Conversación tranquila de @jmfrancas con Rafael Sánchez Saus. Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Cádiz y Rector honorario de la Universidad CEU San Pablo.
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JMF: Viendo la actualidad española ¿Algo de la historia medieval de España te da envidia?
RSS: En cualquier momento del pasado hay motivos para aprender. De aquellos siglos, y no sólo en España, sería envidiable aprender el sentido trascendente y la conciencia de limitación del hombre, de humildad, a que da lugar.
JMF: ¿Hemos perdido el sentido trascendente?
RSS: Creo que en nuestra civilización se ha erosionado de manera ya general. La sociedad y la gente toma sus decisiones al margen de la existencia o no de Dios. Creo que esto es patente, incluso en personas que se creen o dicen ser religiosas. La religión como tal ocupa un lugar poco importante, incluso nulo, en la vida de la mayoría.
JMF: Muchos alegaran que ya era hora, que antes en nombre de Dios se hicieron salvajadas… ¿fue así?
RSS: Los salvajes hacen salvajadas en toda circunstancia y en nombre de lo más sagrado. Nuestro tiempo no puede dar muchas lecciones al pasado. Hemos dejado atrás el siglo más violento y cruel que se recuerda desde los asirios. Y el nuestro ha consagrado actitudes y comportamientos que hubieran horrorizado a los mayores criminales del pasado. El desprecio a la vida humana, la desvalorización que se está instalando, no tiene precedentes en ninguna edad, a no ser que regresemos a tiempos precristianos.
JMF: ¿Es el ‘Dios ha muerto’ de Nietzsche?
RSS: Así lo creo. Cada vez es más patente que la «muerte» de Dios anuncia el regreso a la barbarie y la destrucción del hombre tal como se ha entendido desde hace siglos, el hombre que hace posible nuestra civilización y la expande hasta hacer de ella la primera universal. Nietzsche se limitó a dar cuenta de algo que observó agudamente, pero al anunciarlo precipitó las consecuencias.
JMF: No creo que haya muerto pero si fuera así, que haya muerto para la sociedad, ¿no habría que resucitarlo?
RSS: Dios, incluso más precisamente Cristo es el Señor de la Historia. Los cristianos podemos y debemos confiar. Otra cosa es que nos preguntemos continuamente por el «cómo será esto». Esa fue la pregunta de María y hacérsela no constituye ninguna desconfianza o falta de fe. El problema para nosotros está en que, siguiendo el símil de María, luego hay que decir «sí» a lo que se nos pide. Y ahí nos faltan las fuerzas porque, efectivamente, falta fe.
JMF: ¿Cómo influyó Dios en la edad media?
RSS: Es difícil y muy fácil responder a eso. Dios ocupa el centro absoluto en ese tiempo histórico, dando carácter pleno a cada civilización que podemos considerar medieval. Estas serían tres: la llamada bizantina, la islámica y la occidental o cristiandad latina. Naturalmente, del concepto de Dios que cada una acoge (básicamente el mismo en dos de ellas, pero con diferencias en la forma de entender la sociedad resultante) marca decisivamente sus realidades sociales, políticas y culturales, y su evolución posterior.
JMF: Los Reyes Católicos, por ejemplo, ¿se pueden entender sin Dios?
RSS: De ninguna manera porque todo su proyecto político estaba vinculado a la idea de que la sociedad sobre la que reinaban debía ser una sociedad cristiana que realizara el designio de Dios sobre ella en cada momento. Por eso su enorme preocupación por la Iglesia y la necesidad de su reforma, sobre todo en Isabel, que es en quien esa idea está más marcada. Sin embargo, no eran para nada «beatos», en el sentido que hoy tiene esa palabra, y sabían poner en su sitio a los clérigos cuando entendían que hacía falta, incluso al Papa.
JMF: No eran ‘beatos’ pero ella bien pronto puede ser Santa en sentido estricto ¿no?
RSS: Si no lo es ya es porque su caso ha sido analizado, desde la propia Iglesia, más desde consideraciones políticas que religiosas. Y me temo que, si no lo es ya, no lo será nunca o tardará mucho en serlo a la vista de la evolución de la propia Iglesia en estos años. Si los argumentos que se han usado en su contra se hubieran utilizado en otros casos, no habría un sólo monarca canonizado. Y, como sabemos, han sido muchos. Así que estamos ante un caso de discriminación patente. Algo en lo que deberían intervenir nuestras feministas, si se permite la broma…
JMF: Pienso que nuestras ‘feministas’ ya han intervenido acomplejando a alguno que, como en tantos otros temas, ha escurrido el bulto… ¿Cuáles son, para ti, los grandes personajes del medievo español?
