Probablemente la definición más indulgente del término ‘rufián’ sea “hombre vil y despreciable que vive del engaño y de la estafa”. Para entendernos un rufián es, sin más, un granuja. El diputado de ERC Gabriel Rufián, personaje del cual no pongo en duda su comportamiento y en absoluto lo correlaciono con su apellido, desveló ayer que el Secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, les había propuesto para lograr su apoyo en la investidura un “nuevo Estatuto para Catalunya” que se supone, sino para qué lo propone, que avanzaba aún más lo que el Estatuto actual les concede. No deja de ser curioso que mientras Sánchez cerraba un acuerdo con C’s intentara atraer a Rufián y los suyos con la promesa de un avance estatutario.
Tengo la sensación de que este comportamiento del líder socialista, mimetiza de alguna manera el talante de aquel Zapatero que mientras cerraba el ‘pacto antiterrorista’ con el PP, mantenía contactos con ETA. No seré yo quien califique a estos personajes, me limitaré a reprochar sus comportamientos. Gabriel Rufián es y actúa como un independentista y, por tanto nada que objetar, pero el secretario general del PSOE, el de antes y el de ahora, cuando pretender poner una vela a Dios y otra al Diablo, ¿qué tipo de comportamiento tienen?
No entiendo nada. Cuando Pedro Sánchez actúa así, ¿es comprensible que Rivera no le mande a freír puñetas? ¿Alguien me lo explica?
Son politicos,y para más INRI,demócratas españoles.Todos van contra España;eso tienen en común.