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Día del padre

Hombre, papá, papi, padre, espermatozoide, barba… Palabras hoy políticamente incorrectas.
Este último 19 se incendiaron las redes como nunca para felicitar a esas «personas especiales», originariamente llamadas padres.

Espero que no me detengan por a saber qué delito de odio, aunque el hecho de ser mujer me pueda eximir más fácilmente de la culpa.
La demencial demonización de todo lo masculino es inversamente proporcional a la deificación de todo lo hembrista, que no femenino.

Hembristas y machistas se han inventado un nuevo código lingüístico, con el que intentan transformar el pensamiento de los más incautos, para poder así hacer propaganda ideológica, desde el poder político y económico, del «neofeminismo».

Qué miedo dan esas palabras que comienzan con «neo» lo que sea. Su significado real es: lo mismo de antes, pero más. O sea, ultra: ultrafeminismo, ultracorrección, ultraintolerante.

Este artículo va dedicado a todos esos ultraprogres, progras y progros que admiten esclavitud maternal como verdadera mater-paternidad. Alquilar el útero de una mujer pobre va más allá de cualquier distopía de serie cutre de terror.
También quiero hablarles a todos los ultrafeministas que hacen de la adopción un negocio sostenido por esas «personas especiales» que se autodenominan «progenitores no gestantes», de una manera ultra extralingüística y pedante.

Parafraseando a aquel antiguo cómico, Eugeni, yo diría ahora: -Padre, hijo. He dicho padre.

María José Ibáñez Rodríguez, portavoz de Asociación de Mujeres Por la Igualdad (@AMPI_igualdad)