El hecho es que la familia del expresidente de Gobierno, José Luis Rodriguez Zapatero, según informa elplural.com, se ha trasladado a una casa individual en una urbanización de Aravaca en régimen de alquiler con opción a compra por la que paga 3.000 euros al mes.

Los últimos días la mayoría de medios de comunicación, especialmente los digitales, habían informado de la compra por parte del ‘ex’ de un lujoso chalet cerca de Madrid por un valor que superaba el millón de euros.

Lo que ha diferenciado a El Plural de la mayoría de medios de comunicación ha sido simplemente llamar a la oficina del expresidente Zapatero para una cosa tan ordinaria en la profesión periodística como es el contrastar la noticia. La ventaja de la llamada de confirmación al interesado es que, como cabe perfectamente que el objetivo de ZP sea la compra y de momento lo disfraza como un alquiler con derecho a ella, la intoxicación provendría no del trabajo periodístico mal hecho, sino del engaño por parte del protagonista preguntado.

Es notorio, basta ver el último resultado electoral, que muchísimos españoles -incluso socialistas- acabaron del bambínico personaje hasta la coronilla, y que a él le achacan parte de la crisis económica que aún hoy nos tiene tiesos; pero de ahí a aceptar cualquier información que contribuya a seguir vapuleando al personaje dista un mundo, que coincide con la capacidad de manipulación y la falta de profesionalidad muy presente hoy en día en medios de comunicación. Para hacer de periodista hay que saber hablar o escribir, saber de lo que se habla, contrastar las informaciones y, sobre todo y dado que uno no sabe de todo, preguntar a los que saben. Lo contrario, afecte o no a Zapatero, es como mínimo falta de profesionalidad y eso no tiene ninguna justificación. Así no se vale.