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Cuando aún estábamos en pleno debate sobre las pensiones, las declaraciones de Daniel Lacalle y la tergiversación con mala fe de Ábalos, Pablo Casado ha metido en campaña a las policías autonómicas y su posible dependencia jerárquica de los cuerpos nacionales. Tiempo le ha faltado al PNV para tacharlo de ignorante absoluto y al gobierno del PSOE, en boca de la ministra portavoza, perdón se me ha escapado es el ambiente, para destacar la ‘mirada administrativista’ de Casado sobre nuestras Comunidades Autónomas. Sin entrar en la ignorancia o sabiduría del declarante dado que algo de eso ya contemplan tanto la ley de Seguridad Ciudadana como la ley de Seguridad Nacional, Celaá acaba de dar en el clavo al descubrir un nuevo e interesante mediterráneo: las Comunidades Autónomas como entes ‘administrativistas’. La constitución habla de Autonomías, no de miniestados.
¿Se imaginan ustedes que la organización territorial de España fuera en Comunidades Autónomas con vis administrativa y muy poco política? Un mínimo ejecutivo, un parlamento reducido y nada de entes repetidos para hacer lo mismo… Que brillante ha sido Celaá interpretando lo que ni siquiera se atreve a pensar Casado. Las Autonomías en España han devenido pequeños estados centralistas en su territorio, empeñadas en legislar sobre todo para hacerse importantes, yendo a la suya cuanto no contra el Estado que las ampara. El Presidente de la Comunidad, en muchos casos, lejos de ser el alto representante del Estado en su territorio, es el primer opositor a los deseos de este. ¿Suprimir las autonomías? Imposible. ¿Repensarlas? Sin duda. Deben servir para acercar la administración al administrado, para que el Estado no favorezca a unas frente a otras y para velar por que todos los ciudadanos gocen de las mismas oportunidades y servicios y al menor coste.
No entiendo nada. ¿Es lógico mantener sin retocar lo que es caro y funciona poco? ¿Alguien me lo explica?
Al darles tanta competencia nos hemos convertido en los Estados Unidos de España, el problema con los de América es que aquí hay comunidades que no se sienten pertenecientes a España e intentan separarse, a un estado americano no se le ocurriría, ellos son un todo, porque tienen una misma lengua, una misma bandera, un mismo himno, pero sobre todo son una misma nación. Aquí, en España, han sobrado concesiones y ha faltado control. La novedad de González, la soberbia de Aznar, la incompetencia de Zapatero y la pusilanimidad de Rajoy, han convertido a nuestra Nación en unos Reinos de Taifas. A Sánchez no lo califico todavía porque le queda la asignatura pendiente, gobernar.
Las regiones -me produce urticaria el solo nombre de Comunidades Autónomas- deben ser única y exclusivamente regiones administrativas con autonomía de gestión, pero no de disposición o normativa. Lo que se viene conociendo como descentralización administrativa y no política. La política debe ser única y exclusivamente nacional.
Pongamos como ejemplo uno que entenderán todos: la Enseñanza.
Una sola debe ser la ley, uno solo debe ser el plan de estudios, desde Primaria hasta Universidad, uno solo debe ser el cuerpo docente de cada novel de enseñanza.
– ¿Qué quedaría como competencia de las regiones?
– Mucho:
1. Fijar los horarios escolares en función de las condiciones climáticas y meteorológicas propias de cada región, dentro de un calendario escolar único.
2. Disponer los medios materiales adecuados, incluido el transporte escolar de alumnos y profesores volantes.
3. Proporcionar los locales adecuados al profesorado, incluida la vivienda en aquellos lugares de difícil provisión en los niveles obligatorios de la Enseñanza.
Y así, en Sanidad, con una sola tarjeta sanitaria y una Red Hospitalaria nacionales, gestionada por las regiones, atendiendo a sus características demográficas y el tipo de poblamiento, concentrado o disperso.
Por ejemplo.