático de autoritarismo capitalista se perciba como una alternativa viable?
JMF: No se podría añadir si España, con un gobierno como mínimo peculiar, dará la talla…
TT: España padece de un problema estructural para dar la talla: vive ensimismada en paradigmas económico-políticos pretéritos. La izquierda se aferra a una keynesianismo que nunca entendió y que ha periclitado (y ya ni hablemos del modelo económico de Podemos que revela cero progreso de pensamiento desde el desarrollismo de izquierdas de los años 60 en Latinoamérica). Y la derecha aun mora risueñamente en las fórmulas económicas de los 80 que tuvieron su utilidad histórica pero que a día de hoy son más un curiosidad intelectual para un historiador que una programa vivo de soluciones pegadas a la realidad. Aun seguimos con el “que inventen ellos” en cuanto a ideas económicas y por ello vamos con un retraso estructural de 20 años en programa y pensamiento.
JMF: Lo de Podemos lo pillo, lo de la izquierda quizás también, pero en lo de la derecha no te sigo, ¿en qué fórmulas económicas se ha quedado parada?
TT: En la curva de Laffer (la bajada de impuesto como panacea para todo) y en el laissez-faire (desregular y privatizar primero y pregunta después). Las derechas en el resto de Europa están ya por otra cosa. Asumen que es necesario un programa económico compasivo que entronca con la tradición conservadora de protección de la sociedad y de sus tradiciones y costumbres. Reino Unido y Alemania ya están marcando (o ya estaban marcando desde hace años) la pauta en este sentido, poniendo el énfasis en el desarrollo de capital humano para ser más competitivos, no en la desregularización ciega e indiscriminada. Si tu capital humano puntúa bajo en los índices de conocimiento y educación internacionales, de poco vale flexibilizar los mercados, si no resuelves tu debilidad estructural que en el caso de España es un capital humano deficiente en comparación con otros países, en contra de la cacareada autoindulgencia de repetirnos constantemente que “contamos con la generación de españoles más preparada de la historia”.
JMF: Educación, educación, educación…
TT: Hasta que se nos seque la boca. Y lo trágico es que la educación en España se considera un área de política social-cultural: luchas internas sobre cómo hacer o deshacer ingeniería social. Pero en realidad, la educación es una área económica estratégica. Es la mejor política economica para el largo plazo. Los milagros económicos de Taiwan, Corea o Singapore son fruto de sus política educativas en los 60-70. Lo mismo vale para la fortaleza estructural de Alemania o de países nórdicos. Si no invertimos capital político e institucional en la educación estamos hipotecando nuestro futuro y poniendo en riesgo el estado del bienestar. Sin buenas escuelas hoy, no habrá pensiones para mañana.
JMF: Pues la enseñanza en España está mal y la nueva ley, la llamada Ley Celaá, la empeora.
TT: La empeora porque persiste en la nociva idea de que la educación debe ser la herramienta de turno para convertir (religiosamente) a los ciudadanos en votantes de tu partido al menos por los años que te quedan hasta que otro partido haga otra reforma en sentido contrario. Y porque persiste esa obsesión por la igualdad de resultados académicos cuando toda la evidencia indica que se eleva el desempeño académico de manera general cuando se estimula la excelencia del individuo (¡profesores y alumnos!). Si realmente creemos en la meritocracia profesional (porque el mundo así lo exige) debemos también trasladar sus principios al ámbito educativo: es esquizofrénico forzar a los jóvenes a aceptar la dura competencia del mercado laboral cuando acaban su formación, pero no permitirles un cierta grado de competencia académica cuando están formándose. En el fondo también España debería aceptar y sentirse cómoda con el hecho de que siempre existirán grados de éxito individual y que ello no debe menoscabar la dignidad de la persona. En España, aún nos sentimos incómodos con el hecho de que existen desigual formación personal pero esa diversidad es esencial para poder desempeñar funciones distintas en la economía: no todos podemos ser médicos o ingenieros, necesitamos celadores y peones (pero siempre con con sus labores dignificadas socialmente). Y para sacudirnos estos prejuicios debemos aceptar ser enemigos de una estratificación rígida de la sociedad sin apenas ascensor social. Y es cierto que ese ascensor social esta gripado y mucho.
JMF: Si empeoramos la educación, ¿qué esperanza nos queda?
