Me dice David Fernández Agredano, licenciado en Ciencias de la Información

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La única solución (un mensaje de ánimo y de esperanza)

«Alvy, hay que tener un poco de fe en las personas». Manhattan, Woody Allen (1979)

He visitado en la web un contador oficial de muertes en el mundo. Al comenzar a escribir este artículo ―hoy lunes 2 de noviembre, a las 11:17 de la mañana― la cifra ascendía a 49,380,944 fallecidos en lo que llevamos de año. Durante dos minutos he visto cómo iba subiendo el marcador a un ritmo de 1,5 personas por segundo. Lo he comparado con el número de fallecidos por el COVID19: 1,206,127. Si tienen curiosidad, pueden verlo pinchando en este enlace: https://www.worldometers.info/es/.

No me interpreten mal, no trato de restarle importancia a los efectos del coronavirus. Pero me ha invadido esta pregunta: ¿somos conscientes de lo importante que es una única vida o solo nos preocupamos cuando nos acecha la muerte? 

Observo que los medios no cesan en su empeño de aterrorizarnos con su bombardeo de desgracias, intuyo que hay muchas personas frotándose las manos, y siento rabia, pena y rencor. Y de tantas emociones solo siento rechazo por este último. Y me asalta de nuevo otra duda: ¿por qué? Recuerdo algunas teorías sobre nuestra naturaleza emocional y me encuentro que hay un consenso sobre la siguiente afirmación: el rencor ―el odio― es un sentimiento contrario al amor. Y, discúlpenme, me he sentido aliviado. Porque dentro de todo este sinsentido me ha parecido vislumbrar algo de luz.

No niego la realidad: lo que nos ha tocado vivir es un auténtico drama. He vivido muertes injustas ―si se pueden calificar así― desde tan cerca, que he experimentado el dolor de perder a un ser querido sin más explicaciones que «lo sentimos, no hemos podido hacer nada». También comprendo que las personas cometemos errores, y pienso que nos permiten evolucionar como seres humanos. Pero no me fío nada de quienes tienen en su mano decidir sobre quién debe o no continuar con vida sin conocer al mortecino. Y no me refiero a los profesionales de la salud que respetan el juramento hipocrático, sino a los gobiernos, a los gestores, a los que solo piensan en nosotros como si fuéramos números. ¿Saben por qué? Porque da la impresión de que no quieren aprender. 

Insisto, da la impresión. No creo que sea así. Simplemente no son conscientes. Están tan lejos de las personas a las que deberían servir que ignoran las consecuencias de sus irresponsabilidades y terminan por servirse solo a sí mismos. Insisto, sin ser conscientes; porque si lo fueran estarían atentando contra nuestras vidas. 

Y me asalta otra pregunta: ¿cómo es posible que no sean conscientes? Si cualquier ciudadano normal ―como yo mismo― sabe que sus actos tienen consecuencias… Solo encuentro una respuesta: porque eligen ignorarlas. 

Me agotan los mensajes negativos y trato de buscar algo que mantenga mi ánimo en pie sin necesidad de acudir a recursos artificiales ―dícese drogas legales o ilegales, qué importa―; trato de buscar un mensaje de esperanza que pueda aliviar al transmitirlo a quienes ―como yo― a veces nos sentimos desesperanzados, solos, deprimidos… Y he encontrado lo que para mí es la única solución. 

Vivimos en una era en el que toda nuestra sabiduría y conocimientos de millones de años están al alcance de un roce de nuestros dedos sobre la alfombrilla de un portátil. Un gesto tan simple podría salvar tantas vidas, abrir tantas conciencias… Y he recordado una entrevista de Josep Maria Francàs, a Cristina Martín, autora de La verdad de la pandemia; en particular, su respuesta final: «Aunque ahora nos toque atravesar un desierto, el amor vencerá…». 

Son las 12:17 de la mañana y estoy terminando este artículo. Escribo esto delante de un ordenador, en el patio de mi casa, con el temor de que algunas de las personas a las que amo y/o atiendo sufran las consecuencias de este virus tan devastador… La cifra de muertes en el mundo ha ascendido a 82.539. La cifra de fallecidos por la COVID se mantiene inalterable. Y me pregunto «¿por qué acudes a las cifras?, ¿acaso desconoces el valor de una vida?». 

Ojalá esto nos haga más sensibles al sufrimiento ajeno: sería el primer paso para comprender que el amor es la única solución a los problemas de este mundo…

Enlace de interés:

Me dice Aarón García Peña. Poeta

Estáis dejando de vivir por miedo a perder la vida

España es siempre una mentira transitoria, un cuchillo que afilamos con nuestro corazón, cualquier caricia a las puertas del infierno y ese agujero del calcetín que nunca remendamos. Unos defienden su derecho a la vida; otros, su derecho a vivir. España es hoy una hoguera encendida a los pies de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

“Empiezan a preocuparme más las consecuencias de algunas medidas y las reacciones de la gente contra la propia gente, que la pandemia misma”, escribí el 22 de marzo de 2020. Hoy me avergüenzo de haberme sólo preocupado.

