Me dice Pol Victoria, de la Escuela Austriaca de Economía y autor de ‘El Manifiesto Austrolibertario’


Me preguntan, como economista que soy, cuál es la política económica que yo recomendaría para España, un país que se está hundiendo en la pobreza de manera acelerada desde la gestión política de la crisis del Coronavirus. Y no es el único en esta situación. Me podrían preguntar lo mismo sobre la gran mayoría de países del mundo hoy día.

Pero yo soy austriaco, esto es, de la Escuela Austriaca de Economía, y para nosotros este tema es muy sencillo, tan sencillo que ningún político lo quiere aplicar. Pues, de aplicarse, ¿qué función le quedaría al político?, cómo justificaría su sueldo?, ¿su mera existencia? El político tiene que hacer políticas monetarias, políticas fiscales, políticas económicas, creer que está él a cargo del manejo del bienestar de la población, y así es como justifica su sueldo y su puesto. Hacer creer a la gente que él es necesario para el pueblo.

Casi nadie se da cuenta que quitarlo del sueldo y del puesto es la única política que necesita tu país. Eliminar todo control sobre la economía, toda burocracia y legislación. Quitar todo ordenamiento y regulación. Dejar a la gente libre, dejar a la gente en paz.

Una sociedad que se auto-ordena es una sociedad próspera en tiempos normales. Y cuando vienen tiempos duros que atacan la prosperidad, es una sociedad que sabe reaccionar más rápido y más eficientemente que aquella dirigida por el político. Es el individuo, es la familia, es la asociación, es la empresa, es la comunidad, la que se ajusta a las nuevas circunstancias y creativamente produce soluciones a la crisis económica, o a la crisis pandémica o sanitaria. Es la libre interacción entre las personas y entre las instituciones naturales la que produce las mejores respuestas, esas que no sabe producir el Estado desde su centralismo, desde sus alturas, desde su distanciamiento e ignorancia de la realidad real que vive el pueblo allá abajo.

¿Mi recomendación como economista austriaco? Liberen al pueblo de sus cadenas. Eliminen las políticas económicas desde el Estado. Que la política económica sea «la no existencia de política económica». Dejen a la gente auto-organizarse de forma creativa, natural y espontánea, y entonces tanto la crisis de salud cómo la crisis económica tendrán un mejor remedio para todos.


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