Es evidente que la noticia es una nadería. Que Ramón Espinar beba dos cocacolas en su ágape de mediodía, es tan irrelevante como casi todo lo que en política ha hecho hasta ahora, sin embargo ha ocupado portadas y minutos de telediarios.
La noticia no era que el Senador de Podemos bebiera dos refrescos de cola en su comida, sino que después de sumarse al boicot a Coca Cola y liderarlo en el la Cámara Alta, presentando probablemente la iniciativa más seria y destacada desde que es portavoz, al proponer que el Senado, como Institución, dejará de vender Coca Cola en su recinto, a él, no solo se le olvidará su apuesta por el boicot, sino que la comprara a pares. Nadie se fijó en el resto de viandas, sino solo en el refresco, por que daba a entender que todo su quehacer político es un gesto para la galería y que, de convicciones, nada de nada.
Ya es triste que te destaquen en tu actividad parlamentaria, porque bebes un determinado refresco, pocas cosas más inteligentes habrás hecho; pero, es más infumable todavía, que el portavoz del partido de los gestos sea contradictorio con sus propias shows mediáticos.
Cuando vives del espectáculo y de la incoherencia, no puedes quejarte de que la prensa coja el rábano por las hojas y te valore por el tupé.
No entiendo nada. Si tienes problemas para explicar como te adjudican un piso y por qué has hecho negocio con él, si ocupas más cargos de los que orgánicamente debes y bebes lo que criticas, ¿que puñeta has venido a regenerar?¿Alguien me lo explica?
Lo que quiere es hacerse notar, pero, le han cogido con el «carrito del helado» entre lo que dice y hace, del dicho al hecho un buen trecho, nunca mejor dicho.
Puede que ese señor senador sea un poco gilipollas. Estar en el congreso no es un certificado de nada, como ya sabemos desde hace mucho tiempo. Y vale la pena que le hayas dedicado unos cuantos párrafos a este trascendental tema para que la gente no se vaya a distraer pensando en las declaraciones de Fernández Díaz en el Congreso por actividades alarmantes en el ministerio del Interior. Tampoco hay que perder más tiempo con ese caso aislado de corrupción que insospechadamente le ha salido al PP en Murcia. Ni siquiera hay que volver al tema recurrente de la trama “Púnica”. La ofensiva de denuncias contra chistes y tweets tampoco merece consideración alguna frente al escandaloso y terrible drama de las cocacolas. Ahora es cuando ya se ve claro que este país se va al carajo.
Salmo 53: “El Senor observa desde el cielo a los seres humanos para ver si hay alguien que sea sensato, alguien que busque a Dios. Todos están extraviados, igualmente corrompidos, nadie practica el bien, ni siquiera uno solo.” Amén.