Conversación tranquila de @jmfrancas con Thomas Kruiper (@ThomasKruiper). De Amsterdam. Doctor en Ciencias Políticas (Universidad de Valencia, 2019) y docente en RRII en el Instituto de Empresa (Madrid) y la Universidad Europea (Valencia). Consultor en la África Occidental. Acaba de defender su tesis doctoral titulada “UN sanctions and Selective Security”.
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JMF: ¿Sirve para algo la ONU?
TK: Sirve para muchas cosas. La ONU sigue siendo una de las instituciones más relevantes en cuanto la seguridad internacional. Prácticamente todo el mundo está representado en la Asamblea General, y hay actualmente más de 100.000 militares y civiles activos en 13 misiones de paz en 3 continentes. Además, desde el noventa el Consejo de Seguridad ha impuesto una multitud de regímenes de sanciones respondiendo a proliferadores nucleares, estados agresores, guerras civiles, grupos terroristas, y golpes de estado. La pregunta no es si la ONU sirve para algo, sino para qué o quién? ¿Sirve los intereses de los estados que mandan? O, ¿mas bien para responder a los que amenazan la paz internacional y para proteger a las víctimas?
JMF: Respóndete tú mismo, la tuya es mejor pregunta…
TK: La respuesta es que depende del tipo de amenaza. Cuando se trata de proliferadores nucleares o agresores en guerras interestatales solo vale el ‘poder compensatorio’ (por ejemplo de usar el veto en el Consejo de Seguridad) y los aliados que tenga uno para evitar sanciones. Ahi aplica la típica critica que la ONU solo sirve para (y protege a) los que mandan en este mundo. Sin embargo, un análisis de sanciones sobre guerras civiles muestra que los conflictos de +10.000 muertos tienen una triple probabilidad de ser sancionados. La perspectiva humanitaria es muy importante a la hora de reaccionar a guerras civiles, tanto como la fragilidad del estado (y la región) en cuestión.
JMF: Pero el derecho a veto de los grandes siempre actúa ¿no?
TK: Desde luego. Lamentablemente algunas de las excepciones como Siria, Ukrania, y Myanmar, todas vetadas por China y Rusia, son también las mas sangrientas. Pero son excepciones, no la regla. Siempre habrá gente que saca solo los casos que caben dentro de un argumento de que ya estaba convencida, pero hay que mirar a los datos.
JMF: ¿El derecho a veto inutiliza a la ONU?
TK: Ni siquiera es cuestión de veto muchas veces. Los gobiernos de países como India, Pakistán, incluso Turquía, son prácticamente intocables. Da igual la gravedad humanitaria o la presión mediática. Pero aunque parezca injusto, también hay que verlo como un filtro para prevenir conflictos geo-estratégicos (o incluso nucleares) más peligrosos, detrás de lo cual sí que importan los valores humanitarios y democráticos.
JMF: Hay quien ve en las distintas agencias de la ONU una red de intromisión en las políticas de muchos países fruto de grupos de presión de lo ‘políticamente correcto’ o diversos intereses.
TK: Eso es especialmente verdad con gobiernos que tienen que justificar sus acciones hacia sus votantes. La presión mediática en los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia puede hacer que incluso conflictos relativamente pequeños suban a la agenda. Los conflictos ‘pequeños’ sancionados reciben unos 30 veces más artículos en prensa que los no sancionados. Lo mismo vale para las sanciones sobre grupos terroristas. El enfoque de las sanciones es exclusivamente a grupos relacionados a Al-Qaida y el Estado Islámico, no a grupos como la FARC, o la PKK, que en realidad mataron a más gente que Al-Qaida. Esa parcialidad también ha permitido a los gobiernos de Rusia, China a añadir grupos en Chechenia y la provincia de Xinjiang, grupos que tuvieron contacto con Al-Qaida en alguna ocasión, pero que en realidad tienen objetivos muy distintos. Por cierto, la selectividad de sanciones sobre golpes de estado llega a la misma conclusión. Se sancionan porque son una ‘amenaza a la democracia’, y por lo tanto también a la paz, pero en realidad solo se sancionaron 3 golpes de estado de los 36 que ocurrieron desde el 1990. No es que fueran estos tres los más sangrientos, sino que fueron una amenaza a los intereses particulares de Estados Unidos (en Haiti, 1992), Reino Unido (en Sierra Leona, 1997), y la Union Europea (Guinea Bissau, 2012). De hecho el golpe de estado del 2012 en Guinea Bissau era el tercero en quince años. No se murió nadie, pero como el país se estaba convirtiendo en uno de los ‘hubs’ mas importantes para el narco-trafico de Latinoamérica a Europa, era un momento conveniente de hacer algo.
JMF: ¿No sobran agencias ideológicas en la ONU tipo cambio climático, feminismo, LGTBI…?
TK: Si que hay de todo. Resoluciones para proteger a niños soldados, mujeres en conflictos, refugiados. Esta UNICEF, en UNDP (UN Development Programme), y mucho más. Pero ninguno de ellos tiene poder para sancionar a un gobierno o mandar soldados.
JMF: Tu has hecho una tesis doctoral sobre la ONU, ¿que concluyes?
TK: La ONU tiene ideas, resoluciones, y agencias de sobra para promocionar un régimen de sanciones más humanitario, pero al final nadie es coherente, ni siquiera los estados occidentales que promueven esa agenda. Eso es una lastima porque ¿cómo vas a convencer a los demás de cambiar si no prácticas lo que predicas?
JMF: ¿De dónde nace esta incoherencia?
TK: Del artículo 39 de la Carta de la ONU, que explica las reglas de que es una ‘amenaza a la paz’ o ‘violación de la paz’. La explicación más sencilla es ‘cuando el Consejo de Seguridad considera que lo es’. No es que haya una serie de requisitos o marco legal que lo establece. (Artículo 39: El Consejo de Seguridad determinará la existencia de toda amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresión y hará recomendaciones o decidirá que medidas serán tomadas de conformidad con los Artículos 41 y 42 para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales).
JMF: Pero habrá influencia política en las condenas, ¿no?
TK: Sí, por supuesto.
TK: Cada uno promueve sus intereses políticos en los países que más le interesa.
JMF: Y eso, ¿no pone en duda le función de la ONU?
TK: Para mí sí. Si una institución como la ONU dice que tiene una misión, pero su historial de sanciones cuenta otra historia, yo creo que crea un problema de credibilidad. Algo tiene que cambiar.
JMF: La inclusión de Venezuela en la Consejo de derechos humanos de la ONU, ¿no es una prueba de que algo grave falla?
TK: No hay quién lo explique.
JMF: Mil gracias Thomas.
TK: Gracias a ti!