Ayer el candidato del PP a las próximas elecciones autonómicas fue presentado en sociedad por Mariano Rajoy en Madrid. En su intervención habló de la propuesta de Decálogo de cinco o siete puntos que hará llegar tanto a C’s como al PSOE catalán, el PSC, dado que son las únicas fuerzas políticas no independentistas. El decálogo resumido, o mejor el pentálogo, pretende consensuar unos mínimos para el día después de las elecciones catalanas y ya cuenta con el rechazo de los invitados a sumarse.
Una vez más prima la cuestión partidista: se valora quien propone la cosa, y no el contenido de la cosa misma. No se trata de mejorar nada, sino que el otro no se ponga la medalla. Evidentemente el separatismo catalán, amén de presentar una propuesta -que puede ser inviable- ilusionante para algunos, tiene la suerte de enfrentarse a partidos que siguen empeñados en ir cada uno a la suya.
No entiendo nada. ¿Nadie de los no independentistas es capaz de proponer un proyecto mínimamente atractivo y abierto a más gente que a sus propios incondicionales que, por cierto, cada día son menos? ¿Alguien me lo explica?