Conversación tranquila de @jmfrancas con Judge The Zipper (@JudgeTheZipper). Juez indignado.
Tuitter:@jmfrancas Web: https://sinpostureo.com blog: https://www.noentiendonada.es, YouTube: https://www.youtube.com/channel/UCUGcEzxyMJwuOCBNnjwPDxg?view_as=subscriber
JMF: ¿Indignado por?
JTZ: Los dos problemas fundamentales que tiene la justicia en España. Uno: la falta de medios (en particular la falta de jueces, teniendo en cuenta la alta litigiosidad española). Dos: la politización del órgano de gobierno del poder judicial (CGPJ) y, consecuentemente, de la cúpula judicial que éste elige. Ambos problemas derivados de la falta de compromiso de nuestra clase política, de los distintos gobiernos que se han ido sucediendo, con la Justicia, a la que no consideran importante cómo no sea para meter sus zarpas.
JMF: No son problemas menores…
JTZ: Pero pasan desapercibidos para los ciudadanos en general y, por ende, para los políticos en particular. No he visto ningún minuto de los últimos debates electorales dedicado a tratar de resolver los problemas de la justicia, como no sea aumentar las penas del Código Penal, que nada tiene que ver.
JMF: ¿Piensas que ambos problemas obedecen a protegerse entre ellos?
JTZ: Eso implicaría cierta planificación, un tiempo a pensar una estrategia. Estoy más inclinado a pensar que es desidia pura y dura. Pasotismo. Creo más en la negligencia del ser humano (y de nuestros políticos en particular) que en su maldad. ¿Cortoplacismo? También.
JMF: Al principio de la democracia no lo fue. Se planificó acabar con la independencia incluso de llegó a promocionar jueves sin oposiciones…
JTZ: No lo sé. Por edad me pilla lejos. Cierto es, por lo que he leído, que había miedo de una judicatura que venía del franquismo. Pero cualquier recelo pasado, estuviera o no justificado, hoy carece de sentido. La inmensa mayoría de los jueces españoles se crió en democracia. Y su legitimidad democrática hoy día está fuera de toda duda.
JMF: El PSOE de Felipe quiso acabar con las oposiciones a cuerpos de élite por qué era gente de derechas. Llego hasta los institutos, cátedras fuera…
JTZ: Últimamente esa ocurrencia sigue apareciendo en el programa del PSOE en relación a las oposiciones de jueces. Basado en premisas falsas y prejuicios irracionales, por supuesto. Los únicos datos oficiales sobre la procedencia de los jueces los tiene el CGPJ, y de ellos se desprende que, al igual que ocurre con el resto de oposiciones, este sistema es uno de los pocos ascensores sociales que existen a disposición de las clases medias. Pero aún así repiten que los jueces somos casta, que somos de derecha, que somos elite. Pura ignorancia que alienta prejuicios pasados. La realidad es bien distinta.
JMF: Y ¿por qué molesta eso?
JTZ: Buena pregunta. Entiendo que pueda existir una preocupación porque las clases más populares (más desfavorecidas) puedan tener vedado el acceso a determinadas oposiciones, lo cual con un buen sistema de becas de resolvería. Lo que no entiendo es ese empeño en situarnos mayoritariamente a la derecha del espectro político. Además de ser mentira (los únicos estudios realizados al efecto en 1984, 1987 y 1990 arrojaron una carrera judicial de centro-izquierda), parece querer decirse que los jueces de derechas son malos jueces, y oro tanto no debería haber tantos. Una falacia muy peligrosa, pues ya sabemos qué nombre tienen los regímenes que impiden acceder a puestos públicos a quienes son de una ideología política determinada.
JMF: ¿Influye la ideología en la actuación de los jueces?
JTZ: No. Ese pensamiento se sustenta en un gran desconocimiento de cómo es el trabajo judicial, cómo es nuestro proceso de toma de decisiones. He visto jueces católicos divorciar, de derechas imputar a élites del PP y de izquierdas desahuciar familias. La inmensa mayoría de los asuntos que vemos no tienen nada que ver con la ideología: se ventilan hechos, ver qué está o no probado para aplicar la ley, y punto. Además, los jueces somos profesionales, y al igual que el futbolista que ha crecido siendo hincha de un equipo luego es fichado por el equipo contrario y acaba metiéndole goles al equipo de su infancia, porque es un profesional, los jueces aparcamos nuestro sistema de creencias e ideología a la hora de resolver. ¿Qué ocurre? Que es más fácil entender que los jueces juzgamos según la ideología. Es un discurso que cala porque es sencillo y visceral. Y la gente se lo cree.
JMF: ¿Todos, todos aparcan su ideología?
JTZ: Aquí entramos en el terreno de qué es un buen profesional y qué no lo es. Un buen profesional la aparca. Habrá malos profesionales que se dejen arrastrar por sus ideas preconcebidas, pero esa minoría, que no representa al poder judicial, serán eso, malos jueces. Sin embargo, la inmensa mayoría de los jueces somos profesionales de la imparcialidad. El problema es que, en los casos que conocemos por la prensa, ésta, por hábito, trata de buscarle una explicación ideológica a la decisión, dando la impresión de que ésta tiene algo que ver. Nada más lejos de la realidad en la mayoría de las ocasiones. De verdad.