RSS: De los primeros siglos, sin duda san Isidoro de Sevilla, uno de los grandes de la Edad Media en toda Europa, no sólo en España. Luego nos encontramos con otros muchos personajes, aunque de alcance menos universal como consecuencia de la relativa marginalidad de España en aquel tiempo, tierra de frontera frente al Islam y alejada del núcleo que conforma la civilización medieval. El abad Oliba escaparía de ese condicionamiento y merece un puesto en la historia de España que pocas veces se le otorga. Santo Domingo de Guzmán es otro gran personaje de altura universal por las consecuencias de su acción y misión. Entre los monarcas, hubo muchos grandes reyes: Sancho III el Mayor de Pamplona -algo así como el genearca de todos los reyes, de todas las dinastías, habidos en España-; Alfonso VI de León y Castilla-a pesar de la leyenda negra que le acompaña por sus conflictos con el Cid, otro de los grandes-, Alfonso VIII, que fue un grandísimo de su tiempo, casado con una hija de Leonor de Aquitania, y que contribuyó mucho a la total inclusión de Castilla en el panorama europeo además de hacer frente al terrible azote almohade y vencer en Las Navas; Fernando III el Santo por razones de todos conocidas; Jaime I de Aragón, de fascinante personalidad, ejemplo de rey medieval; el grandísimo Alfonso X el Sabio, que merecía el Imperio que se le negó, etc… Los Reyes Católicos, juntos y cada uno por sí, serían grandes personajes de la Historia universal si España tuviera más reconocimiento fuera: es difícil encontrar reinados tan llenos de realizaciones, tan exitosos en ningún país. Bueno, ahí hay ya una buena gavilla, pero podríamos seguir… Ah, y si consideramos, como debe ser considerada, la historia de al-Andalus, aunque sea propia de otra civilización, no podríamos olvidar a Abd al-Rahmán III, uno de los monarcas más poderosos de su tiempo y califa, así como a Averroes, éste por otro tipo de méritos obviamente.
JMF: ¿Quién fue San Isidoro de Sevilla para Europa?
RSS: En tiempos de gran decadencia cultural, de casi completa descomposición del legado no sólo clásico, también del cristiano de los primeros siglos, y de simple olvido de tantos autores y obras, fue el gran recopilador de ese legado y de esos saberes, naturalmente al nivel que era posible ya en su época y con un carácter más enciclopédico que creativo. Sus «Etimologías», a juzgar por el número de copias que existen, fue el principal libro de consulta de los sabios e intelectuales europeos hasta bien entrado el siglo XII, y siguió siendo influyente mucho más tiempo. Además, fue responsable máximo del despliegue cultural de la España del siglo VII, un periodo muy brillante y poco valorado por los españoles. El reino visigodo, bajo su inspiración, fue con diferencia el más desarrollado en todos los aspectos institucionales, políticos, ideológicos, religiosos y culturales de todos los europeos de entonces. Gracias a él, y a su trabajo como historiador, sabemos de lo avanzado que ya entonces estaba el reconocimiento de esa realidad geográfica, histórica y cultural que llamamos España, que abarcaba toda la Península. En fin, un personaje de inmensa importancia y gran reconocimiento durante siglos.
JMF: Y además fue Santo, ¿por qué?
RSS: Supongo que porque no le aplicaron las exigencias que a Isabel la Católica…
JMF: Pero, ¿qué hizo para merecer serlo?
RSS: Bromas aparte, fue un gran hombre de Iglesia y persona de vida santa, como se refleja en lo que sabemos de su muerte. Sólo su trabajo como verdadero creador de la llamada liturgia mozárabe, de una belleza y de un valor teológico y cultural inmensos, le hubiera ganado esa consideración en cualquier época.
JMF: Y el Abad Oliva, ¿quién fue?
RSS: El abad Oliva u Oliba, como se prefiere hoy, fue un eclesiástico catalán, abad de Ripoll, que tuvo una gran influencia en la Cataluña de las primeras décadas del siglo XI, un tiempo fundamental en su configuración histórica. Pero es que, además, tuvo mucho protagonismo en los grandes movimientos espirituales y sociales de su época, como el de la paz de Dios, decisivo para el encauzamiento del feudalismo, o en las relaciones culturales del conjunto de España con Europa, facilitando el contacto en ese nivel entre musulmanes y cristianos.
JMF: ¿Algún momento de nuestra edad media que recomendarías conocer a los políticos y ciudadanos de la España de hoy?
RSS: Pues querría ser más optimista, pero me parece que sería muy útil que la gente conociera las circunstancias que hicieron posible la destrucción de la España visigoda, de manera totalmente impensable unos pocos años o meses antes, en 711. Hay libros estupendos al respecto y me permito recomendar el de Luis García Moreno, de la Real Academia de la Historia, titulado «España, 702-719. La conquista musulmana”.
JMF: ¿Lo dices por Marruecos?
RSS: No lo digo tanto por un peligro exterior, cuanto por la dinámica de descomposición política, social e institucional en que estamos enfangados. Lo demás es consecuencia.
JMF: Mil gracias Rafael, un abrazo y hasta pronto.
RSS: Hasta pronto, y gracias.
Buenos días don Josep María:
Esta nueva entrevista que ha realizado da en el clavo: el sentido de la trascendencia. Y por citar a Chesterton: Cuando se pierde lo sobrenatural, nos quedamos con lo antinatural. Creo que esta es la principal cuestión de este invierno del descontento en el que llevamos instalados los últimos veinte años, aprox. Recuerdo hace unas semanas en las que don Julio Ariza puso en su telegram un mensaje de un empresario francés que aseguraba que, desde el fin de la segunda guerra mundial hasta finales de los 90, el coeficiente intelectual de la población había aumentado; pero que en los últimos veinte años, había disminuido de forma considerable. A peor educación, menor trabajo para nuestro cerebro y por lo tanto, peores seremos. El conocimiento es lo único que hace posible que tomemos conciencia de esa trascendencia. Pero si se educa a las personas en que el pensamiento y la reflexión son cosas arduas y pesadas, nadie hará ningún esfuerzo por ser mejor. Siendo mejores, exigiéndonos más a nosotros mismos cada día, es un posible camino a esa trascendencia.
Dios no muere
Muere el ser humano que olvida que su dignidad procede de él