Conversación tranquila de @jmfrancas con Javier Villamor (@JavierVillamor), es doble licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Especializado en política internacional y conflictos, habiéndose formado para ejercer como periodista de guerra, la vida le ha llevado por otra guerra, la cultural.
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JMF: Has hecho de periodista de guerra?
JV: Dos veces me he quedado a las puertas de ir a conflictos tras haber estado en cursos con el Ejército. Cancelaron aviones y el seguro de vida era demasiado caro. Tengo la espina clavada, me gusta la gresca.
JMF: ¿Qué conflictos eran?
JV: Afganistán, cancelaron el avión para periodistas en las Navidades en las que fue por sorpresa Mariano Rajoy. El siguiente no fue un conflicto armado propiamente dicho pero sí hubo fuertes revueltas populares: Egipto y la primavera árabe. Siento fascinación por la situación política de Oriente Medio desde hace años, agrandada por tener dos mentores que también la vivieron muy de cerca. Uno de ellos es Gustavo Morales, quien fue profesor y director en mis comienzos; el otro, Vicente Talón, un ejemplo de periodista cuando el periodismo era ejercer la libertad de manera incómoda y el periodista podía moverse por su cuenta y riesgo entre escenarios diversos.
JMF: Y ahora guerra cultural, ¿qué guerra es esa?
JV: La guerra o batalla cultural es la lucha de las ideas y de la predominancia cultural de ciertos postulados en la línea que marcó Gramsci, el fundador del Partido Comunista Italiano. Él argumentaba que lo primero era hacerse con la cultura (educación, medios de comunicación, arte, literatura…) y lo demás vendría por añadidura. Creo que ha vencido a Marx al suponer este último que la conquista primero era económica. Con el tiempo, el capitalismo no solo no empobreció más a los trabajadores, sino que aumentó su riqueza y mejoró su calidad de vida. Por eso digo que Gramsci acertó de pleno: lo que estamos viendo desde hace décadas en las llamadas «políticas de igualdad”, derivadas de un pensamiento políticamente correcto, es fruto de una izquierda que perdió la Guerra Civil pero que dominó, por dejadez de los vencedores, la cultura. Si dominas la cultura y todo lo que ello engloba, dominas el subconsciente colectivo de las masas y, por lo tanto, lo que una idea supone en la mente de las personas.
Lo que hasta ahora se consideraba derecha se ha centrado históricamente en la economía y en la gestión dejando de lado esta batalla. La destitución de Cayetana por parte de Casado es un ejemplo y ella mismo lo señaló cuando dijo que el presidente del PP no quiere dar la batalla cultural. Eso es claudicar ante el adversario. Afortunadamente, ha habido núcleos de resistencia todo este tiempo que no han querido dar la guerra por perdida y han ido ganando batallas y tomando posiciones. Se ha demostrado que este es el verdadero camino para retomar el tiempo perdido. Nunca es tarde si la dicha es buena. Hay una ‘revolución conservadora’ de base cultural y religiosa cristiana en marcha. Como dice Gonzalo Altozano: «ser conservador es el nuevo punk”.
JMF: Revolución conservadora la ha habido siempre aunque discreta y pequeñita, pero lo de base cultural y religiosa cristiana… Eso es más antiguo y ahora más nuevo ¿no?
JV: Las nuevas generaciones han perdido el miedo de las últimas décadas a ser tachados de «fachas» y un largo etcétera. Incluso ser creyente está mal visto en líneas generales (siempre y cuando seas cristiano, si eres de otras religiones es tu cultura y hay que respetarla). Con la crisis del globalismo y la presión constante de las políticas de izquierdas, muchos jóvenes se han desplazado a posiciones que se daban por perdidas. Si de verdad la teoría del péndulo es aplicable a la vida real, existe una vuelta a valores más tradicionales. No es algo absoluto, ni mucho menos, pero es algo que se está produciendo paulatinamente.
Esta vuelta es particular de cada país, por supuesto. En el caso de España, nuestra historia y grandeza no se puede entender sin la cruz y la fe. Con esto no me estoy refiriendo a que haya una vuelta en masa a las iglesias (porque no es así), sino el apreciar de nuevo lo que somos gracias a lo que fuimos y comprender las claves que nos han hecho llegar hasta aquí.
En otros países pasa parecido. El movimiento Trump no se entiende sin la base cristiana. La imagen del presidente con la Biblia ante la iglesia que los de BLM habían asaltado es muy potente. En Hungría está Viktor Orban y la defensa de la identidad cristiana de su país. Lo mismo pasa en Polonia. Hasta en Francia la derecha monárquica ha crecido… ¡más de 200 años después de la Revolución Masónica Francesa!
