Conversación tranquila de @jmfrancas con Paco Castañares (@PacoCastanares). Presidente de la Asociación Extremeña de Empresas Forestales y Presidente de Amigos de Monfragüe.
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JMF: Qué es ‘Amigos de Monfragüe?
PC: Una Asociación creada hace ahora un año para defender el Parque Nacional y la Reserva de La Biosfera de Monfragüe de las agresiones de Iberdrola (vaciado ilegal del embalse de Alcántara, cuando los aprovechamientos hidroeléctricos están prohibidos por la Ley de Parques Nacionales, ante la pasividad y el silencio cómplice de la Junta de Extremadura) Nació para esto. Ahora ya es mucho más amplio su campo de acción en defensa de un modelo de desarrollo sostenible que integre a las gentes de Monfragüe, en lugar de excluirlas y expulsarlas de un territorio que llevan ocupando y aprovechando de manera sostenible durante 10.000 años, como lo prueban las pinturas rupestres que llenan multitud de abrigos en toda la zona.
JMF: ¿Quién expulsa a las gentes?
PC: La Junta de Extremadura y el Organismo Autónomo de Parques Nacionales. Han prohibido todas las actividades agrícolas, ganaderas, forestales y cinegéticas que nuestros antepasados han desarrollado allí durante 10 milenios. Fueron precisamente esas actividades las que modelaron el paisaje que en tan bien estado de conservación llegó a nuestros días, lo que motivó su declaración como Parque Nacional y Reserva de La Biosfera.
JMF: ¿Qué razones tienen para hacer eso?
PC: Objetivas ninguna. Es la imposición de un modelo urbanita que cree que los bosques son un decorado que hay que mantener sin tocar ni gestionar para que la selfie del domingo salga bonita en el Salto del Gitano o la Umbría de Las Corchuelas… Pero eso ya se ha demostrado que no puede ser así. Un bosque que no se gestiona acaba quemándose. ¿Por qué? Porque la vegetación crece cada año (entre 2 y 4 Toneladas por hectárea), se acumula, se multiplica exponencialmente, se seca y acaba quemándose cuando una fuente de calor intensa la incendia. Entonces se acabó todo. Es lo que ha ocurrido en la Sierra de La Culebra este verano y en la parte oriental del mismo Monfragüe también. Es la consecuencia del abandono del medio rural y de la falta de gestión por parte de las administraciones públicas. Ambas cosas se dan en Monfragüe. El medio urbano impone su dictadura al medio rural. Permiten que vivamos aquí, pero con sus reglas. Y sus reglas acaban matando al medio rural.
JMF: ¿Eso explica que este año arda el monte más que nunca?
PC: Eso lo explica. Es la consecuencia de décadas sin gestión de nuestros bosques. El origen del problema hay que situarlo en el éxodo rural que se produjo en los años sesenta del pasado siglo. Hasta entonces, millones de personas vivían en el campo. No en los pueblos, en el campo. Allí cocinaban sus desayunos, comidas y cenas con leñas procedentes de los montes durante 365 días al año. Calentaban sus casas con leñas y brasas procedentes también de las zonas boscosas durante cuatro meses al año. Pero además, abrían zonas al bosque para sembrarlas como huertos y obtener alimentos para autoconsumo. Y además, abrían más espacios a los montes para sembrar cereal y tener pienso para su ganado en épocas de escasez (finales de verano y principios de otoño). Con el ganado pastoreaban los espacios abiertos y las zonas boscosas. Cuando había zonas en las que se acumulaba el combustible forestal (la vegetación sobrante), las quemaban con fuegos de baja intensidad en otoño para que su ganado aprovechara los brotes tiernos de la primavera. Los montes estaban cuidados, gestionados, vividos por millones de personas. Los bosques apenas sufrían incendios incontrolados y cuando los había, la gente que vivía en ellos los apagaba con facilidad. Ahora, con los campos sin gente, y cada vez menos porque las administraciones se empeñan en expulsar a los pocos que quedan, el matorral lo ocupa todo. No hay espacios abiertos donde plantar cara al fuego. Y las zonas de bosques densos son auténticos polvorines listos para arder en incendios que será imposible parar.
JMF: ¿Es reversible ese éxodo y el consiguiente abandono del campo?
PC: No. No es reversible, más allá de algunos bohemios que hartos de la ciudad quieran volver al campo. La gente se marcho porque la vida en el campo es muy sacrificada, muy esclava. Si tienes ganado, como cabras por ejemplo (yo soy hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de cabreros), hay que ordeñarlas todos los días a tarde y mañana. Hay que echar los chivos para que sus madres los amamanten y luego recogerlos. Al terminar, por la mañana, hay que coger el morral con la comida y el agua, salir todo el día a pastorearlas, regresando a la puesta del sol para volver a echar los chivos, amamantarlos, recogerlos y ordeñar la leche sobrante. El resto de la familia tiene que hacer el queso, cultivar la tierra y mantener el resto del ganado. No hay horas libres, ni fines de semana, ni vacaciones. Además, los precios de los productos agrarios y ganaderos son irrisorios y están casi siempre por debajo del coste de producción. Por eso se fue la gente a la ciudad (Madrid, Cataluña, Pais Vasco, Alemania), como ahora vienen los subsaharianos a saltar las vallas de Melilla o Ceuta y arrojarse al mar en pateras para buscar la tierra prometida. Así se fueron nuestros antepasados y sus descendientes ya no van a volver. ¿Si aquellas gentes rudas y sacrificadas no pudieron aguantarlo, van a hacerlo ahora los modernos urbanitas hastiados de la gran ciudad? El hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de cabreros he dice que no. Eso ya es irreversible.
