Conversación tranquila de @jmfrancas con Margarita Cantera, profesora titular de Historia Medieval de la Universidad Complutense.
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JMF: ¿Cómo era España en la Edad Media?
MC: Existe concepto de nación española desde el siglo VI, en la época visigoda, con el rey Leovigildo. Pero este reino entró en crisis en los últimos años del siglo VII y empezaron a primar los intereses particulares de los nobles y de las familias cercanas a los reyes sobre los del reino (como vemos, pocas novedades hay en la Historia). Aprovechando la división que eso provocó, se produjo la invasión de un nuevo poder político, y religioso, nacido en Arabia y tras una fase expansiva por todo el norte de África, acabando con los restos en esta zona del Imperio bizantino. Contando con el beneplácito y colaboración de una parte de la nobleza visigoda, ocuparon casi toda la Península e impusieron un régimen de tolerancia en los primeros tiempos a cambio del pago de sustanciosos tributos, de los que estaban exentos los musulmanes. Pero pasados los primeros años, y consolidado más firmemente el dominio, el régimen de tolerancia fue cambiando y, además, algunos de los visigodos «colaboracionistas» empezaron a islamizarse para entrar con plenos derechos en la nueva sociedad y poder político; son los muladíes. Al tiempo, en las zonas montañosas del norte, empezando en Asturias y siguiendo por los Pirineos, surgieron pequeños focos de cristianos que empezaron a sublevarse contra la presión económica y social. Y así nacieron pequeños reinos reinos y condados que, lentamente, dan comienzo al proceso conocido tradicionalmente como Reconquista: la lenta recuperación del territorio, con el deseo firme y claro de restaurar el reino visigodo en todos los aspectos, siendo uno de los más importantes la restauración de la Fe cristiana. Con el tiempo, a partir del siglo XII, se consolidan la Corona de Castilla y León, la Corona de Aragón (que incluye el reino de Aragón, el reino de Valencia, el reino de Mallorca y el condado de Barcelona) y el reino de Navarra. Todos ellos reivindican como herederos del reino visigodo y aspiran a restaurar la unidad de dicho reino, la unidad de España. Es un camino de aspiración a la unidad con sus avances y retrocesos, pues junto al ideal hispánico muy claro se van interponiendo a menudo intereses privados que lo dificultan. Finalmente, el matrimonio de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, unió las Coronas de Castilla y Aragón; y, ya muerta Isabel, Fernando consiguió unir también Navarra. Faltaba Portugal, otro reino nacido del de Castilla y León, parte integrante de la Hispania o España visigoda, que también se quería unir. Los Reyes Católicos lo intentaron a través de los matrimonios de dos de sus hijas; pero tardaría todavía unos años en lograse esa unidad, aunque en este caso no fue definitiva. Desde muchos puntos de vista, la España medieval es muy semejante a la de otros países de la Europa del momento; pero siempre con el rasgo propio de la lucha contra el islam, que marca su vida y, podríamos decir, su carácter.
JMF: España entonces, ¿es fruto de los Reyes Católicos?
MC: Realmente, no. Ellos restauran la unidad perdida de la España visigoda. España como nación existe desde Leovigildo, que se titula «rex Hispaniae», rey de España. Durante todo el proceso de la Reconquista se aspira a restaurar España y son los reyes Católicos quienes lo logran; pero restaurar, no crear.
JMF: La España visigoda, ¿si incluye Portugal?
MC: Sí, es la Hispania romana, en la que se incluye Portugal actual. Y la aspiración de los reinos medievales es también a integrar Portugal, que es parte de Hispania.
JMF: ¿Quién deja en herencia una España como la de hoy?
MC: ¿La España desunida de las autonomías o la España como nación?
JMF: ¿Los tres reinos juntos incluido Navarra? ¿Cuándo se incluye Navarra?
MC: Los Reyes Católicos; ellos son los que unen las Coronas de Castilla y Aragón y, unos años después de morir Isabel, en 1515, Fernando el Católico incorporó Navarra. Pero se ve siempre como un proceso de restauración de una unidad perdida, no como una creación.