Aquí quiero diferenciar entre lo que se ha llamado derecha tradicionalmente y la nueva derecha. La primera ahora ocupa en muchos países posiciones de centro, centro-derecha y hasta centro-izquierda como el Partido Popular; la segunda está creciendo y habrá que ver en qué queda en los próximos años.
JMF: ¿Entiendes el cristianismo como la religión solo de la nueva derecha?
JV: No, el cristianismo es universal y así debe seguir siendo, pero es evidente que los únicos que se atreven a defenderlo en la vida diaria y ante los ataques del sistema son de un espectro político concreto. Por otro lado, en el caso del catolicismo es muy difícil separar fe y política ya que el Vaticano en sí mismo es un Estado con intereses terrenales. Sea como sea, todo esto me parece fascinante. Muchísimos actores intervienen y un sinfín de problemas y soluciones a los mismos surgen con cada paso.
JMF: Gracias a Dios, y nunca mejor dicho, el Estado Vaticano de estado tiene lo mínimo… ¿Por qué esta inquina de muchos hacia el cristianismo y más en concreto al catolicismo?
JV: Desde hace más de 2000 años, todo se entiende a partir del nacimiento de Jesús, hijo de Dios. Eso ha dado origen a las sociedades más avanzadas y justas de la Historia documentada. Eso no quiere decir que haya sido perfecta, ni mucho menos, pero sin duda es cuando más se ha conseguido la igualdad entre todas las personas. Los derechos humanos, el derecho internacional y hasta el capitalismo o libre mercado, son creaciones cristianas católicas surgidas de la España de los siglos XVI-XVIII.
La implantación de una nueva sociedad, de un nuevo hombre (típico de los totalitarismos), solo es posible si se borra de la memoria lo que había antes. Esto es un plan que lleva siglos en marcha y es cada vez más visible. Lo vemos a diario con los ataques de cierta clase política, de medios de comunicación, incluso en la educación. Hay una obsesión con el cristianismo y, en especial, con el catolicismo. Por eso también esa tirria a España por parte de ciertos dirigentes: somos el país sin el cual no se entiende la Historia universal y el que expandió la fe por todo el mundo.
Guste o no, el cristianismo, sin España, no sería más que otra religión más. Esa quizás sea nuestra grandeza, como decía Menéndez Pelayo. Eliminando al cristianismo matan dos pájaros de un tiro. Necesitan que algo muera para que algo nuevo renazca. Como ejemplo, el recuerdo reciente del Estado por las víctimas del coronavirus.
JMF: ¿Te refieres al acto masónico tan poco natural en España?
JV: Masónico o cómo se le pueda llamar. El rechazo al funeral de Estado es un mensaje evidente y está claro que algo está ocurriendo ante nuestros ojos sin que gran parte de la población se dé cuenta. Hughes, el columnista de ABC, lo resumió perfecto en la columna titulada ‘Funeral de Estado’: «entre esto y el Islam, el Islam”.
JMF: Aqui confunden ‘laico’ con antirreligioso, ¿de dónde les viene este lio mental?
JV: Cada vez tengo más claro que los líos mentales no son tan fortuitos y que todo tiene relación con la debacle de la educación en España. Cada vez se enseña menos a pensar y más a ser un autómata. Esa confusión de términos enlaza con lo que decía antes: el dominio de la cultura. Aunque creo que ya podríamos hablar de la «anticultura». Quitan Filosofía como obligatoria, ahora van a por las Matemáticas… Eliminan el pensamiento abstracto y el racional, ¿qué podía salir mal?
En cuanto a estos dos términos en particular, no podemos obviar las raíces del anticlericalismo en España cuya máxima expresión fue la II República. Interesa confundir términos para poder manipular a las masas. Ya me dirá usted qué culpa tenían los religiosos asesinados por su fe. Un sin sentido.
Al fin y al cabo el cristianismo es el chivo expiatorio de la izquierda española como los judíos fueron de Hitler o los nobles y capitalistas de los comunistas. Siempre hay que buscar un culpable ajeno a nosotros no vaya a ser que meditemos sobre nuestros errores y nos demos cuenta de quiénes somos realmente.
JMF: ¿Quién o qué piensas que hay detrás de este ‘nuevo hombre’ o ‘nueva sociedad’ cada vez más material y por tanto más parecida a las bestias?
JV: En las próximas décadas vamos a vivir un cambio de paradigma absoluto con sociedades robotizadas y transhumanistas donde el ser humano como culmen de la creación ya no será el centro de la misma. Todo lo que nos pueda hacer humanos debe desaparecer: desde el sentimiento de pertenencia, consciencia colectiva, etc. De ahí la obsesión por el individualismo y, ahora, por la ruptura de la familia.