JMF: ¿Qué solución tiene entonces?
PC: La solución está en gestionar los montes buscando un escenario parecido al que nuestros antepasados crearon. Reducir vegetación sobrante del interior de los montes densos y abrir espacios adehesados para que los herbívoros salvajes pasten y los mantengan más tiempo sin matorralizar, como antes hacia el ganado. Si abrimos espacios al monte y reducimos combustible forestal de su interior, de manera tal que nunca haya más de 10 toneladas por hectárea de combustible disponible para arder, evitaremos los grandes incendios. Si los hay, que los habrá porque forman parte del clima mediterráneo que hay en esta parte del planeta, serán de baja intensidad, como lo eran hace 60 años y los medios de extinción podrán controlarlos sin dificultad. La responsabilidad de todo esto está en manos de la administración pública, el Estado y las Comunidades Autónomas. La solución ideal es el aprovechamiento de la vegetación sobrante para usos energéticos. Con ella podemos producir biogás, biomasa térmica para calefacción y agua caliente sanitaria y electricidad. Los montes españoles tienen 27,7 millones de hectáreas, de la cuales 18,8 están arboladas. A dos toneladas por hectárea y año tendríamos algo más de 35 millones de toneladas de biomasa forestal, que equivaldrían a 14 millones de toneladas equivalentes de petróleo… o lo que es lo mismo, 105 millones de barriles de petróleo al año. España consume 500 millones de barriles de petróleo al año. Estamos hablando por tanto del 20% de nuestro consumo anual de petróleo. No es ninguna tontería. Y además no es ninguna tontería que serviría para evitar los grandes incendios forestales que sufrimos en la actualidad. No se lo que tardarán en darse cuenta, pero tarde o temprano serán conscientes y reaccionarán. Espero que no sea demasiado tarde.
JMF: Hay quien dice que se dan cuenta pero no quieren por el ‘dogma climático’, aquel que califica al hombre no como parte clave del ecosistema sino como destructor del mismo. Frente a una visión así, ¿qué podéis hacer?
PC: Demostrarles cuán equivocados están y hacerlo de la única manera posible, que es explicándolo y convenciendo a la gente. Cuando la gente nos entienda y sepa lo que está pasando exigirán medidas drásticas a los responsables políticos que, entonces sí, no van a tener más remedio que reaccionar. El cambio climático existe y se manifiesta alargando los periodos de sequías y multiplicando las olas de calor. Es decir, desde el punto de vista de los incendios, alarga el periodo en que estos pueden producirse y también crea condiciones de sequía y falta de humedad en zonas del planeta en las que nunca habían existido incendios. Ahora es un problema global, que golpea a todos los rincones del planeta. Pero frente al problema de los incendios está la solución de la gestión, la reducción del combustible para evitar los grandes incendios catastróficos. Hace cien o doscientos años, con cantidades de combustible forestal acumulado en los montes similares a las que ahora tenemos, y sin cambio climático, habrían tejido incendios iguales de destructivos. “A sensu contrario”, ahora con cambio climático y menos de 10 Tm/ha de combustible disponible para arder, que eran las que como mucho había antes del despoblamiento rural, los incendios serían fácilmente controlables por los medios de extinción. Por poner otro ejemplo para que se nos entienda, las lluvias torrenciales y las grandes inundaciones son también consecuencia del cambio climático, pero contra ellas no podemos hacer nada. Contra los incendios sí, reducir y gestionar el combustible, que además es energía renovable que podemos aprovechar.
JMF: ¿No todo es el cambio climático entonces?
PC: Por supuesto que no. Existe, es indudable, pero el problema de los incendios forestales es de gestión. Y con una gestión adecuada puede solucionarse. Quienes echan en exclusiva la culpa de los incendios al cambio climático lo que pretenden, en realidad, es quitarse “el mochuelo” de la culpa de sus responsabilidades políticas. Y lo que nos están diciendo, en suma, es que el problema no tiene solución. Pues sí, la tiene. Es bastante sencilla y además nos daría independencia energética de la Rusia de Putin y de los países del golfo pérsico. Un 20% de la energía que consumimos podría extraerse perfectamente del bosque. Y además, evitaríamos los grandes incendios destructivos. ¿Dónde está el problema?
JMF: ¿Sigue habiendo incendios provocados por razones económicas?
