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El ‘bondadoso’ Oriol Junqueras, que se “considera un preso político”, hoy a vuelto a invocar el famoso argumento del mandato popular para hacer lo que hizo que, según el, no era nada punible. “Nada de lo que hemos hecho es delito” a pesar de que según parece el juez instructor, el fiscal, la abogacía del Estado, la acusación particular y miles y miles de ciudadanos consideran que muchos de los actos que hicieron, al saltarse la ley, si fueron delictivos. Este famoso mandato de los que tu mandas, tiene su aquel; si incluso la obediencia debida a un superior no vale como excusa, ¿cómo va a valer que los que te deben obediencia te mandaten para hacer lo que tu has dicho que te digan que hagas? Junquera era Vicepresidente del Gobierno y, sobre todo, líder, el mandamás, de ERC.
A la cita anterior ha añadido: “nuestra voluntad ha sido, y sigue siendo, y seguirá siendo, la del diálogo” redefiniendo una vez más conceptos con un significado más que imaginativo, como es el caso de bautizar como diálogo el requerimiento de una de las partes, con Puigdemont a la cabeza, que no paró de llamar a la negociación con la premisa tan dialogante de referéndum o referéndum.
La realidad paralela del independentismo empieza por la semántica, voluntad popular es democracia, votación a favor siempre es mandato, la ley solo vale cuando te protege, el Tribunal Constitucional está politizado cuando te corrige y es el Alto Tribunal cuando te favorece y dialogo es yo impongo y tu tragas.
No entiendo nada. ¿Ser bondadoso exime de hacer cosas malas? ¿alguien me lo explica?
¿Puede un fanático tener sentimientos de culpa, cuando está rozando la psicopatía? Este personaje engloba en sí mismo las tres categorías: fanático personal, fanático idealista y fanático pacífico, con las características propias de cada una, a saber: que se les haga justicia, que su ideal es el único y que no les rebatan sus argumentos, respectivamente.
En definitiva, un buen elemento que, como hemos visto en sus declaraciones ante el TSJ, está buscando el martiricidio y lo va a ser ante la mirada subyugada de sus fanáticos seguidores del Proceso.
Habrá que buscarle un día a San Oriol.