El hecho es que ayer el Congreso de los Diputados, mediante votación, aceptó tramitar parlamentariamente dos Iniciativas Legislativas Populares, una sobre la declaración de la fiesta de los toros como Bien de Interés Cultural y la otra, presentada por la Plataforma Afectados por la Hipoteca, sobre la dación en pago y los desahucios.
Este hecho es infrecuente, lo habitual es que el Congreso sea impermeable a este medio de petición popular, baste recordar que de más de sesenta de este tipo de iniciativas presentadas en el Congreso solo una acabó incorporada a una ley. Curiosamente la aceptación de estas iniciativas supone que el Estado resarce a la Comisión Promotora hasta una cantidad de 327.894 de euros, siempre que los gastos sean justificados.

Pienso que la presentación de una iniciativa de este tipo indica que, en muchos casos, el Parlamento no se entera de lo que pasa en la España real o que legisla a espaldas de la preocupación de sus ciudadanos. Que más de 500.000 personas bajo la verificación de la Junta Electoral Central firmen una propuesta, indica el amplio interés para la calle de la cuestión. Lo chocante es la poca efectividad de este procedimiento, ya que una vez presentada tendría que ser de tramitación vinculante, no olvidemos que está el procedimiento de enmiendas, y, como no, el nulo interés de la clase política en dar comba al ciudadano. Ojalá lo de ayer no sea fruto de un miedo repentino al que dirán, sino una manera, bien tímida por cierto, de bajar del pedestal en el que se ha situado la clase política. No solo se puede sino que se debe escuchar a la sociedad.