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¿Dónde está la fuerza de la palabra? Es infrecuente en nuestro parlamento, pero esa fuerza está en el discurso de la portavoz Cayetana del día 27, con independencia del hecho de que comparta su criterio por haber ido al fondo de nuestra enfermedad mayor, la otra pandemia, la del totalitarismo. Ha hecho un discurso parlamentario que entiendo el mejor de esta legislatura y las precedentes, incluso una de las primeras del periodo 1977-2020.
No ha mareado la perdiz, prescinde por entero de convencionalismos, ha sido realista y atenta a los hechos, duras palabras, muy breve, de 12 minutos, rigurosas por usar las propias palabras del interpelado, tan literalmente que le ha dejado sin habla. También a los periódicos y a la cámara. Profundo, vertiginoso, hasta cinematográfico, y, por encima de todo, formal y materialmente, tan verdadero y liberador de lastres y lastras, que hizo temer a todos, al gobierno y a las múltiples fuerzas opositoras, como a ciertos sectores sociales con dificultades para entender dónde hallar la clave de nuestros conflictos.
Valiente y necesario, pero ¡ojo! «véritas odium parit», advirtieron los clásicos.
Recuerda esto una historia de Churchill en los Comunes cuando, sentado en el escaño, se le acercó un diputado joven, recién elegido y le abordó presentándose a él rompiendo a hablar de su condado para hacerle una pregunta: «Los comunes de enfrente, son nuestros enemigos, ¿verdad?». Sir Winston contestó: «No exactamente, ellos son nuestros adversarios. Nuestros enemigos están aquí, junto a nosotros, a nuestra espalda».
Sorprende el laconismo de la noticia en la prensa del día siguiente. ¿Por qué? Buscar las causas es inútil, motivos de poca monta.
El adversario está tocado y probó a salir de su letargo al día siguiente en la Comisión de ¿reconstrucción o de destrucción? Y se le escapó cerrar la puerta.
Un buen articulo de D. Manuel Gonzalo para resaltar una buena intervención de Dª Cayetana Álvarez de Toledo.
Enhorabuena y gracias a los dos.