PC: El 14/15% de los incendios son provocados, el 20% se deben a causas naturales. El resto son negligencias o accidentes. Eso dicen las estadísticas anuales. ¿Hay gente que prende el monte con intención de hacer daño? La hay, pero no tanta como se cree. Ese es otro parapeto tras el que se esconden los responsables de la mala gestión forestal. Si usted tiene el monte bien gestionado y no hay más de 10 Tm/hectárea de combustible disponible para arder, el monte no arderá, ni por el cambio climático, ni porque alguien lo prenda con toda la mala leche del mundo. Se quemará una pequeña superficie, pero no hará daño. Al contrario sus resultados finales serán beneficiosos. Por tanto, si alguien prende porque quiere hacer daño, dejará de hacerlo porque no va a conseguir hacer daño en un bosque bien gestionado.
JMF: Me has dicho que la gente puede obligar a los políticos a reaccionar. ¿Ves este hecho cercano?
PC: Si las cosas siguen como van, sí. La gente está indignada con lo que está pasando y, por primera vez, desde que el problema se empieza a generalizar, veo a la gente reaccionar. El problema interesa a la gente, nos escucha, y es tal su dimensión que los grandes medios de comunicación se hacen eco y, por primera vez, tiran de expertos para entender el problema. Sí. Creo que hoy estamos más cerca de conseguirlo que hace solo unos meses. Algunos llevamos años, muchos años, explicando esto, pero nunca con tanto eco como ahora.
JMF: Mil gracias Paco, persevera en tu esfuerzo. Un abrazo y cuando quieras conversamos otra vez. No hay derecho a no hacer nada.
PC: Muchas gracias a ti. Ha sido un placer. Un abrazo!
Muy buena entrevista.
Enhorabuena.
El problema de los incendios en nuestros montes es efectivamente causado en buena medida por la abundancia de pastos secos y maleza al no haber ganado como había antes ni labores humanas tales como el saneado de ramas de alcornoques, encinas y otros arboles para leña y/o elaboración de carbón vegetal (el llamado picón).
En Galicia y otras regiones, los antiguos senderos que comunicaban las aldeas, por los que transitaban los ganados, las gentes y las caballerías (caminos de herradura y sendas) están actualmente cubiertos de maleza y pastos que nadie limpia, los antiguos manantiales que discurren junto a raíces de robles y arroyuelos en los que aún se ven nutrias, de los que las gentes de las aldeas cogían el agua, a penas se encuentran, escondidos tras zarzales y malezas. Los molinos de rio dejaron de moler trigo y centeno hace mucho tiempo y con ellos se marcharon también las nidadas de gorriones y pajarillos de todo tipo atraídos por el sustento de los granos que caían de los sacos que portaban las caballerías camino del molino y de las eras en la trilla de las cosechas. Eran una multitud de aves pequeñas que ayudaban también a minimizar las plagas de insectos, etc… A penas se escuchan hoy los trinos de tantos pajarillos en esas aldeas… ¿Y qué queda aún a salvo tras los incendios de los fascinantes y vírgenes montes lucenses de O Caurel, Louzara y otras comarcas, que aún albergan especies como el oso…?
Los gobiernos estatal y regionales ni realizan cortafuegos adecuados y suficientes ni «obligan a los propietarios de fincas y minifundios a tener el monte limpio de maleza» lo que además daría empleo. Esos propietarios que en muchos casos ni residen en esas zonas, no se preocupan de ello ni son conscientes del peligro de tener los terrenos así de descuidados y abandonados. Este es el mal que aqueja hoy a nuestros montes y zonas rurales y hace que esos incendios sean incontrolables y causen un daño tan enorme. En cuanto al incendio de Miravete y Montfragüe (Cáceres) habría que preguntarse también: ¿porqué repoblaron tantos montes de eucalipto (al igual que también han hecho en muchísimos montes de Galicia y otras zonas), un árbol que no había allí antaño, que empobrece el suelo y arde colmo la tea al mas mínimo incendio.
https://www.hoy.es/20071112/regional/extremadura-pierde-eucaliptos-decadas-20071112.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F
A eso se le suma como he dicho antes; la dejadez de la limpieza del monte de pastos secos y maleza y la insuficiencia de cortafuegos adecuados. Es una vergüenza que no haya unos políticos en España con sentido común, sensatez y mínimo conocimiento de estas cosas que escuchen a quienes entienden y adopten medidas contundentes y eficientes al respecto porque ello es urgente.
Nos encontramos ante un problema estructural desde hace años hemos abandonado el campo para pasar a gobernarlo desde la ciudad. Ahora ante un contexto de emergencia climática el problema de los incendios se ha agravado.
Es importante adoptar modelos de gestión forestal adecuados a cada entorno. No se trata sólo de conservar nuestros paisajes como simples decorados si no que nuestros bosques mantengan sus funciones (económica, ecológica y social).
Invertir en gestión forestal significa invertir en bienestar.
La Agricultura y Ganadería Extremeñas en 2001.
Capitulo 11: Los Eucaliptales en Extremadura.
José Luís del Pozo Barrón & Juan Miguel Bermejo Pinar
https://www.unex.es/conoce-la-uex/centros/eia/archivos/iag/2001/2001_11%20Los%20eucaliptales%20en%20Extremadura.pdf