JMF: ¿Por qué lo políticos se resisten a retirar los aforamientos cuando pierdan instancias de recurso?
JTZ: Ahí entramos en el segundo problema: la reticencia de la clase política en dejar de meter la mano en la cúpula judicial. Está en su ADN fagocitar todo, y el poder judicial no iba a ser menos. Así que eligen, por cuota parlamentaria, quienes han de ser los vocales del CGPJ, que es quien elige a la cúpula judicial que, precisamente, va a juzgar a muchos de esos políticos.
JMF: ¿El Supremo es un chollo para ellos?
JTZ: No quieren quitar el aforamiento en la convicción de que los jueces que les han de juzgar, así elegidos (los del Supremo entre otros), serán más “sensibles” que un juez de base.
JMF: Y, ¿lo son?
JTZ: Yo pienso que es una convicción equivocada, confío en la profesionalidad de mis compañeros. Pero el daño está ahí, por la apariencia: jueces nombrados por quienes deben su cargo a PP o a PSOE. Un puente entre política y justicia que enfanga todo. Así que, aunque sus decisiones sean jurídicamente intachables, siempre serán leídas en atención a su supuesta adscripción ideológica, derivada del modo en que han sido nombrados. Ello ya es malo para la salud del sistema. Esas sospechas desacreditan a la Justicia, extendiéndose como una mancha de aceite a la inmensa mayoría del resto de jueces, ajenos totalmente a estos juegos políticos.
JMF: Esta claro que el Consejo sí responde a criterios políticos. Se adivina siempre el resultado e incluso la prensa avanza las decisiones por volumen de derecha izquierda ahí y en el Constitucional.
JTZ: Sin duda. Pero el CGPJ no es poder judicial. Es un órgano administrativo. El problema, como decía, es que, entre sus decisiones, está nombrar discrecionalmente a los más importantes jueces del país, a la cúpula que va a juzgar los casos más importantes, entre ellos el enjuiciamiento de muchos políticos.
JMF: El Constitucional tampoco es poder judicial y anda que no se mete. Es casi el súper Supremo, una última instancia.
JTZ: Pero es que el TC, que no tiene nada que ver con el poder judicial, sí es un órgano político. Y es verdad que a veces actúa como una cuarta instancia, aunque la inmensa mayoría de las veces el acceso al TC queda vedado por sus amplios criterios de inadmisión. Es muy difícil llegar a que éste se pronuncie sobre el fondo. De todos modos, el TC, desde hace tiempo, no es ejemplo de mucho, por desgracia.
JMF: Ha llegado a corregir al Supremo…
JTZ: En alguna ocasión, sí. Porque debe velar porque la Constitución Española se cumpla, también en las decisiones judiciales. Pero son muy pocas las veces, cuantitativamente hablando.
JMF: Aunque no sea poder judicial, ¿tiene sentido el TC cómo está ahora y su modo de nombramientos y tiempos?
JTZ: Puf. Así lo quiso la Constitución. Ocurre que los políticos, me da a mí la impresión, hace mucho que han antepuesto la afinidad ideológica de los elegidos a su rigor y pericia técnica. Y sin desmerecer a quienes hoy son magistrados del Constitucional, echo de menos el prestigio institucional que éste tenía antaño.
JMF: Duró muy poco este prestigio, desapareció con Rumasa…
JTZ: Sí, un caso controvertido donde los haya que, efectivamente, no hizo bien a la institución. No sé si el daño habría sido el mismo con otra decisión, porque el asunto ya estaba muy polarizado, y de un lado o de otro lado la decisión final habría sido muy controvertida.
JMF: Has oido las declaraciones de Alfonso Guerra a Europa Press, donde explica que el TC, al menos frente a la Ley de Violencia de Género, actuó por presiones y cambió su criterio?
JTZ: Sí, las he oído. Me parecen unas acusaciones muy graves y a destiempo. Graves porque atribuye, a quien tenía que resolver conforme criterios jurídicos, un decidir a sabiendas de la injusticia que decidía, con base en consideraciones políticas. A destiempo porque si este hombre pensaba así cuando se aprobó la Ley, debería hacer estado a la altura de la responsabilidad que tenía y haber votado en contra, y no esperar lustros para decir lo que piensa al respecto.
JMF: ¿Qué hacemos con eso? Es infumable… El TC no es más que un Tribunal presionado…
JTZ: No hay nada que hacer. A ver, las declaraciones son eso, manifestaciones de una persona, pero no demuestran nada. Y, todo lo más, demostrarían que para ese asunto el TC actuó mediatizado por presiones. En ese asunto, no en los demás. De todos modos, sinceramente, al tratarse de un órgano político, no judicial, el riesgo de lecturas políticas siempre existe. El desprestigio al que la clase política ha sumido la institución tampoco ayuda.
