Conversación tranquila de @jmfrancas con José María Arenzana (@PepeMasai), periodista y guionista de TV. A eso me he dedicado desde los 21 años. Estudié Derecho y Periodismo. Dejé ABC hace muchos años para iniciar la primera agencia de guiones que se montó. Fui delegado de las revistas Cambio16 y Panorama en Andalucía y reportero de guerra y ‘turista profesional’ muchos años. Como guionista he trabajado muchos años con Jesús Quintero, Carlos Herrera, Andrés Aberasturi, Juan y Medio, etc. Hasta el año pasado fui consejero del Consejo Audiovisual de Andalucía durante 14 años.
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JMF: También acabas de publicar un libro…
JMA: Sí. Este mes se publica el libro “Ruanda, Cien días de fuego”, editorial Última Línea, dentro de una colección sobre genocidios que edita el Centro de Investigaciones sobre Totalitarismos y Movimientos Autoritarios (CITMA), El año pasado se cumplieron 25 años de la tragedia.
JMF: ¿Sigue habiendo genocidios?
JMA: Técnicamente, el de Ruanda fue el último del siglo XX, pero sí lo hubo también en Yugoslavia, aunque se terminó de juzgar ya en el siglo XXI y el de Camboya, aunque ocurrió en los años 70, no se juzgó hasta mucho después. Por supuesto que siguen existiendo y algunos son desconocidos. Por ejemplo, se cree, pero aún no es posible saberlo, que el pueblo Nuba, en las montañas centrales de Kordofán en el centro de Sudán, fueron exterminados y no hay noticias de ello.
JMF: Pero, ¿hoy hay genocidios?
JMA: En este instante no está siendo juzgado ninguno que yo sepa, lo cual no implica que no se estén cometiendo. Pudiera ser que en Zimbabue algún día se lleve a cabo una revisión del acoso y derribo que hay sobre la población blanca.
JMF: ¿Qué tienes tú que ver con el ‘fraude electoral’?
JMA: Fue casual. En el año 2012 hubo elecciones autonómicas en Andalucía. Por primera vez las ganó el PP con Javier Arenas como candidato…, pero no obtuvo la mayoría absoluta. Se quedó muy cerca. Esa noche me puse a revisar los resultados electorales y comencé a detectar resultados digamos atípicos, así que seguí mirando despacio y detecté errores en la web oficial. Me puse a ver la Loreg y descubrí que tres días después de celebrados unos comicios, la Ley exige que se celebre un “escrutinio general” en las Juntas Electorales Provinciales. Así que ese miércoles asistí a la sesión y descubrí que no se celebraba en absoluto parecido a lo que exige la ley.
JMF: ¿Errores?
JMA: Sí, lo que yo detecté eran errores de bulto. Por ejemplo en la columna de al lado del PSOE o del PP, un minipartido desconocido tenía muchos votos y el PP o el PSOE, justo al lado, 0 votos. Se trataba claramente de un error. Pero había bastantes casos como ése. Y no sólo de 0 votos, sino de apenas unos cuantos votos frente a 300 o 400 votos, por ejemplo, para el Pacma, que entonces no sacaba más de 2.000 en toda Andalucía.
JMF: Y, ¿qué concluiste de esas rarezas?
JMA: Asistí a la sesión de escrutinio, como digo, y allí vi que el presidente de la JEP preguntaba a los partidos presentes si querían reclamar alguna acta. Reclamaron cinco actas (3 el PP y 2 del PSOE). Mandaron traer los sobres que contenían esas actas de papel. Las comprobaron y dieron por buenas las reclamaciones. Cuando aquello terminaba pedí la palabra para explicarle al presidente de la JEP que ni remotamente era eso lo que exigía la Ley. No me hicieron ni caso, aunque me dejaron hablar, porque aunque se trata de un acto público, sólo está permitido tener voz si representas a alguna candidatura. Al terminar, les dije a todos que los errores detectados también los había detectado yo. Afectaban a unos cientos de votos. Pero les expliqué que yo había detectado errores de mayor volumen de votos en otras mesas en la web oficial y que ellos no las habían reclamado. Algo fallaba. Obviamente, los representantes de PP y PSOE reclamaron aquellas 5 actas porque les daban cero votos en ellas y eso lo detecta hasta mi gato, pero bastaba con un repaso un poco más exhaustivo para comprobar que había errores más sutiles y más voluminosos que afectaban a varios miles de votos. Y hablo sólo de errores.
