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Vientres de alquiler: esclavitud maternal

No podemos mirar para otro lado, ni poner tierra por medio ante la esclavitud maternal. Ya está bien de disfrazar el hecho con el eufemismo hipócrita de «maternidad subrogada», donde se victimiza al cliente. O hacerlo de manera  más impersonal y suave «vientre de alquiler».

La prostitución es esclavitud sexual y el alquiler de úteros esclavitud maternal. Ambas cosifican a la mujer. Sí, a la mujer, no a la «progenitora gestante» o «persona menstruante». A la mujer.

Si la esclavitud sexual es inhumana, a la maternal ya no sé qué nombre ponerle. Ambas afectan a las mujeres pobres, por lo que se convierte en un problema social mucho más grave.

Y no, no estamos hablando de la edad de la cliente o el cliente, estamos hablando de personas que se venden a sí mismas por un rato o mujeres que venden a sus propios hijos. Una mujer no es un horno, no se puede comerciar con la vida de las personas y la criatura que se forma en el vientre de una mujer, es una vida. La mujer que gesta ese embrión de vida, es su madre.  Quien compra un niño no es ni su madre, ni su padre.

 Repugna escuchar lo de «nueva maternidad» da igual de quién.  ¿Qué maternidad?, ¿ una mentira repetida muchas veces, se convierte en verdad?, ¿de nuevo le pondremos traje al emperador cuando hablemos de esclavitud sexual maternal o de aborto?.

 Esto no es un hecho controvertido, el único hecho es que hay mujeres muy pobres que se someten a una experiencia más que traumática para que alguna persona disfrute de su hijo.

 Un hijo no es un juguete, existen muchas fundaciones o misiones donde pueden cuidar de los niños y lo necesitan mucho.

 Basta de ambigüedades, no es la edad lo que importa. Es el hecho de arrancar del seno de una mujer a su hijo. ¿ Libertad para establecer una relación de compraventa con la vida de un ser humano?,  ¿libertad de la madre?, ¿ del cliente?. Muy liberal, muy edulcorado. Pero deberíamos preguntarnos en qué terrible momento de la vida de una mujer sucede esa transacción y quién se aprovecha de este negocio para hacer su agosto.

 Desde AMPI ( Asociación de Mujeres por la Igualdad) expresamos  nuestro más rotundo rechazo hacia esa práctica inhumana que socava en su raíz la dignidad de la mujer.

María José Ibáñez Rodríguez, portavoz de Asociación de Mujeres Por la Igualdad (@AMPI_igualdad)