JMF: Y con la Ley, ¿la ves constitucional? ¿Nos la seguimos tragando si no lo es?
JTZ: Como jurista debo decir que la Ley es constitucional porque el TC así la declaró. Mi opinión, sin embargo, es que la asimetría penal que introdujo supuso el establecimiento de un derecho penal de autor contrario al principio de igualdad. Lo dijo así el CGPJ en el informe a la Ley, antes de que se aprobase, y yo soy de esa opinión. Ello, además, introduce un elemento de injusticia que es fácilmente percibido por la ciudadanía, minando los esfuerzos de lucha contra la VG.
JMF: ¿Cómo resolverías la politización del CGPJ?
JTZ: Volviendo al sistema mixto que había en 1985 y que diseñó la Constitución: un CGPJ formado por 12 vocales jueces elegidos por los propios jueces, y 8 vocales juristas elegido por el Parlamento. Y un sistema de nombramientos de la cúpula judicial más objetivo y menos discrecional. No lo digo yo, ojo: lo han pedido así todas las asociaciones judiciales y fiscales en un documento de 2017. Y estas, a su vez, no se lo han sacado de la manga: es una exigencia del Consejo de Europa (vía Grupo de Estados contra la Corrupción y vía Tribunal Europeo de Derechos Humanos) y de la UE (ahí están dos recientes sentencias del TJUE sobre Portugal y Polonia). Es inconcebible que no atendamos a la exigencias de los organismos europeos a los que pertenecemos.
JMF: ¿No te va lo de que sean solo los jueces los que eligen a los jueces?
JTZ: Es que la Constitución lo impide: ella expresamente dice que los 8 vocales juristas deben nombrarse en el Congreso y Senado (los partidos políticos, vamos). Además, parece razonable un sistema mixto de contrapesos que aleje toda sospecha de un corporativismo mal entendido.
JMF: ¿Qué más correctivos aplicarías a la justicia española?
JTZ: ¿Correctivos? Como decía al principio, más bien remedios. Tenemos una de las mayores tasas de litigiosidad de Europa, y muchos menos jueces que la media europea, así que la ecuación es fácil: muchos asuntos para pocos jueces igual a retraso, sobrecarga, aumento de posibilidades de errores y daño a la salud de los jueces (más estresados, menos motivados).
JMF: Mejoras necesarias entonces…
JTZ: A corto plazo habría que aumentar la plantilla de jueces, que no de juzgados.
JMF: ¿Sigue la informática divorciada de la justicia?
JTZ: Sigue. Desde luego estamos muy avanzados respecto hace una década. Y los jueces, esto es importante, queremos esos avances: no nos negamos. Pero se está haciendo mal porque: a) no se invierte lo suficiente; b) se invierte mal, con mal diseño y peor ejecución. Sobre esto podríamos hablar largo y tendido.
JMF: Qué me dirías largo y rendidamente…
JTZ: Pues eso. Que la informatización de los juzgados se hace sin pensar en los jueces, en el trabajo que hacemos y que todo debería girar en torno a auxiliarnos en nuestra labor, no dificultarla mas aún. Que los intereses son otros (hacer desparecer de los medios las fotos de acumulación de expedientes de papel), que la voluntad política suele ser otra (mantener contra fuego y marea el sistema informático de mi Comunidad Autónoma, aunque sea incompatible con los otros nueve que hay). Y que, para cambiar de verdad, hay que gastar de verdad, más, mucho más de lo que se está gastando en esto.
JMF: Y, ¿el famoso Lexnet? El sistema que todo el mundo ponía a caldo del Ministro Catalá y era para presentar la documentación vía telemática en los juzgados
JTZ: Sí, y con razón. Exacto, y para notificaciones juzgado-partes. Como idea, es muy buena idea. El problema es que no se ha invertido en consonancia. Así que se cuelga mucho, no admite documentos muy “pesados”, etc. es un quiero y no puedo. Porque no se ha gastado lo suficiente, claro. De todos modos, siendo justos, cada vez marcha mejor, a base de parches y del correr del tiempo (a costa de los profesionales y de los ciudadanos que representan, claro).
JMF: Al principio muchos procuradores me hablaban de que gracias a este programa había que presentar todo a través de él y además en papel como antes…
JTZ: Sí, era al principio. Ya va más pulido. El problema fue echarlo a andar sin afinar y que salga el sol por Antequera. Se hicieron experimentos con los problemas de los ciudadanos. Aún da problemas, pero ya digo que va mejor. De todos modos, los procuradores lo sufren. Este cambio ha empeorado su condiciones de trabajo.
JMF: ¿Nos dejamos alguna cuestión que quieras comentar de la justicia?
JTZ: Yo creo que no. Como siempre, hay mucho que hablar. Pero lo esencial está dicho, por mi parte al menos.
JMF: Gracias Juez, un abrazo y hasta la próxima.
JTZ: Gracias a ti por interesarte por la Justicia.