¿Vuelve la esclavitud? Más bien habría que decir que no se ha ido nunca, basta repasar la trata de blancas, si bien desde hace ya un buen tiempo está mal vista y es doctrina común casi universal que es socialmente inaceptable. Uno de los logros de la humanidad es precisamente la condena casi universal de la esclavitud como lo es la de la tortura. El actual presidente de la CEOE, Juan Rosell, que en las últimas semanas, ha afirmado que: “el trabajo fijo y seguro es un concepto del siglo XIX” y que tendremos que “ganarnos el empleo todos los días” y presenta ahora a los partidos su plan de empleo reclamando “más facilidades para despedir y endurecer los requisitos para el cobro del desempleo”. La realidad de todas estas declaraciones es que no han sentado nada bien y han levantado, en muchos trabajadores, el fantasma de la esclavitud laboral.
Es evidente que el jefe de los empresarios no ha hablado, ni de lejos, de la esclavitud, pero también es un hecho que nadie espera de él, ni de su organización, ni un guiño de preocupación hacia los trabajadores asalariados. Será injusto pero la CEOE, al igual que los sindicatos mayoritarios, durante la crisis ha perdido casi toda su credibilidad al transmitir la sensación de que su única preocupación era su salvación y su estatus. Vivir del maná público sin renunciar a nada durante la crisis, hace que te cataloguen que ‘cara’. Es evidente que el empresario es el que crea trabajo y el Estado el que debe legislar para facilitarlo, pero también es evidente que el trabajador no es un puñetero peón que curra y calla, sino un socio imprescindible para que la empresa salga adelante.
No entiendo nada. ¿Sigue la CEOE pensando que máquinas y trabajadores son miserables objetos que se reponen y tiran sin más, cuando se gastan? ¿Alguien me lo explica?