Guillermo Gortázar: ‘El 18 de julio desapareció el Estado’


Conversación tranquila de @jmfrancas con Guillermo Gortázar.Historiador. Su último libro, que es otro libro de Historia: Un veraneo de muerte. San Sebastián 1936 Editorial Renacimiento, Espuela de Plata, Sevilla, 2024, lleva ya tres ediciones en dos meses.

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JMF: ¿Sorprendido por el éxito editorial?

GG: Creo que un cierto parecido a una novela ha incrementado mucho las ventas. Se trata de un libro «único» en opinión de Stanley Payne por una forma singular de relatar «desde abajo» unos acontecimientos, en un mismo lugar, en las mismas fechas (57 días) con la versión de protagonistas de todas las tendencias. En eso me diferencio de los escribas parciales de la mal llamada memoria histórica.

JMF: ¿Qué pretendías con él?

GG: Mi centro de atención ha sido, desde hace cincuenta, años la Restauración y el reinado de Alfonso XIII. Circunstancialmente me enteré de un secreto de Franco de 1975 y publiqué el año pasado un libro que es una versión perfilada y, en cierto modo, diferente de la Transición democrática. La invasión de mentiras y tergiversaciones sobre la guerra civil es evidente. Vi y leí un monumento con los nombres de las víctimas de la guerra civil en San Sebastián erigido por el Alcalde Izaguirre de Bildu-HB que omite los nombres de más de 400 asesinado en Guipúzcoa por el mero hecho de no ser adictos al inexistente Gobierno de la República. Después del 18 de julio en toda España el Gobierno republicano despareció y fue sustituido por poderes locales o regionales: desapareció el Estado y surgió un poder revolucionario que no tenía nada de democrático ni constitucional. Este libro recuerda los nombres y los hechos de aquellas víctimas omitidas por la parcial memoria histórica

JMF: ¿Y qué concluyes después de haber estudiado con profundidad qué pasó en San Sebastián?

GG: La guerra civil en San Sebastián duró 57 días. No se trata de una historia local. La caída de Irún otorgaba a los nacionales sublevados la frontera clave con Francia; San Sebastián seguía siendo la capital política de España en verano con todos los embajadores de las potencias acreditados en España. Estos embajadores fueron fundamentales para la declaración de «No intervención» por los informes que dieron a sus gobiernos (aquello no era una defensa republicana de la democracia sino una revolución en marcha socialista revolucionaria y comunista). Además, en San Sebastián, se produjeron en 57 días las etapas de toda la guerra civil: sublevación militar y social, fracaso inicial, represión de checas y asesinatos, desorganización de los milicianos en los frentes de guerra, división del frente popular, derrota militar y exilio hacia Bilbao o hacia Francia. Vamos, un trasunto de lo que iba a pasar durante casi tres años.

JMF: ¿Hemos aprendido algo de aquellos hechos?

GG: La inmensa mayoría de los españoles creo que sí. La elite política actual (a diferencia de la de la postguerra) izquierdista y separatista utiliza la polarización y el guerra civilismo como instrumento de mantenimiento del poder. E un grave error que no nos conducirá a una nueva guerra que nadie desea, pero que perjudica dramáticamente la comunidad política y la convivencia.

JMF: Fíjate, no se si coincides conmigo, pero mi primera conclusión fue ver en tu textos el ‘pardillismo’ de la derecha para reaccionar…

GG: En el caso de San Sebastián la iniciativa política y revolucionaria la llevaron los socialistas, los anarquistas y el PC. El Comandante militar de Guipúzcoa cometió el error de la pasividad que es letal en política y en la guerra. Los nacionalistas vascos de Guipúzcoa fueron también pasivos hasta que les concedieron el Estatuto de autonomía. Se emplearon a fondo en defender las iglesias y al clero, pero miraron hacia otro lado en la defensa del frente de Irún y en los asesinatos masivos de inocentes en San Sebastián y en Guipúzcoa.

