Hoy, a pesar de Otegui, mi protagonista es Sánchez. Desesperado por mejorar su trabajo, la condición de secretario general del PSOE le exige resultados que no tuvo, rechazó la oferta del PP y pensó que podría encandilar a los nuevos ‘emprendedores políticos’, Podemos y Ciudadanos. El PP, de hecho, le ofrecía el puesto de vicepresidente de la empresa pero él, crecido por su ego, aspiraba a ser la cabeza de un gobierno del cambio. Hoy se examina para ocupar el cargo y, la verdad, es que de los muchos miembros del tribunal, solo cuenta con el apoyo de un peso pesado y eso no basta. Sánchez, para ganar la plaza, necesita una pareja para que, junto con él, alcanzar el trio que le da el gobierno.
¿Qué alternativa le queda? Explorada la vía de ser la estrella, el protagonista, con resultado fallido, si su ego se lo permite y con la cabeza gacha, puede volver al que le lanzó la primera oferta. De perdidos al rio. Pienso que de la misma manera que en la ‘Mesa’ del Congreso, por mediación de Ciudadanos, el PP y el PSOE llegaron a un acuerdo, en el gobierno puede, debe mejor, ocurrir lo mismo. PP y PSOE, gracias a Ciudadanos, a la UE, al sentido común y al interés político, están condenados a entenderse.
No entiendo nada. Después del juego de egos de Rajoy y Sánchez y dados los resultados electorales, ¿es posible un gobierno presidido por Rivera que sume PP y PSOE? ¿Alguien me lo explica?