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Estimado Josep. Con ocasión de tu loable y desinteresado esfuerzo divulgativo en post de recopilar ideas que puedan servir para dar un «golpe de timón» en esta ruta que nos lleva por el camino a una crisis innecesaria, escribo estas consideraciones para compartirlas con la ciudadanía…
Además de lo que asumimos como obviedades o las acciones básicas que suponemos que ya se han hecho y que van desde la conformación de una sala situacional con la participación de todos los factores de la sociedad en su conjunto y hasta la coordinación intergubernamental para el abordaje de la pandemia, plantearía lo siguiente:
Qué no haría y que sí está haciendo el gobierno:
1. No daría por sentado que la información que proviene de organizaciones que no están bajo mi control o que no forman parte de mi círculo de confianza, me están suministrando información 100% confiable para la toma de decisiones. Ejem: OMS. Siempre contrastaría o validaría esa información con mi equipo de expertos de confianza, para reducir la posibilidad de replicar errores (como ya ocurrido con la indicación de un estándar de EPI de protección respiratoria o el no indicar uso obligatorio de mascarillas para toda la población, por ejemplo); esto también minimizaría la posibilidad de comprometer los intereses nacionales, y facilitaría la adaptación a nuestras realidades y complejidades, de dichas medidas y recomendaciones.
2. No asumiría con los organismos públicos o mis funcionarios, la gestión de compras de equipos y productos requeridos para la gestión de la emergencia. Siempre será más eficiente establecer una sinergia con los especialistas que tienen los medios, los contactos y la experiencia, por ejemplo, las cámaras u organizaciones de empresarios, las asociaciones gremiales especializadas en temas de ingeniería sanitaria, salud, manufactura de equipos…
3. No establecería controles de precios o restricciones de comercialización, mucho menos a productos de poca oferta y alta demanda, como las mascarillas. La ciudadanía tiene derecho de abastecerse de productos de calidad a precios ajustados al mercado. Por el contrario, coordinaría con los sectores empresariales nacionales las acciones necesarias para potenciar la producción local de productos e insumos requeridos para alcanzar los niveles de inventarios requeridos, además de facilitar las importaciones necesarias para lograrlo. No son pocas las soluciones «llave en mano» para producir mascarillas, por ejemplo. Existen soluciones comerciales para instalar micro fábricas, hasta en contenedores. Podríamos citar múltiples ejemplos relacionados con el tema…
Qué haría y que no está haciendo el gobierno:
1. Adoptaría una política de información y comunicación, definida por una estrategia de fortalecimiento de las capacidades de levantamiento de data con la consiguiente sistematización y divulgación pública, masiva y exhaustiva, en tiempo real. La información es un recurso que potencia la sobreviviencia; poner a disposición de toda la ciudadanía más y mejor información, salva vidas.
2. Basados en las publicaciones científicas disponibles, ordenaría el uso obligatorio de mascarillas para toda la población. No sabemos cuándo se logrará obtener una vacuna (si es que algún día logramos obtenerla…) ni cuando alcanzaremos el escudo inmunológico (lograr un nivel suficiente de población contagiada que ya se haya vuelto inmune al virus) pero sí sabemos cómo se transmite el virus, a través de los aerosoles que expelemos por la boca y nariz; también sabemos que muchos portadores del virus son asintomáticos, no saben que son portadores… Lo mejor que podemos hacer es asumir que todos estamos contagiados y que debemos romper la cadena de contagios y eso, de momento, solo se puede lograr con la distancia social (solo en lugares abiertos ya que el comportamiento de los aerosoles es diferente en lugares cerrados) utilizando mascarillas para minimizar la dispersión al ambiente de gotículas con partículas virales. Para ello debería establecerse un Programa enmarcado en el criterio de prioridades por vulnerabilidad/necesidad y localización geográfica, además de considerar la capacidad de compra, para que las personas más desfavorecidas no que queden sin mascarillas.
3. Los gobiernos interesados en responder con eficiencia a la emergencia, deben trabajar en el diseño de una base jurídica y técnica que les permita sustentar las políticas que deben adelantar, enmarcadas en la «nueva normalidad» que hay que construir y con la cual tenemos que sobrevivir mientras alcanzamos el nivel de inmunización suficiente. Esto pasa por diseñar un «Plan de Retorno a la Nueva Normalidad» alineado con los criterios que definen lo que se conoce como «continuity management» o «gestión de la vuelta a la normalidad», lo cual no es más que establecer las pautas para retornar, en el marco de las nuevas realidades y complejidades de cada país, la dinámica de producción de bienes y servicios, de la vida toda…
4. Implantaría un plan masivo de test de diagnóstico que me sirva para viabilizar la reincorporación selectiva de ciudadanos a las dinámicas que conforman la vida y el desarrollo productivo, en el marco de la «nueva normalidad». Solo identificando quiénes son portadores del virus, podemos establecer una estrategia de confinamiento selectivo solo para las personas contagiadas, permitiendo que las personas que ya están inmunizadas, puedan desarrollar sus actividades en el marco de la «nueva normalidad».
Por favor analicen esto sobre ventilación de espacios púbilicos: Poner una gota de lejía por litro de agua en el humidificador . Calentar el aire y humidificarlo para elevarlo y una vez estratificado en el techo, extraerlo para tirar. Los splits y las corrientes de aire son peligroso, pues cambian de sitio el virus.