A los requerimientos de Artur Mas pidiendo a los empresarios catalanes que se impliquen en el proceso separatista, tanto Juan Rosell, presidente de la CEOE, como Joaquim Gay de Montellà, presidente de Fomento del Trabajo, la patronal catalana, le han respondido que: zapatero a tus zapatos. El euro catalán, ‘la pela’, no sabe, no contesta.

A los empresarios no se les debe mezclar en política, su función está en crear riqueza en el marco legislativo que les afecta, de la misma manera que a los gobiernos no se les debe exigir crear puestos de trabajo sino legislar un marco regulatorio que dé seguridad jurídica y favorezca la apuesta empresarial. Si ya es difícil que el ámbito empresarial critique en publico a su gobierno, no es de extrañar que esté chitín ante una deriva de este estilo. Los mensajes se lanzan en privado y poco más.

No entiendo nada. ¿Cómo es posible que un gobernante pretenda que el mundo empresarial se politice con los riesgos económicos que ello conlleva? ¿Cuándo entenderán los políticos que la sociedad es más viva que ellos y que cuando más libre es, más avanza, más riqueza crea y, por tanto, más capacidad de gasto en políticas ellos mismos tienen? ¿Alguien me lo explica?