Poco puedo añadir a las tropelías que, en nombre de la UGT, demasiados han hecho en Andalucía, Madrid y, que sepamos, en Catalunya. Cada día nos desayunamos con más desmanes y parece que esto no ha hecho nada más que empezar. Menos comedores sociales y ayudar a los parados, cualquier cosa es creíble. ¿Qué pasa? Lo de siempre: filtran los damnificados. La UGT ha hecho ERE’s, aprovechando en muchos casos la reforma laboral del PP que tanto critican, y los erezados, calladitos hasta ahora, empiezan a largar muchos de ellos porque no aceptan sin más no estar en el machito.
Cándido sufre, ¿y a mi qué? Más sufro yo que como el resto de españolitos lo he pagado y no he pillado ni una gamba. ¡Que sufra menos y limpie más! Lo tiene fácil: cesa a las territoriales, presenta -junto a su ejecutiva- la dimisión y nombra una gestora que pilote un Congreso extraordinario que, entre otras cosas, renuncie a toda subvención pública y viva de las cuotas de sus afiliados. Ya sé que le pondrán a caer de un burro, pero pasará a la historia no como el que más marisco comió sino como el hombre que regeneró el mundo sindical.
P.D. De momento ha dimitido ya el secretario general de UGT-Andalucía, Francisco Fernández, pero quedan más y con dimitir no basta, queremos nuestro dinero.