Es hecho es que muchos ‘ex’ están declarando. Inició la gira Aznar, siguió Zapatero y hoy es Guerra el que pontifica. Los famosos jarrones chinos de Felipe González siguen siendo jarrones que uno no sabe dónde poner.
La experiencia si hablamos de expresidentes es que ya Felipe inauguró el ‘meterse donde no le llaman’ al poner en sucesivas ocasiones el dedo en el ojo no solo de sus sucesores, sino de su propio partido. La entrevista de Aznar será difícilmente superable como diatriba hacia su heredero. Felipe, en su crueldad, nunca le arreó tantos golpes bajos en prime time a su sucesor y eso que se lo merecía más que Rajoy y, lo que es más importante, él no lo había puesto.
Es una lástima y poco dice de los políticos españoles la incapacidad de los ex para ser útiles a la nación a pesar de vivir suculenta y eternamente de ella. ¿Alguien se imagina a los ex en armonía y pensando en España dada su lejanía de la batalla política? Igual hasta se les ocurría como conciliar estrategias nacionales contra la crisis, ideas de como atemperar el secesionismo o incluso como evitar que la crisis urdangarínica se trague la monarquía.