En la conmemoración del 11 de septiembre, ‘la diada’, muchos parecen contentarse con el hecho evidente de que son menos los que han salido a la calle para reivindicar el mal llamado ‘derecho a decidir’ y la ‘independencia’. Me parece más importante el hecho de que son muchos, que la realidad de que sean menos. Si alguien se consuela por esto, allá él.
Probablemente la cantidad haya menguado, pero la cualidad no. Prueba de ello es que hasta el presidente de la Generalitat, primer representante del Estado en Catalunya, ha tenido la desfachatez de ir como autoridad. Si las dos máximas autoridades de Catalunya, presidente del Gobierno catalán y presidenta del Parlamento, encabecen las manifestaciones, ¿importa algo que sean algunos menos?
Es importante entender que la cosa no va de números, aunque si importan. La cosa va de realidad, de derechos y deberes. Si muchos quieren que no haya sol, ¿este no existirá? El derecho a decidir depende del sobre qué se quiere ejercitar este derecho. Yo tengo derecho a decidir sobre lo que pienso yo, no sobre lo que debes pensar tu. El sujeto de la soberanía popular son todos los españoles, no de unos cuantos.
No entiendo nada. Con el Estado ausente en Catalunya y los dirigentes políticos catalanes encabezando el desaguisado, ¿cabe pensar que, con menos manifestantes, el problema se resuelve solo? ¿Alguien me lo explica?
Claro que no se resuelve solo. Las cosas se resuelven votando. Y aunque los votos se equivoquen son soberanos. Las masas son inestables.