Si uno escucha el discurso de Rajoy, el ‘España va bien’ de Aznar se quedará obsoleto y corto, España irá como un tiro. Recordando a Zapatero, la Champions league de la economía será nuestra y Francia e Italia nos tendrán que ver por el retrovisor. Somos los mejores. No seré yo el que eche un jarro de agua fría a los sueños de Rajoy. Nada más lejos de mi ánimo que celebrar con cava el despegue planetario de nuestra, aún hoy, renqueante economía.
Seré positivo. Sin negar los logros, ¿se imaginan ustedes cómo volaríamos si nuestro gobierno hubiera devuelto el sector público al mínimo vital necesario?
No entiendo nada. El Presidente, en el Debate del Estado de la Nación, habla con esperanza del futuro y plantea un escenario de bajada de impuestos y control del gasto público de lo cual me congratulo, pero ¿por qué desde el primer instante en que parece vencida la recesión muchas administraciones públicas se han vuelto a lanzar al gasto incrementando estructura? ¿Cómo se entiende que a mitad de legislatura sigamos con el mismo número de ayuntamientos, diputaciones y no se haya tocado para nada el Senado? ¿Es posible competir en Fórmula 1 con un camión trailer, España, cargado de empleados públicos? ¿Alguien me lo explica?