JMF: Y quedo así, con resultados con errores…
JMA: Por supuesto, quedó así. Corrí la voz y me puse en contacto con los gerentes y directivos de las campañas electorales de varios partidos. Todos me confirmaron que desde hacía muchos años se había dejado de hacer el recuento manual que cada partido hacía por su cuenta y que todo lo fiaban a aquella minúscula reclamación ocasional de algunas actas sueltas. Pero lo que la exige la Loreg no es eso, sino que en la sesión de escrutinio general han de abrirse todos los sobres con las actas de papel y hacer el recuento por parte de la JEP, no validar los resultados que les da el Gobierno, que es quien organiza las elecciones ayudándose de una empresa a la que contrata a tal efecto. Lo siguiente fue esperar a las elecciones de 2015, también autonómicas.
JMF: Y, ¿qué paso en 2015?
JMA: En 2015 logré convencer a un partido, Vox, para que exigiese que el escrutinio se acomodase a lo que dice la ley. La JEP no atendió a razones y, entonces, conforme a Derecho, redacté para Vox un recurso en el plazo de 24 horas denunciando que no se había celebrado conforme a la Ley. La JEP falló en contra de nuestros argumentos, así que otra vez en 24 horas presentamos un segundo recurso que en ese caso ha de ser fallado por la Junta Electoral Central.
JMF: Y ¿Qué fallo la Junta Electoral?
JMA: Y esta vez sí, la JEC admitió de plano todos nuestros argumentos. O por mejor decir, los argumentos se los proporcionaba la JEP en la respuesta primera que nos dio, pues allí se retrataban y hacían una confesión de parte atroz. Se pusieron a hablar en su decisión de que no podía haber trampas ni pucherazos en la manera de hacer el escrutinio por esto y por lo otro… ¡Pero nuestro recurso no hablaba de trampas ni de pucherazos! Sólo le requeríamos que se ajustasen a la ley. A su vez, también confesaban que ese sistema descrito en la Loreg dejó de seguirse “de manera inveterada al menos desde el año 2000”, desde que había entrado en juego la informática, decía. Y apuntaban que no tenía sentido hacerlo conforme a la ley y que entonces habían optado desde muchos años antes por hacerlo por ese “método abreviado”… Los de la JEC en su fallo parecían estar alucinando y les dijeron que eso del “método abreviado” era un invento de su cosecha. Y que si no habían hecho el escrutinio general de la manera que recoge la LOREG, la única posibilidad era volver a celebrarlo. Y así lo ordenaron, explicándoles con cierto detalle de qué manera ha de hacerse. Así pues, hubo que repetir por primera vez un escrutinio general, el de Sevilla.
JMF: Y, ¿qué pasó al repetirlo?
JMA: En la repetición del escrutinio y en las demás elecciones subsiguientes optaron por una cosa intermedia, un simulacro muy espantoso que incumple flagrantemente la ley.
JMA: ¿En qué consiste ese simulacro?
JMA: Muy sencillo. El simulacro es que esta vez sí abrieron todos los sobres, uno por uno, con las actas de papel. Un miembro de la JEP leía en voz alto columna por columna mientras un tipo de la empresa contratada por el gobierno iba controlando si lo que cantaba se correspondía con lo que ponía en su ordenador. De ese modo, supuestamente, se habrían revisado todas las actas. La mejor prueba de que las actas antes no se miraban es que los sobres que las contienen antes de aquel año permanecen cerrados y van firmados de manera cruzada para que se pueda verificar si se abrieron alguna vez.
JMF: Y, ¿en qué falla esto? ¿No es correcto?
