Escrituras fantasmas

6ae8cd91b13d6ca348a79c7f591cfb7aEl hecho es que en un informe remitido el pasado viernes por la Agencia Tributaria al Juez Castro, a petición de éste, acerca de datos económicos de doña Cristina tales como las cuentas en las que aparece apoderada, sus bienes muebles e inmuebles, fondos de inversión, activos financieros y depósitos de la que es titular desde 2002. En el capítulo de inmuebles aparece la venta de fincas y tierras que poseía en las provincias de Alicante, Ciudad Real y Barcelona por un valor total de 1.435.603 euros entre los años 2005 y 2006. Ya el mismo viernes y a través de la Casa del Rey la Infanta negaba tajantemente estas operaciones. El fin de semana ha sido prolijo en dimes y diretes sobre el tema y, aún hoy, campa por las portadas. Así, el fiscal general del Estado pide tiempo para estudiar el informe y el Ministro Montoro, responsable de Hacienda, afirma no saber nada e incluso deja la puerta abierta a un error de los suyos. Bien no huele, pero faltan datos.

Es de esperar que en breve se aclare la cuestión dado que no estamos frente a un sainete, sino a una filtración sobre una información oficial de la Agencia Tributaria a un Juez instructor acerca de una Infanta de España. Poca coña con estas cosas. Digo esto porque, Urdangarín, Nóos y Aizoon aparte, si bien comparto la idea de que todos somos iguales ante la Ley, no todos somos iguales ante la opinión pública, y de la misma manera que muchos pretenden trasladar la repulsa sobre el comportamiento de Cristina de Borbón a la Monarquía Española, habrá que aceptar -usando este mismo criterio de los vasos comunicantes- que frente a una institución tan básica en la actual democracia española como es la Monarquía, si no somos capaces de separar personas de institución, tendremos que tener mucho más cuidado con la información, al menos dudosa, sobre estas personas. Jugar con fuego muchas veces quema.

Defensa pétrea

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El hecho es que después del mazazo, previsible por otra parte, que ha supuesto para la Casa Real la imputación de la Infanta, y a falta de que el recurso presentado por el fiscal anticorrupción, auténtico balón de oxígeno, prospere o no, el Monarca personalmente ha tomado cartas en el asunto y ha contratado a Miguel Roca como abogado defensor.

A estas alturas del partido es difícil que alguien no conozca a Miguel Roca, padre de la Constitución, y figura clave en la transición española. Políticamente procedente de la izquierda catalana anti franquista, colaboró con Jordi Pujol en la creación del movimiento nacionalista catalán y tras multitud de encontronazos con el Molt Honorable, acabó abandonando la primera linea política para montar un bufete de abogados que, ahora mismo y en la más profunda discreción, se ha convertido en uno de los más importantes de España.

La interpretación más generalizada cuando se ha dado publicidad a este encargo regio, ha sido más bien en forma de reproche: “El Rey busca abogado en el separatismo catalán”. Esta sentencia resumiría los comentarios casi unánimes de un gran número de opinadores madrileños. ¡Menuda estupidez!

Identificar a Roca Junyent con el secesionismo catalán indica dos graves ignorancias: la primera sobre quién es Roca y la segunda sobre lo que está pasando políticamente hoy en Catalunya.

Para mi, las claves de la elección son dos: Una el hecho de que entre los grandes nombres de la abogacía española, sin lugar a dudas, Roca es el personaje que más conoce, entiende y se relaciona con todas las instituciones del Estado. Sabe por tanto perfectamente cómo puede afectar cualquier hecho a los equilibrios, sin duda complejos, entre los distintos poderes de la Nación. La otra, y no menos importante, es la de contar para el ámbito penal, del que Roca no es en absoluto experto, con uno de los abogados penalistas más importantes de España, Jesús María Silva, catedrático de Derecho penal de la Universidad Pompeu Fabra, de reconocido prestigio en el ámbito jurídico.

Si a esta dualidad: conocimiento institucional y profesionalidad probada, le añadimos el trato con la prensa propio de un político de la experiencia y talante de Roca, no me cabe menos que felicitar al Rey por la elección. Es incluso probable que Urdangarin, su abogado y su experimentada capacidad de meter la pata con la prensa, hayan salido ganando.