El hecho es que el secretario general de la UGT de Andalucía, habita un sencillito adosado -costó 228.384 euros el año 2.000- propiedad de la UGT que, por si fuera poco, corre con todos sus gastos, reformas incluidas. Manuel Pastrana, así se llama el agraciado sindicalista, vive gratis total del sindicato. Bueno para ser justos, gratis no del todo ya que según él mismo ha declarado “el único gasto extraordinario que tengo es el tabaco y me lo pago yo”. A la casa, sus gastos y reformas hay que añadir un coche y una visa oro, todos ellos suponemos gastos ordinarios que sufraga UGT, que a su vez pagamos entre todos los españolitos subvencionando, obligada pero copiosamente, a su sindicato.
El insigne líder obrero ya fue noticia porque el día 30 de noviembre del año pasado, mientras la UGT-Andalucía, su feudo, presentaba un ERE a 159 de sus trabajadores, tuvo el morro de gastarse a cuenta de la visa oro del sindicato 852,35 euros en una cena para veintcuatro personas –mariscos y pescadito– en un restaurante de Durban, Sudáfrica, donde se hallaba asistiendo a un Congreso alojado en el humilde Hilton Hotel -cinco estrellas-. El recatado personaje, suponemos que a raíz de estas informaciones, ha declarado pesaroso que no se presentará a la reelección, novedosa manera de dimitir.
Lo peor del caso es que llueve sobre mojado: los ERE de Andalucía, otras mariscadas, los cientos de liberados, más gastos vergonzosamente injustificables y, sobre todo, la incapacidad de nuestros sindicatos de clase para defender el empleo y atender a los parados, hacen que la sociedad no quiera seguir subvencionándoles. Si son necesarios, que lo son, serán los propios trabajadores con sus cuotas los que sufragarán sus gastos y, si con las cuotas no llegan, les ocurrirá lo que a toda organización: o adaptarse o morir.