JMF: ¿Qué más personajes destacarías de nuestro medievo?
MC: Hay un grupo numeroso que merecen un lugar especial en la Historia de España. Por elegir algunos, cabría destacar a Alfonso VI de Castilla y León (reconquista Toledo); Alfonso VIII de Castilla (vence en la batalla de las Navas de Tolosa); Fernando III el Santo, rey de Castilla y León (reconquista gran parte de Andalucía actual); su hijo Alfonso X el Sabio (con un papel cultural y jurídico fundamental); Jaime I el Conquistador de Aragón (reconquista los reinos de Mallorca y Valencia); Juan II de Aragón, que «prepara» la unión de Castilla y León con su hijo Fernando el Católico e Isabel I de Castilla. Y otros personajes, como el Cid; o santos como Santo Domingo de Guzmán, San Millán de la Cogolla… La lista es muy, muy larga…
JMF: Buen elenco…. y, ¿en cuanto a momentos clave de nuestra historia medieval?
MC: El III Concilio de Toledo de 589, cuando Recaredo reconoce la religión católica como la propia del reino visigodo de España. 1212 la batalla de las Navas de Tolosa, que abre el avance cristiano hacia el valle del Guadalquivir. El matrimonio de los Reyes Católicos, que hace posible recuperar la unidad de España.
JMF: ¿Por qué destacas el III Concilio de Toledo?
MC: Porque la conversión al catolicismo del reino visigodo, junto la personal del rey Recaredo, hizo posible la unión de las poblaciones hispanorromana y germana o visigoda; y es la base de uno de los pilares de la unidad hispánica, la unidad en la Fe, que se manifestó y consolidó en la lucha contra el islam durante cerca de ocho siglos. Hecho que puso, al tiempo, las bases de la expansión conquistadora y misionera de España en el siglo XVI.
JMF: Hecho del que nos hemos olvidado, ¿no?
MC: O más que olvidar, atacar. Y quizás porque mientras los católicos nos hemos dormido y a menudo casi se considera una vergüenza o una provocación proclamar públicamente la Fe, los enemigos de España saben muy bien cuál es la raíz que hay que deshacer para que el árbol se muera.
JMF: Y las Navas de Tolosa…
MC: El centenario de las Navas de Tolosa, en 2012 se ha celebrado con algunos actos de carácter académico (Congresos, publicaciones), algunos promovidos especialmente desde la Cátedra de Historia Militar. Pero no hubo ni una celebración oficial, quizás por no romper el ambiente de «multiculturalidad» y aparecer como herederos de los «perseguidores» de los musulmanes… Es un silencio oficial muy parecido al del centenario del III Concilio de Toledo. Mientras, en la laica Francia, se celebró a bombo y platillo, y con asistencia del presidente de la República, el centenario de la conversión del rey Clodoveo al Catolicismo… En fin, dos maneras actuales muy distintas de entender la Nación.
JMF: ¿Es verdad que la España cristiana, judía y musulmana fue una balsa de aceite de intrerreligiosidad?
MC: El mito de la convivencia pacífica queda políticamente muy correcto, pero es falso históricamente. Hubo tolerancia en la España musulmana hacia los cristianos (los mozárabes) mientras consolidaban su dominio político y social; y luego vino la presión económica, social, la humillación y diversas medidas que movieron a muchos mozárabes a huir a los reinos cristianos del norte o, los menos firmes, a islamizar; y ya en el siglo XII apenas quedaban cristianos en Al-Ándalus.
Ese modelo se copió en la España cristiana hacia los musulmanes que permanecían tras la reconquista (presión económica y cierta segregación). La tolerancia en uno u otro ámbito dependía de las circunstancias concretas y la pretendida tolerancia musulmana hacia los judíos se refleja en que la familia de Maimónides tuvo que disimular su judaísmo para salvar la vida. Y de él consta; de otros muchos, no podemos darles esa categoría porque ellos eran minoría dentro de una sociedad cristiana o musulmana; no estaban en condiciones de imponer en la España medieval.
