Hoy empieza el segundo acto en la obra de teatro que tiene como objetivo conseguir la aprobación ciudadana de un gobierno de amplio color político, en el que no esté nadie de Podemos.

El primer acto acabó el viernes y lo precipitó la apuesta de Pablo Iglesias que, de perdidos al rio, quiso ser otra vez la sal de todas las salsas. En su intento de machacar al PSOE, le hizo el cartapacio de gobierno mientras Sánchez estaba con el Rey. Jugada maestra para faltar al respeto al que llamas colega y que visualiza una vez más la mala pasta de la que los de Iglesias están hechos.

Rajoy, no tiene apoyos, y Sánchez, si no los consigue, van a ser los primeros sacrificados. Rajoy, por voluntad propia, y Sánchez, obligado, van a dejar paso a un personaje con pedigrí que, bajo programa concreto y con un ejecutivo amplio, deberá llevar España a una nueva etapa en los próximos dos años con el fin de superar en tiempo los 18 meses que se han dado los secesionistas catalanes para resolver los graves temas que afectan ahora a España: salida de la crisis, cuestión territorial y desenmascarar a Podemos.

No entiendo nada. Si al final como parece el gobierno tendrá políticos del PP, PSOE y Ciudadanos, ¿no era más fácil que ya de entrada los tres se hubieran puesto de acuerdo? ¿Alguien me lo explica?