Ya sé que la memoria no es una característica del mundo político y que la hemeroteca es casi siempre su peor enemigo. Uno, los políticos más por ser personajes públicos, es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras, aunque pasado cierto tiempo les importe un rábano este tipo de sometimiento.
Si revisamos lo que se dijo cuando empezó la crisis, nos estallarán los oídos de la cantidad de veces que tuvimos que soportar la sentencia de “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”. Esto, que inicialmente se predicaba de todos, individuos y colectivos, también incluía al todas las administraciones desde los ayuntamientos al propio Estado Central, se concretó entre otras cosas en frenar las reposiciones funcionariales, desde 2011 se han perdido 300.000 empleos públicos, y, en el caso de empresas y privados, en soltar lastre, empleos y sueldos, a velocidad de vértigo.
Curiosamente, cuando en la macroeconomía la crisis ya parece historia y en la economía real del ciudadano sigue ahí, el Gobierno quiere recuperar todos los funcionarios perdidos en el mínimo tiempo posible. Para ello va a convocar la segunda mayor oferta de empleo público, la primera fue de Zapatero el 2008 que nos llevó al hundimiento, sin recordar qué pasó y por qué paso y sin entender que la modernización de un país nos lleva al gobierno electrónico con menos funcionarios.
No entiendo nada. ¿Por que puñetas antes de salir definitivamente de la crisis nos quieren devolver a ella? ¿Alguien me lo explica?
Pues yo tampoco lo entiendo.