Para devolvernos a la realidad empezando por ella:

* El SARS-CoV-2 existe y es, evidentemente, letal y  extremadamente contagioso 

* Las medidas y el tratamiento  informativo son, esencialmente, totalitarios 

* Los responsables públicos eluden su responsabilidad haciendo responsables a los ciudadanos…

Los españoles estamos siendo víctimas de un maltrato tipo —“de libro”—. El Estado nos agrede por nuestro bien:

* Nos quita la libertad de movimiento por nuestro bien

* Nos quita el trabajo y la independencia económica por nuestro bien

* Nos quita las relaciones sociales y el derecho a reunión por nuestro bien

* Destruye los valores educativos humanistas por nuestro bien

* Destruye la calidad de la sanidad pública por nuestro bien

* Destruye la calidad de los servicios sociales por nuestro bien

Y, como alega siempre cualquier maltratador, no sólo lo hace por nuestro bien sino porque la culpa es nuestra; nosotros somos los responsables de que se vean obligados a agredirnos; y nosotros, como suelen hacer las víctimas estereotipadas, bajamos las pupilas gustativas, pedimos perdón y reprochamos a otras víctimas que no se comporten como el agresor espera. La historia de la humanidad demuestra, con rabiosa y eterna tozudez, que las “ovejas” de dentro del redil desprecian y denuncian a las que pasean por el campo.

Ahora los animalitos entran y salen del cercado según la voluntad de su dueño. Hemos dejado de ser libres “porque funciona”; porque, como insiste en declarar nuestro Jefe del Gobierno y defendería cualquier esclavista americano del siglo XIX: “Por encima del derecho a la libertad está el derecho a la vida”.

Sin embargo no existe ni existirá en el ser humano nada más saludable que el ejercicio de su libertad. El miedo al Coronavirus, el miedo a las medidas contra el Coronavirus, el miedo al comportamiento de quienes no tienen miedo al Coronavirus, el miedo al comportamiento de quienes tienen miedo al Coronavirus… “El miedo es libre”, dicen; pero el miedo es, precisamente, lo que te quita la libertad.

Por si algún día queremos volver a ser demócratas, recuerdo: en democracia ningún gobierno puede, para afrontar un problema de ámbito público, inmiscuirse en el privado para suprimir los Derechos Humanos, las libertades individuales y el Estado de Derecho con aciones penales preventivas. Yo —al menos yo— no me volveré un fascista porque funcione. Si ahora hemos dejado de ser libres por una excusa razonable, cabe la posibilidad de que nos veamos abocados a repetirnos esa misma excusa durante el resto de nuestras vidas. ‘Cuidado’ es poco.

“Sé solidario”, insisten; pero la ‘solidaridad’ implica privarse voluntariamente de un derecho fundamental para compartir el mal o favorecer el bien ajenos; cuando dicha solidaridad se impone con cualquier excusa se denomina, nos guste o no reconocerlo, ‘dictadura’. Ni siquiera votándolo con mayoría absoluta y por aclamación en Cortes Generales, tendríamos derecho a quitarnos los unos a otros la libertad.

“Negacionistas”, dicen; pero no conozco, en España, a más de dieciséis negacionistas de que el virus exista; sin embargo conozco desde marzo a casi treinta y siete millones de negacionistas de los Derechos Humanos, las libertades individuales y el Estado de Derecho.

Los españoles malgastamos muchísimo tiempo y talento en volvernos dictadores; el resto de ambos, en volvernos sumisos. Herederos de un imperio del que sólo quedan nuestros inigualables vestigios del arte, la gastronomía y la riqueza idiomática; ahora todo español aspira a mandar o ser mandado. España es la suma de, aproximadamente, cuarenta y ocho millones de déspotas. Todos nos creemos demócratas, respetuosos, solidarios y responsables; mientras le decimos al otro lo que debe hacer con su vida.

“La salud pública lo primero”, dicen; pero no estamos anteponiendo la salud pública a todo lo demás. Estamos anteponiendo la salud pública en relación al Coronavirus a la salud pública de todo lo demás —cánceres, infartos, tratamientos quirúrgicos, pruebas médicas de prevención, ansiedad, psicosis, desafección social, ‘educación’ basada en el miedo…—. ¿Para salvar la vida de un país antes hay que asesinarlo? No saben gobernar quienes basan su acción de gobierno en prohibirle al ciudadano sus derechos fundamentales.

¿Es adecuado arreglar un problema de salud enfermando a las personas?

* Enfermará quien no pueda pagar la luz

* Enfermará quien no pueda pagar la hipoteca 

* Enfermará quien no pueda pagar el alquiler

* Enfermará quien no pueda pagar la calefacción

* Enfermará quien no pueda pagar la comida de sus hijos… y enfermará quien no pueda ver a las personas que ama o conocer a otras de las que podría haberse enamorado.