JMA: Pues bien, digo que eso tampoco es lo que la Loreg exige. La loreg y el fallo de la JEC que obligó a repetir el escrutinio, desgrana con toda claridad que hay dos administraciones diferentes e independientes: 1) la Administración que convoca y organiza las elecciones (es decir, el Gobierno) para lo cual se ayuda de una empresa que le facilita los elementos informáticos, etc. y 2) la Administración electoral, y al respecto de ésta, la Loreg y la JEC les dice con toda claridad cómo ha de proceder, con sus propios medios (importante) y abriendo todos los sobres para hacer recuento y suma de los resultados obtenidos de… ¡¡las actas de papel!! Y no del ordenador del Gobierno/Indra. Puede alegarse, y así lo dicen ellos, que si los resultados de las actas se verifican con el ordenador y no hay diferencia entre esos ‘sumandos’ el resultado es correcto. Y no es cierto!! Si nadie suma los resultados obtenidos de las actas y le sigues dejando la tarea al ordenador, el resultado puede ser el que le dé la gana a la máquina… del Gobierno, en especial si sabes que la JEP ha renunciado a efectuar esa suma. En la repetición de aquel escrutinio se detectaron errores de varios miles de votos. Pero la cosa fue a peor, porque durante los tres meses siguientes, el Boja (el BOE andaluz) publicó no menos de tres correcciones importantes de los resultados oficiales, y lo hicieron de tal modo que resulta imposible a día de hoy saber cuáles fueron los resultados finales.
JMF: ¿Por qué los partidos aceptan este sucedáneo?
JMA: Esa es la gran pregunta para lo que no tengo una respuesta. No lo soy capaz de entenderlo. He apretado de todas las maneras que se me han ocurrido, he intentado casi de todo y no he conseguido averiguarlo. En Jaén, en aquella ocasión se hizo una corrección en Boja que afectaba a 20.000 votos. Imposible saber de quién eran esos votos. En una ocasión se desglosan los supuestos errores por partidos y en otros casos los desglosaron por provincias sin decir los partidos. O sea, imposible saber y tampoco se puede averiguar, por tanto, si aquello afectaba a la asignación de escaños. Pero en todos los casos, esas publicaciones de errores que la JEP publica en el Boja, se dice que son errores aritméticos y de suma, no errores materiales o de transcripción… Y la pregunta es: ¿cómo es posible que hubiese errores aritméticos si, supuestamente, la suma procedía de un ordenador? ¿Acaso los ordenadores del gobierno se equivocan al hacer sumas? Y en tal caso, si se equivocan, ¿cómo es que la JEP se limita a dar por válidas esas sumas si realizarlas ellos mismos y con sus propios medios como les exige la Loreg?
JMF: Es de suponer que si el voto fuera telemático ya sería el acabose…
JMA: Sería el fin del mundo, tengo la certeza. Y hay multitud de ejemplos que poner al respecto. La empresa Indra, que es la que suele prestar ese soporte técnico, está vivamente interesada desde hace años en implantar el voto electrónico usando palabras como modernidad, sostenibilidad, rapidez, garantías, etc. Pero no se olvide que la Ley no menciona nunca nada de la informática: jamás. La ley habla de las actas de papel y cómo ha de actuarse respecto de ellas en cada parte del proceso. Indra, al igual que otras empresas en otros países, ha implantado el voto electrónico en muchos lugares, por ejemplo en Argentina, en Venezuela, en Suecia o en… Florida. Como sabemos, los resultados son muy desiguales según el país. Si se juega limpio, pues vale, pero la informática se presta casi a cualquier cosa y es secreta. En el segundo recurso que he mencionado me tocó jugar a delincuente para tratar de demostrar que yo mismo podía idear una manera técnica de trampear en un ordenador. Y lo creo muy factible y es indetectable. Ni siquiera los que programasen la fórmula tendrían por qué saber lo que han hecho, porque se les podría encargar un programa que se fuese a dedicar a recontar peces de colores, por ejemplo, aunque luego se utilice para otros fines. Pero repito que la Ley hace abstracción completa de los ordenadores, de la informática, de las empresas de apoyo del gobierno, etc. La Loreg sólo habla de los votos, las actas de papel y de las Juntas Electorales y cómo han de proceder con las actas. Esa es la democracia!! Yo he renunciado a seguir preguntándome cosas sobre los ordenadores, puesto que no figuran en la Ley de ningún modo. Y si no figuran en la ley, no son nada, no existen ni debieran