El hecho es que Esperanza Aguirre ha hecho oír su voz. Primero desde su blog personal y luego a través de declaraciones a una emisora Espe ha dejado claro que no se ha ido de la política y que recuerda muy bien lo que desde siempre ha pensado el PP. Haciéndose eco de lo que piensan no solo los militantes populares, sino un sinfín de votantes y, sin duda, multitud de ciudadanos ha roto el mantra de los últimos gobiernos cuando aseguran que para salir de la crisis no hay otro camino que hacérnosla purgar. Aceptando que la reducción del déficit público es un imperativo necesario, la presidenta del PP de Madrid pone el dedo en la llaga cuando dice sobre este tan cacareado déficit «hasta ahora se ha intentado reducir aumentando los impuestos y la experiencia de estos meses ha demostrado que esas subidas de impuestos no han servido para incrementar los ingresos». Ante este dilema la lideresa considera que «ha llegado la hora de explorar la otra variable del déficit: la reducción de los gastos, como estaba previsto en el programa electoral del PP» y, para ello, propone «acometer una reforma radical y sin precedentes de las administraciones públicas”. Aguirre sentencia el gran error de los remedios aplicados hasta ahora cuando define su objetivo de política económica: «reducir el peso del sector público para que llegue el dinero a empresarios y familias para sacar a España de la crisis».
Sin ir más lejos hoy, el mismísimo Draghi, presidente del BCE ha lanzado un misil a nuestro Gobierno diciendo: «Los gobiernos, apremiados por la emergencia, toman el camino más fácil de subir los impuestos» y con ello consiguen «efectos contractivos». ¿Quién más tiene que decirlo?
El PP, hasta cometer el ‘error’ de ganar unas elecciones por mayoría absoluta lo tenía clarísimo, las distintas organizaciones empresariales lo han dicho por activa y por pasiva y, lo más claro, la realidad lo ha confirmado: detraer el dinero de la calle acaba con el crecimiento.
Es curioso lo que hace el poder, todos los lideres del PP en privado echan pestes de las acciones contra programa que hace el gobierno de Rajoy pero en público asienten, toleran y callan. Parecen no acordarse de lo que le pasó al PSOE de ZP que con su desastroso gobierno arrastró a la derrota a barones autonómicos y alcaldes. Las encuestas auguran que la historia se va a repetir. Rajoy va a conseguir perder votantes a mansalva y todo por hacer oídos sordos a la realidad y especialmente al programa que fruto de años de trabajo le hicieron ganar las elecciones por una goleada histórica. Parece que la única que tiene valentía para alzar su voz es Aguirre, bienvenida sea. Son cada día más los que esperan de ella que dado el desastre al que a toda velocidad nos dirigimos, de un paso al frente y lidere la salida.