El hecho es que Leo Messi superó el domingo la marca de 85 goles que el alemán Gerd Müller logró en 1972. Desde hace años se conocía este récord del torpedo Müller y nadie lo discutía. El propio Müller comento sin acritud el hecho de que Messi lo superara.

Curiosamente mientras era el teutón el que lo tenía, todos contentos. Bastó que fuera Messi el que lo superara para que algunos periodistas deportivos rebuscarán hasta encontrar a un futbolista de Zambia, Godfrey Chitalu, del que se dice que marcó 107 tantos en 1972. A partir de ahí el Santos reclama para Pelé 110 goles en 1961 y el Flamengo contabiliza para Zico 89 tantos en 1979. Ante tal avalancha de héroes futbolísticos, la FIFA se ha desentendido del récord y a otra cosa mariposa.

Si ya muchos personajes de profesión periodistas me desesperan al ver que toda su capacidad crítica pasa por la oficina de información del respectivo partido político al cual adulan, imaginaos cuando este comportamiento se da en un tema tan poco trascendente como el fútbol. Los periodistas de partido me dan grima y, los de club ni te cuento.

Triste es que haya bastado que sea Messi el que adelantaba a Müller en goles para que la troupe de periodistas blancos busquen en los anales del fútbol con el único objetivo de chafarle el récord. Al final: perros del hortelano, ni Messi -es lo que querían- ni nadie. Triste igual hubiera sido desmontar un éxito de Ronaldo.

Pues nada, felicidades, los comportamientos miserables es lo que tienen, no aportan nada.