Detrás de ello hay numerosos grupos y personas realmente poderosas que controlan medios de comunicación, partidos políticos, factorías de sueños como Hollywood, empresas tecnológicas… El entramado es realmente complejo. Esa élite ya habla de despoblar el planeta para salvar a la «madre Tierra» (Pachamama), de la desaparición de millones de empleos en nuestras sociedades, del desarrollo de una inteligencia artificial capaz de suplantar al ser humano en sus labores diarias… Esto que puede sonar de locos, no lo es. Es tristemente cierto y llevan trabajando en ello desde hace décadas. Las redes sociales alimentan esos algoritmos que se usarán para nuestro control, prueba de ello es lo que ocurre en China o el mismo Tik Tok que ahora está de moda.
Hay tremendos intereses empresariales de personas a quienes no les importamos nada. Como bien dices, somos bestias de carga cuya labor es únicamente producir. Nada más.
JMF: Producir y «pan y circo para el pueblo». Mira que es viejo esto…
JV: Es que hoy en día muchos piensan que como volamos o tenemos Internet hemos avanzado como especie. Nada más lejos de la realidad. El ser humano será el ser humano siempre, por eso también están trabajando para modificar nuestra propia esencia. Nuestras motivaciones siguen siendo las mismas que las de los grandes clásicos. Nuestros miedos, deseos, anhelos… No cambian. Algunos piensan que por adorar a la juventud todo eso desaparece. Ingenuos.
Uno puede ser creyente o no creyente, pero lo que está claro es que el Nuevo Testamento es el mejor manual de psicología jamás escrito que ayuda y enseña a cómo tratar a los demás para una convivencia pacífica. Entendieron las pasiones humanas como nadie.
JMF: Del CoVId, ¿extraes alguna conclusión sobre todo esto?
JV: La verdadera pandemia es el miedo. No quiero enrollarme con su posible origen y demás, ya que lo importante son las consecuencias y estas se ven claramente. Se han tomado medidas más políticas que sanitarias. El objetivo es acabar con la economía, un reseteo financiero por así decirlo, con el objetivo de convertir a la población en una masa dependiente del Estado y de sus subvenciones. Esto permite al Estado planificar la economía según sus intereses. Lo hemos visto con los proyectos que las CCAA deben presentar a Sánchez para acceder a los fondos europeos.
Se han restringido nuestras libertades y temo que no volverán. Es más, creo que cada vez se nos limarán más y más con esta excusa de los rebrotes.
No auguro nada bueno en los próximos años pero eso no indica que no sean momentos de oportunidades. Ahora es cuando más debemos permanecer unidos como nación y demostrar lo que valemos ante el totalitarismo ideológico del PSOE, Podemos y compañía. Lo que más me preocupa es ver cómo millones de personas entregan sus libertades a cambio de nada ante el miedo a la muerte. Pensaba que seríamos más duros de roer.
JMF: Somos animal racional, primero animal, todos y siempre, y luego racional, no todos y no siempre. Gracias Javier, seguiremos que esto da para mucho y me habían sugerido que te entrevistara sobre Georges Soros y ni lo hemos mentado. Un abrazo y hasta bien pronto.
JV: No quise sacar a Soros por no marear con lo mismo siempre, pero si lo querías, lo tendrás.
JMF: No, lo dejamos para otra entrevista, así no te escapas jaja.
JV: Vale, tú mandas. Gracias a ti por la oportunidad, a ver si nos conocemos en persona.
JMF: Estamos en contacto y nos conoceremos. Un abrazo.
Interesante la idea de «burros de carga». Sí, así nos sentimos muchos de los que aún cuestionamos todo lo que nos cuentan. Es el peaje que hay que pagar por haber aprendido a pensar. La culpa la tuvo Franco y su bachillerato.
Un saludo don Josep María.
Comparto casi todo lo que dice, excepto por una cuestión es difícil plantearse que hay oportunidades con la inseguridad jurídica que genera el Covid, que sigue con cierres patronales por infecciones, cuando desde el 10 de Mayo de 2020 tenemos una tasa de mortalidad del 0,4%, tres veces inferior a la mortalidad de la gripe común del año 2019, habiendo bajado el virus su virulencia del 11,5% al 0,4% de mortalidad.
Esto es una realidad matemática, fácilmente comprobable cruzando datos del CCAES que dirige el Sr. Simón o los informes de la RED NACIONAL DE VIGILANCIA EPIDEMIOLOGICA, y pone de manifiesto que una vez creado el antecedente gubernamental, nunca es suficiente y que la economía para muchos e ha convertido en una ruleta rusa