JMF: ¿Cambió entonces en poder en San Sebastián y en España y se puede decir que la ‘República’ estaba más que muerta?

GG: Azaña y el PSOE al perder el control del país debieron dimitir y permitir un nuevo gobierno. Así lo hizo Alfonso XIII al perder el apoyo de la opinión. El Rey no quiso mantenerse a la fuerza en 1931. Por contra, el gobierno republicano entregó armas a los sindicatos y lo que era un golpe de estado militar (incruento en la larga tradición española) se convirtió en una guerra civil. El 18 de julio desapareció el Estado y cada región, provincia y localidad instituyó un poder independiente de Madrid, tanto los sublevado como los milicianos defensores de la República. El desastre fue tan enorme que el recuerdo republicano espanta a la mayoría de la opinión. Por eso la izquierda y los separatistas, con la memoria histórica, tratan de engañar a la opinión con la existencia, en 1936, de una República idílica, pacífica, democrática y libre a la que se opusieron en una guerra militares y obispos. Aquello era un caos en toda España: 450 asesinatos políticos entre febrero y julio de 1936.

JMF: Pedro Sánchez alaba continuamente los valores de aquella República. ¿No sabe de qué habla o si la añora?

GG: Forma parte del propio blanqueo y estigmatizar al adversario convirtiéndolo en enemigo. Así justifica su amistad con separatistas y exterroristas. Quizás la derecha política (también los medios y la derecha social) ha sido poco consciente de la eficaz tarea de propaganda de la izquierda y los separatistas. Es llamativo que muchos medios e instituciones han servido de altavoces de tergiversadores históricos de cuarta categoría omitiendo trabajos muy precisos y meritorios de historiadores rigurosos. Sin olvidar otros instrumentos de disolución de valores con series de televisión disruptivas como ese programa de varios años de una comunidad de vecinos.

JMF: En la sapiencia de un historiador, ¿qué es la extrema o ultra derecha?

GG: Esa es otra de las victorias del lenguaje de la izquierda. El caso reciente de Alvise está por ver si nos encontramos con un friki, como la italiana Cicciolina, o con un fenómeno político (el ejemplo puede ser Cs o Podemos) que consigue una posición decisiva en el Congreso de los diputados. Para ello bastan cinco escaños. Cuando nació VOX yo la definí como otra derecha, pero triunfó la ultraderecha. Tanto el PP como VOX, por motivos diferentes, han admitido esa denominación.

JMF: PP y VOX también son ultraderecha jaja. En cambio Podemos, Sumar son ‘progresistas…

GG: Y los totalitarios separatistas que como los nazis alemanes pintan y sancionan establecimientos comerciales por escribir anuncios en español. Es lo que hacían los nazis en los años treinta con los judíos. El progreso es una bella palabra que no encaja con exterroristas, totalitarios y neoautoritarios socialistas, partidarios de Maduro, Castro y demás dictadores. Es llamativa la «lucha» contra el difunto Franco (lanzada a moro muerto) y los halagos a los dictadores vivos. No entiendo cómo la derecha no destaca esa contradicción cada día a estos partidarios de las dictaduras hispanoamericanas.

JMF: Me temo que la derecha es un poco ‘pardilla’. ¿Algún consejo para ella desde la historia?

GG: No caer en la polarización no quiere decir no defender una posición política. Hay que dejar los insultos y exabruptos para esos representantes mal educados y responder con proyectos y argumentos. En una crisis como la que vivimos cada partido tiene todo el derecho a su propio desarrollo. A veces el PP está más pendiente de VOX que del PSOE. Eso es un gran error como hemos padecido en las elecciones europeas y sobre todo en las generales de 2023.

JMF: Gracias Guillermo, un abrazo y a seguir escribiendo. Si alguien quiere saber más, de lo que pasó y entender lo que puede pasarnos, lo tienen bien fácil, que lean tu libro

GG: Muchas gracias José María


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