El hecho es que hoy se ha publicado la encuesta del CEO, el CIS catalán -aquel invento que crean los gobiernos para que les paguemos el enterarse de lo que pensamos y publicar lo que les interesa que sepamos-. Entre las sorpresas de esta última encuesta destaca el dato de que en estimación directa de voto, es decir lo que los consultados votarían, por primera vez Esquerra (ERC, 20,9%) sobrepasa, aunque por muy poco, a la coalición liderada por Artur Mas (CiU, 19,3%). Si buscamos más morbo también lo encontramos, el partido socialista en su versión catalana es superado por la izquierda unida del lugar y el PP, con 1,2%, lisa y llanamente se hunde ocupando el último lugar. Las opciones independentistas, pierden peso pero siguen por encima del 50% y, para rematarlo, el líder mejor valorado es Oriol Junqueras de ERC.

Es fácil entender los nervios que estos datos han producido en la coalición gobernante. Mira que les han dicho veces que la copia tiene menos gancho que el original, y que hacer bandera de los postulados de Esquerra era la mejor manera de resucitarla. Si Catalunya tiene un problema, le faltan euros, CiU tiene como mínimo dos: le faltan votos y le sobra Mas.

En los próximos días asistiremos a tembleques internos en la coalición ideada por Jordi Pujol. Mientras fue nacionalista e indefinida en la cuestión secesionista, crecía si no en votos si en influencia; cuando se atrevió a mojarse y asumió esencias independentistas, empezó el batacazo. Unió sigue pensando qué hace; el heredero de la saga fundadora, Oriol Pujol, sufre, y con él los suyos, en espera del pronunciamiento del fiscal del caso ITV; los convergentes de toda la vida ven peligrar su montaje. Me dicen que Mas empieza a despertar del sueño iluminetas, mira alrededor y se ve solo y sufre pensando, le ayudan a meditar Jordi Pujol patriarca y Durán Lleida, que igual él es quien sobra y está de más.