Cuatro eran los aspirantes para competir con la secretaria general en el PSOE en búsqueda desaforada de avales. El primer asalto consistía en conseguir un mínimo, cerca de 9.900 avales, y esta obligación ya ha echado de la carrera a uno de los aspirantes, Alberto Sotillos. ¿Cuál ha sido el secreto para conseguir avales? Muy fácil: gozar de apoyos del llamado aparato del partido. De hecho si algo se ha visualizado con los avales presentados es quién tiene apoyos en los barones socialistas, seguimos en lo de siempre. Si bien quedan tres, la lucha será entre dos. Pedro Sánchez ha gozado del apoyo de Susana Díaz, la que declaró total neutralidad, y esto le ha bastado para arrasar, Eduardo Madina gozaba del apoyo de Rubalcaba, ya poco efectivo, ha conseguido firmas del PSOE catalán, muy herido ahora, de Asturias, Cantabria y Extremadura. Por avales gana Sánchez pero ¿qué pasara el día 13 con los votos?
No entiendo nada. En el PSOE de toda la vida, aquel en que el que se movía no salía en la foto, ganar en avales era ganar en votos pero, en este PSOE en que cada uno va por libre, ¿votarán igual los militantes en voto secreto que cuando su aval firmado y sellado ha sido supervisado y contabilizado por sus mandos internos? Ninguno de los candidatos se presenta como ligado al aparato, ¿será en estos momentos de tufillo de la clase política una losa el aparecer como ligado a las estructuras oficialistas? Lo todopoderosa federación andaluza, y con ella la de su lideresa, era hasta ahora la clave para cualquier victoria interna en el PSOE, ¿es plausible que el síndrome ‘podemos’ haga que lo que era el gran apoyo sea ahora un hándicap insuperable? ¿Alguien me lo explica?