JMF: ¿Si fueron tolerantes los judios?
MC: Si miramos los primeros tiempos de la Iglesia, vemos que no fueron tolerantes; no sólo la muerte de Jesucristo, el protomártir San Esteban no fue víctima de los romanos…; la figura de san Pablo y sus persecuciones lo reflejan muy bien.
JMF: Me dices que en España eran minoría, pero si fueron expulsados…
MC: El decreto de 1492 hacia los judíos es el resultado de un proceso largo, de rechazo de una parte de la población hacia ellos, a los que se veía como ricos usureros (sólo lo era una pequeña minoría, pero muy representativa) y, especialmente, de la idea de que era necesaria la unidad religiosa para conseguir la unidad social. En el decreto se les ponía en el debate de convertirse al cristianismo o de abandonar el reino. Hubo un grupo muy numeroso que optó por marcharse, incluso algunos a tierra islámica. Y fue un grupo importante el que, al cabo de los años, regresó porque las condiciones que encontró en las tierras de acogida, especialmente en las zonas musulmanas, eran peores.
JMF: De hecho esta cuestión está dificultando el proceso de Beatificación de Isabel La Católica ¿no?
MC: Yo creo que más bien es una disculpa. En primer lugar, hay que ver los hechos en la sociedad del momento, no con la perspectiva del momento actual. En segundo, los Reyes Católicos no eran favorables a la expulsión, incluso aunque no hubiese más que razones económicas, y en parte fue el resultado de la presión del reino, una medio de buscar que acabaran los desórdenes sociales y guerras internas, en las que se mezclaba la presencia de judíos y de conversos; y de la presión del Papa y de muchos intelectuales humanistas de la época.
JMF: ¿Quién les presionó?
MC: No se puede olvidar que a fines del siglo XII los judíos fueron expulsados de Inglaterra y de los dominios reales de Francia… Y a esos reinos no se les acusa de antisemitismo o antijudaísmo… ¿Hay dos medidas según de quién parta la orden?
JMF: ¿Quién presionó a los Reyes Católicos para su expulsión?
MC: En primer lugar, buena parte de la población de sus reinos (hoy se diría «el pueblo»), manifestada a través de las reuniones de Cortes y luego presiones diplomáticas, aunque a veces los textos son muy sutiles, desde el Pontificado. Junto a ello, muchos eclesiásticos españoles, de manera especial algunos de origen converso, redoblaban los intentos de conversión mediante la predicación. Aunque los resultados fueron generalmente muy pobres.
JMF: ¿Es también problema para su Beatificación la Inquisición?
MC: Para algunos puede serlo. Pero la Inquisición no deja de ser un tribunal eclesiástico, aunque las penas corporales o económicas que impusiera las ejecutara la autoridad civil. Es una institución de su época histórica, que intentaba evitar la ruptura de la unidad del cuerpo social y religioso.
JMF: Pero la instauran los Reyes Católicos y su actuación es penosa…
MC: En la época, las quejas contra la Inquisición fueron más por la poca dureza de las penas que por su existencia. La instauran también tras siglos actuando en Francia y fueron más las condenas leves que las graves. Mirando los siglos de existencia de la Inquisición, las penas de varios siglos son las que impuso la inquisición protestante en Inglaterra en un año… Por otra parte, los tribunales de la Inquisición tenían unos protocolos muy claros de actuación estableciendo la tortura, prueba judicial de los tribunales de la época, tuviese unos límites muy claros, que no existían en los tribunales civiles; y no pudiendo volver a juzgar a un reo por el mismo delito… Una serie de garantías que hacía que muchos delincuentes comunes al ser detenidos por delitos comunes, valga la redundancia, se dedicaran a blasfemar para ser llevados ante el tribunal de la Inquisición y no ante los tribunales “ordinarios»…
JMF: ¿Nuestros actuales líos territoriales vienen del medievo?
