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Recuerdo, cuando era estudiante, que llegaba un momento antes de un examen en que uno ya no daba para más y recitaba el famoso “alea iacta est”. Es evidente que la suerte para los distintos partidos que compiten electoralmente, en pocas horas, estará echada, pero es más evidente que nuestra buena o mala suerte se echará después. Nada es igual que en las ultimas elecciones: ni los partidos, VOX no competía; ni el presidente en Moncloa, entonces era Rajoy; ni siquiera la que según los resultados nos espera…
Siempre se dice: “en estas elecciones nos jugamos mucho” y casi siempre es verdad. La Presidencia de gobierno en España es mucho poder, el que es aupado al cargo suele atornillarse, más si cabe, en la dirección del partido por el que se presenta y eso le hace todopoderoso. Si líderes desastrosos como Zapatero y Rajoy, cada uno de distinta manera y salvando las distancias -que las hubo-, dejaron a España, uno fatal y el otro a medias, y a sus partidos más que tocados, imagínense lo que puede hacer dar el poder cuatro años a un personaje que en diez meses ha superado en incapacidad al propio Zapatero.
Mi próximo texto será después de estas elecciones claves y probablemente ya sobremos todos la que nos espera: un gobierno malo con Sánchez e Iglesias o un gobierno peor sumándole nacionalistas, independentistas y demás patulea. Si como parece Sánchez puede ganar pero por poco, los que quieran respirar algo de libertad no pueden quedarse en casa. Un voto no es nada, pero es mejor pensar y actuar pensando que un voto lo es todo.
No entiendo nada. Es un derecho votar pero, ¿no es también un deber cuando nos jugamos tanto? ¿Alguien me lo explica?
El domingo 28A van a rodar algunas de las cabezas de los candidatos, porque sus afiliados no les van a consentir la derrota. Si no, al tiempo.
En cuanto a mi opinión sobre el voto, la voy a expresar con un soneto:
Nos pasamos la vida voto en mano,
metiendo en las urnas papeletas,
en fila como simples marionetas,
ya seas monárquico o republicano.
Ese gesto que se hace cotidiano,
de tanto practicarlo lo encorsetas,
es como cambiar duros por pesetas,
tan confiado se vuelve el ser humano.
Sin poder escapar de ese sistema,
dejas la solución en mano ajena,
esperando que cumplan su promesa,
ignorando la esencia del problema,
que la acción de votar es la condena
y que tu voluntad la tienen presa.