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Hoy se ha conocido la sentencia sobre el llamado ‘crimen de los tirantes’, cinco años para el culpable y dado los dos que lleva de prisión provisional, podría salir a la calle en junio, que sin duda ha dejado perpleja a parte de la sociedad. Víctor Laínez murió cuatro días después de recibir una fuerte paliza que le propino Rodrigo Lanza Huidobro en el bar Tocadiscos de Zaragoza la madrugada del 8 de diciembre de 2017. Según todos creíamos conocer Víctor llevaba unos tirantes con la bandera española muy llamativos y Lanza, conocido antisistema que ya fue condenado por dejar parapléjico al agente de la Guardia Urbana de Barcelona Juan José Salas, de una pedrada en el marco de los altercados registrados durante una fiesta Okupa en la Ciudad Condal, discutió con Laínez llamándole “facha, fascista, nazi” a lo que el insultado respondió “sudaca, extranjero” en alusión a su procedencia chilena. A partir de ahí parecía claro que el condenado atacó y golpeó en la cabeza a la víctima cuando estaba de espaldas y Laínez cayó al suelo desplomado, quedando inconsciente, tras lo que le dio una patada en la cara y puñetazos en la cabeza y múltiples golpes y sin más se fue del lugar dejándolo agonizando en tal estado que cuatro días después, el 12 de diciembre, falleció en la UCI del Hospital Clínico. El jurado popular no considera probada la existencia de los tirantes, ni que la muerte fuera por los golpes sino por la caída de Laínez al suelo, y por lo tanto no declara a Lanza culpable de asesinato, como pedía la fiscalía, sino de “un delito de lesiones dolosas en concurso con otro de homicidio por imprudencia grave con el atenuante de arrebato o furia leve”, condicionando legalmente la sentencia del Magistrado que ateniéndose al veredicto del jurado añade el agravante de “alevosía” por haberle atacado por la espalda sin posibilidad de defenderse y el de obrar por motivos ideológicos y le condena en la franja alta de la posible pena a cinco años
Analizada, por un profano como yo, la sentencia me indigna, pero ese sentimiento de repulsa que me produce entiendo que no debo dirigirlo al Juez, y ni siquiera a los miembros del jurado popular, sino una vez más a nuestro Código Penal, desequilibrado con respecto a las penas, y al genio al que se le ocurrió implantar el jurado popular en España.
No entiendo nada. ¿No repugna a la razón que provocar una muerte a bofetadas solo cueste cinco años de cárcel? ¿Alguien me lo explica?