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Sánchez, Puigdemont y la cabeza del caballo
El desastre del 98 precipitó la entrada en España de toda la hiel de la carga ideológica negrolegendaria catalizada por la Generación literaria homónima. Fue el tiro de gracia. Eliminó cualquier vestigio de realidad en la concepción del valor del hispanismo y de nuestra nación, unido a una importante indigestión filosófica.
Fue precisamente en esta época cuando Cataluña pierde poder económico, al sufrir la industria textil una gran pérdida de todo el algodón extraído de Cuba e importado, gracias a la mano servil de los esclavos negros que compraba a las potencias depredadoras en crecimiento. Fue entonces cuando se fraguaron las mayores fortunas de nuestra región. Tras la decadencia mercantilista, urge la creación de las ideas nacionalistas, que serán usadas como moneda de cambio para chantajear a los sucesivos gobiernos de España. Por ejemplo, para conseguir una protección de sus productos textiles frente a la industria inglesa, mucho más potente y barata.
Anteriormente, ya había habido sublevaciones carlistas, de aire conservador, en Cataluña y el País Vasco.
Fueron los llamados “ultramontanos” por los mismos noventayochistas. Estas rebeliones provocaron en España tres guerras civiles. Ya había un historial de supremacismo previo. Desgraciadamente esto fue también uno de los desencadenantes de nuestra última Guerra Civil en 1936.
Ahora, el representante de una de las facciones nacionalistas que gobiernan España criminaliza a la justicia aludiendo a “la cabeza del caballo” que introdujo uno de los capos de la mafia en la cama de otro, en señal de amenaza, en la película sobre la “cosa nostra”, “El padrino”.
La otra facción separatista ha subido el precio de los siete votos que el Presidente del Gobierno en funciones compró para aferrarse al poder. Al fin han aparecido con la terminología que les corresponde. Han ganado. Están rompiendo España “por su propio bien”.
No entiendo ese paternalismo perverso. “La maté porque era mía”. Los dos bandos separatistas irán devorando todo lo que puedan.Y el Presidente de España seguira actuando de salvapatrias en otros lugares. Mientras aquí, se pisotea la soberanía nacional. Porque la cabeza del caballo es España.
María José Ibáñez Rodríguez, portavoz de Asociación de Mujeres Por la Igualdad (@AMPI_igualdad)
Un análisis perfecto. Así se comprende muy bien éste egoísmo y falta de solidaridad que tienen los separatistas que nos hacen tanto daño.
Estamos en el segundo acto del 98.