TT: Por una parte, desde mi experiencia personal con casi un tercio de mi vida fuera de España, creo que nuestro país cuenta con buenos centros de educación concertada que son el último bastión de esa clase media burguesa (pero no necesariamente opulenta) que sabe y desea educar a sus hijos para asegurarles un futuro a prueba de crisis económicas y políticas. Yo soy el producto de esa clase media. Por otra parte, desde el extranjero también ser percibe que España cuenta con algunas facultades universitarias excelentes (ingenierías y medicina en centros públicos; y finanzas y economía en algunos públicos (Carlos III, Pompeu) y privados (ESADE, ICADE, etc.)). Y finalmente tenemos el turismo como ventaja natural de nuestra geografía y estilo de vida. Si bien es una fuente lucrativa de ingresos, genera demasiada dependencia y es muy vulnerable a los ciclos económicos internacionales. Puede ser una maldición también.
JMF: La concertada con el gobierno actual también peligra…
TT: Y es un error. La concertada es en España el sostén de la formación de capital humano a día de hoy. No la puedes liquidar sin una alternativa viable, no traumática y socialmente aceptable. Además es la expresión de libertad política consagrada en los principios constitucionales que compartimos con otros países occidentales: la libertad de educar dentro de una mínimos estándares comunes. Entiendo que muchos ven la concertada (y el acceso a ella) como la perpetuación de una estratificación social sin apenas movilidad. Pero eso se debe corregir mejorando la pública y reformulando el estatuto del profesor para que este sea un funcionario de élite bien pagado, bien formado y bien considerado. No hace falta inventar: otros países del norte de Europa ya nos muestran sus soluciones.
JMF: ¿Qué tendría que hacer nuestro gobierno para capear la crisis económica que nos viene encima?
TT: Corregir muchos malentendidos.
JMF: ¿Cuales?
TT: En primer lugar, esto es una maratón no sprint: la crisis será larga (aun estamos a la espera de la fase financiera), con fases desiguales y asincronía con el exterior. Hay que abandonar la mentalidad de sprint cortoplacista que imposibilita la planificación cabal hasta que haya vacuna o tratamiento (o se alcance la inmunidad de grupo). En segundo lugar, abandonar esa mentalidad de políticas puente. Sin rebote económico a la vista, el énfasis en la creación de rentas puentes debe ser desechado para dar lugar a un programa de auxilio económico de largo recorrido (un acueducto) centrado en la reactivación y la sostenibilidad para evitar la fatiga fiscal. En tercer lugar, hablar de “reconstrucción” es un grave error conceptual., España ha apelado a la necesidad de reconstrucción económica cuando está buscando ayuda europea. Pero énfasis debería estar en la reconversión y la metamorfosis para minimizar la destrucción, entre otras razones porque esa es la estrategia de los países de los cuales esperamos su solidaridad.
JMF: ¿Subir impuestos? Con esto nos amenazan.
TT: España tiene que aumentar sus ingresos fiscales (porque son comparativamente bajos en relación con la media de nuestro entorno) pero eso no significa que hay que subir tipos nominales (que ya son bastante altos). Lo que hay que mejorar es la eficiencia del sistema fiscal, que hace aguas por todas partes, y combatir la evasión en dos frentes: el fraude y la economía sumergida. Si resuelves estas tres disfunciones (eficiencia, fraude y economía sumergida), los ingresos del estado mejoran notablemente sin tener que atizar a los contribuyentes obedientes. Y esto no lo digo yo, lo lleva diciendo el FMI y la OECD desde hace años. Es cansino leer cada año sus informes (en inglés y quizas por eso nadie los lee) y encontrarse el mismo diagnostico fiscal de España y ver que después apenas se hace nada: ni se debate a nivel público ni se toman medidas en el ámbito del poder político.
JMF: Mil gracias Toni, de todo lo que has dicho bien poco hacemos en España. Así nos va. Un abrazo.
TT: Muchas gracias a ti. Ha sido un placer por tus preguntas. Espero que guste. Un abrazo.
Buenas Tardes. Estoy de acuerdo en todo lo que expone Toni Timoner, y especialmente cuando dice que la solucion a la crisis economica en España, no consiste en subir Impuestos sino en eficiencia fiscal combatiendo el fraude y la economia sumergida, esto parece que les suena muy mal a nuestros politicos ya que ellos tienen sus propios intereses, mientras de verdad no haya un plan a largo plazo y copiando un poco de las politicas economicas de los paises del norte de Europa, hasta que eso no ocurra no se podra revertir la situacion y me temo que quedaremos abocados a una larga salida en forma de recesion y cada vez sera mas dificil ver la luz al final del tunel.