Barcelona Shopping Line (BSL), es la oficina dependiente de Turismo de Barcelona cuyo objetivo es potenciar internacionalmente un eje comercial en la ciudad Condal con vistas a posicionarla en el circuito de shopping internacional. No olvidemos que Barcelona recibe continuamente cruceros y que algunos eventos, como el reciente Mobile World Congress (MWC), han atraído a Barcelona unos 85.000 visitantes que sufrieron los horarios comerciales de una comunidad y una ciudad que ha hecho gala de la restricción de horarios comerciales como defensa del comercio tradicional.
Entre la propuestas de BSL está la de pedir al ayuntamiento de la Ciudad Condal que permita abrir a sus comercios todos los festivos y domingos de 10 de la mañana a 10 de la noche. El Alcalde de momento no está por la labor, veremos.
No entiendo nada. Parece evidente que los miles de visitantes que tiene ahora Barcelona pueden ser buenos clientes de muchas de las tiendas de la ciudad. ¿Hasta que punto los poderes públicos deben entrometerse en la decisión de un comerciante de invertir en abrir su negocio en un festivo? ¿No será que la regulación proteccionista impide el desarrollo de una fuente de riqueza como es el comercio obligándole a volar bajo y incentivando así a los inmovilistas del sector? ¿Qué ventajas tiene favorecer al que se conforma con ir tirando? ¿Alguien me lo explica?