El hecho es que durante el primer trimestre del 2013 un millón ochocientos mil usuarios han cambiado de compañía de móvil. Hablamos de la friolera de 20.000 usuarios cada día y eso a pesar de la desvergonzada coacción de la maldita permanencia que obliga a seguir con un operador para no pagar la suculenta sanción si lo abandonas.
Es verdad que los diversos gobiernos algo han hecho para facilitar la competencia en este ámbito, pero algo raro debe ocurrir dado que es difícil encontrar empresas que tengan un mayor índice de protestas, cabreos y reclamaciones, y sigan empeñadas en no modificar sus políticas.
Contemplando el sector en general hay que destacar el elevado número de las bajas de líneas: tan solo en el mes de marzo se perdieron 312.674 líneas de telefonía móvil. Si bien este último dato es fácilmente explicable por la dureza de la crisis, el baile de operadoras solo se explica porque los usuarios no están en absoluto fidelizados a un operador y no dudan en serle infieles frente al más mínimo ahorro en la tarifa. Hasta ahora las operadoras móviles no parecen haberse planteado que es mejor tener al cliente contento que cautivo. ¿Serán políticos?