existir a efectos válidos formales. La democracia, según la ley, se concreta y se tramita a través de unas actas de papel. La Loreg no le encarga a las Juntas Electorales que vigilen los recuentos y sumas del gobierno, ni tampoco de ordenador alguno, así que los resultados de la noche electoral tienen validez cero, ni siquiera provisional, porque son datos que da el gobierno, que es el convocante y organizador del proceso electoral y no la Administración independiente encargada por ley de velar por el recuento manual de cada hoja de papel. Dicho de otro modo, los datos que recibimos por TV la noche electoral son mero entretenimiento, pero de valor jurídico ninguno. Es sólo un show para que nos vayamos a la cama sabiendo o haciendo como que sabemos quién ha ganado o perdido, pero no sirven. Es como si los hubiese dado los resultados El hormiguero de Pablo motos. La misma validez. Durante los tres días que median entre la celebración de las elecciones y el comienzo del escrutinio, los datos están en manos del Gobierno: es decir, cómo si el mago se situara detrás de la cortina. Y si el mago está detrás de la cortina, ahí se pueden hacer maravillas. Es más, los ordenadores sólo necesitan un milisegundo para reportar los cambios que se deseen y se ajusten a tus necesidades. Esos ordenadores contienen los históricos de comportamiento de todos y cada uno de los comportamientos electorales de cada mesa de cada pueblo desde el inicio de la democracia. Pueden recalcular lo necesario en un milisegundo para que pase desapercibido…, en especial si sabes que las JEP luego no van a hacer el recuento que la Ley les exige. Te diré una cosa… Alguna gente piensa que si alguien quisiera hacer trampas en unas elecciones, trasvasaría grandes cantidades de votos de un partido a otro. Pero esto no funciona así. Para lograr resultados tangibles, no precisas hacer un trasvase de millones de votos, bastaría con acudir a pequeñas cantidades de votos de las mesas adecuadas de cada circunscripción provincial para lograr, mediante los restos, el último escaño, por ejemplo, de una serie de provincias de este modo, con pequeñas alteraciones, podrías acceder a diferencia de escaños medianamente abultadas con sólo tocar en unos miles de votos de cada circunscripción. Todo esto que digo, advierto, es fantasía y yo no afirmo en ningún caso que se haya hecho así en ninguna ocasión. Lo que sí digo es que si las JEP no cumplen con la Ley (y esto sí afirmo que no la cumplen), todo es posible y queda al albur de lo que quieran quienes manejan esa tecnología. Y los ciudadanos no podemos estar al albur de eso, sino que para eso está la Ley, con sus garantías y con sus órganos de la Admon electoral que han de fiscalizarlo todo tal como dice el espíritu y la letra de la ley.
JMF: ¿Tienes alguna esperanza que se cumpla la Ley y se haga este ‘escrutinio general’ al que obliga la LOREG?
JMA: Cada vez menos. Por regla general, los partidos no se enteran y envían a gente que no sabe lo que ha de hacerse en la JEP ese día. Llegan allí, en el mejor de los casos ven que se leen los resultados y que se comparan con los datos de un ordenador y lo dan por válido y aseguran que se ha hecho estupendamente. Los partidos no se enteran o no se quieren enterar. Y esa era la pregunta para la que no tengo respuesta.
JMF: Y yo aún menos, no lo entiendo.
JMA: La Junta Electoral Central se ha pronunciado desde 2015 repetidas veces exigiendo el cumplimiento estricto de la Ley y detallando sus extremos. No hacen caso. En Sevilla, por ejemplo, han vuelto a las andadas. En los últimos comicios de diciembre pasado fue escandaloso. En esa última ocasión, la JEP de Sevilla armó un sistema para que no le liásemos la bronca allí mismo sobre la marcha. ordenaron traer todos los sobres con las actas. Un ejército de funcionarios comenzaron a rasgar los sobres, abriéndolos, a toda velocidad. Tal como los abrían los volvían a guardar en sus cajas y se los volvían a llevar. Ocasionalmente, de cada 30 o 40 sobres, cotejaban los datos de un acta con lo que figuraba en el ordenador para esa misma acta. De ese modo podían aseverar ante quien fuese necesario que todos los sobres se abrieron, cómo marca la ley… ¡¡pero ni se miraron!! Un verdadero paripé, una sinvergonzonada absoluta.
JMF: Mil gracias José María, estamos en contacto seguro que podemos hablar tranquilamente de más temas. Un abrazo.
JMA: Cuando quieras. Gracias a ti.