MC: Bueno, puede haber una raíz «romántica», porque existían unos reinos y condados. Pero realmente, no. El nacionalismo de las diversas regiones es un invento reciente, que quiere buscar sus raíces en la Edad Media, pero en ese período se aspiraba a recomponer la unidad, no a romperla. No olvidemos esa imagen tan gráfica de los catalanes con sus barretinas embarcándose para defender a España en la guerra de Cuba…
JMF: Hablas de ‘invento reciente’… el nacionalismo no es el único que quiere reinventar la historia de España… ¿Cómo se combate esta demencia?
MC: La única forma es con la verdad histórica, con la exposición de lo que dicen las fuentes de la época que contradicen totalmente algunas de las interpretaciones actuales. Lo único es que la corrección política tapa muchas bocas y dificulta la labor de otros, pues los recursos públicos se reparten como todos sabemos…
JMF: Verdad contra mentira, ¿no ganará quien tenga más medios?
MC: A eso estaba dando respuesta… Y además, la mayoría de los medios de difusión no están a favor de la verdad, sino de servir a quien les da de comer…
JMF: Mil gracias Margarita, quizás comamos menos pero la verdad es la verdad y acabará venciendo. Un beso.
MC: Sí es cierto, la verdad siempre se abre camino; aunque cueste lo hace. Un beso.
La historia de España es fantástica bajo todo punto de vista, con felones indecentes, héroes legendarios, Reyes trapaceros y reyes magníficos, con esos mimbres se construyo una España que bajo el signo de la CRUZ reinvento el mundo, le dio la dimensión actual mientras fundaba una increíble España que colonizo tierras y hombres dando cultura, leyes y civilización donde, por regla general, solo había salvajismo.
Es la única nación del mundo, la única sociedad que durante 800 años peleo por volver a ser una nación cristiana, unida y occidental, expulsando a los musulmanes de la piel de toro tras de lo cual creo una la mayor civilización, la mayor y más grande nación del mundo, en la que al decir de la época no se ponía el sol. Y escribo Nación porque España solo fue imperio bajo el reinado de Carlos I de España y V de Alemania, emperador del Sacro Imperio Germánico y rey de España.
El separatismo viene dado por el insaciable deseo de una clase burguesa descontrolada y avarienta que al ver disminuir sus ingresos por la perdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas creyó y aún cree que separándose del resto de España va a ser más grande política y económicamente, nadie sabe de donde han sacado semejante estupidez, pero el caso es que desde la perdida de las últimas provincias de Ultramar los catalanes creen que venderán mejos sus artículos manufacturados (Hoy en día no se sabe cuáles son, más allá del fuet y el mediocre vino espumoso la industria catalana es la industria española) y después los vascos que no sé de donde se han sacado eso de que son unos tipos industriosos( la industria vasca la crearon emigrantes europeos, alemanes y británicos )
Viven de un trasnochado espíritu vaticanista mezclado con el marxismo asesino más feroz llamado ETA y que si siguen estando en primera fila de la economía es sencillamente, porque los distintos gobiernos de la Nación han fomentado las inversiones en esas minúsculas partes del Reino de España.
Cuando la historia se falsifica buscando unas raíces sociales, raciales, políticas e históricas inexistentes el «cuento de la buena pipa» y sucede que los que no tienen la cabeza bien sentada la creen y pasan de ser el más tonto del pueblo a ser un militante traidor y cobarde del tiro en la nuca y la boina calada hasta esas orejas de soplillo que Dios le dio y que junto a la gorda y colorada nariz forman el cuadro del matón de caserío en el que el PNV ha convertido al antaño noble, abnegado, valiente y españolisimo pueblo que, nacido en Vascongadas, llaman vasco sin serlo, ya que los pocos vascos que quedaban en España están en las montañas navarras y que además a través de los siglos cuando no tenía nada que hacer bajaba y se dedicaba a correr a palos a los de los señoríos vascos