Ninguno de ellos, seguro, tendrá buena salud. No hay nada como la pobreza para enfermar de cualquier cosa. Deja de mirar el ticket de compras; te lo explico: si ahora sólo puedes comprar la mitad con el mismo dinero, ahora tienes la mitad de dinero que antes.

Recordatorio ciertamente desagradable: ningún Estado del mundo, en la historia presente de la humanidad, piensa bondadosamente en su ciudadanía; porque todos —absoluta y codiciosamente todos— actúan a diario al margen de sus propias leyes y los Derechos Humanos. A partir de aquí podemos, si lo queréis, hablar de las hadas y los Reyes Magos.

Entre los “terraplanistas” defensores de la verdad oficial sea cual sea —el ‘terraplanismo’ era el pensamiento oficial y, los poquísimos que estaban en contra, quienes eran quemados en la hoguera—, los negacionistas de la existencia de un virus que está matando a las personas y los portavoces amamantados del apocalipsis; los españoles decimos hablar de ciencia pero seguimos ejerciendo el pensamiento mágico.

Gracias a la ciencia el ser humano logra, siglo tras siglo, desmentir los dogmas establecidos por la propia ciencia. La ciencia no es ninguna verdad axiomática sino el método para acercarnos a ella. En la medida de lo posible evita divinizarla, pues sólo de ese modo seguirá siendo ciencia. Las humanidades, articuladas con el método científico, nos trajeron la civilización y ahora dependemos de ellas para volver a ser civilizados.

Todo ser humano que muere es una tragedia pero hay tragedias mediáticas y tragedias ninguneadas. Cuando el Poder selecciona a qué tragedia hace o no seguimiento, ponte nuevamente en guardia porque están a punto de cambiarte la vida.

Cuando los Medios de Comunicación dejan de reprobar la gestión del Poder Legislativo para centrarse, casi en exclusiva, en hacer desprecios morales del comportamiento de la ciudadanía; se llama, técnicamente, “fascismo de colaboración” mediante la compraventa de voluntades empresariales. Lo bueno que tienen los fascistas es ‘que no fallan’: siempre te acaban quitando la libertad.

La denominación de “irresponsable” tiene componentes clásicos totalitarios y se está empleando al estilo ‘Goebbels’: una y otra vez hasta que te lo acabas creyendo. Los juicios morales siempre tienen una única finalidad, la de excluir de la responsabilidad a los únicos responsables de los asuntos públicos: los “responsables públicos”. 

Español, llevas años repitiendo las frases que otros, a su vez, repiten en televisión por la tarde después de escucharlas en televisión por la mañana. ¿Has acudido hoy, español, a la Iglesia de la Televisión para saber cuáles son las frases que debes repetir en tus próximas conversaciones? Cuando quiero saber qué quiere la televisión que opine, leo durante cinco minutos las redes sociales; y aprendo mucho viendo la televisión porque la verdad suele ser, exactamente, la contraria. La misma persona que te informa del tiempo, te defiende las virtudes extrasensoriales de un desodorante, te habla del deporte y te anuncia una crema antiarrugas, te exhibe lo sucedido en Oriente Medio y te anuncia las rebajas de cualquier supermercado. ¿Periodistas? Vendedores de ideas y mercancías.

“Conspiranoicos”, dicen. Que no advirtamos, por nuestra tozuda ignorancia, una u otra conspiración del Poder; no nos convierte en conspiranoicos. En la medida de nuestras capacidades tratemos de no ser demasiado ingenuos: el Poder conspira; si el Poder no conspirara, dejaría de ser el Poder. ¿Acaso pensáis, acostumbrados a creeros las mentiras —ya desde pequeños— de la existencia de brujas, el Hombre del saco, el Ratoncito Pérez, Dios o los demócratas monárquicos; que el poder, en su estupidez e inocencia incontenibles, juega al azar? Ay, español…

Cada vez que le pregunto a alguien acerca de qué es ese supuesto Nuevo Orden Mundial, no consigo comprenderlo porque recibo una respuesta diferente de las anteriores y ninguna supera los filtros de mi lógica y prudencia; pero lo mismo me ocurre cuando le pregunto a los médicos sobre el Coronavirus; a los políticos actuales, sobre el Estado de Derecho; a los filósofos, acerca de la libertad; a los astrofísicos, sobre los agujeros negros; a los religiosos, acerca de Dios; o a los físicos teóricos, sobre la mecánica cuántica. Y no por incomprensibles o indemostrables prohibimos esos discursos amparándonos en que son ‘noticias falsas’. ¿No te han logrado convencer?, entonces te prohiben expresar públicamente tus hipótesis “y problema arreglado”. Si abandonamos el arte de la persuasión, dejamos morir a la palabra ‘democracia’.

Continúa, español, engañándote a ti mismo pensando que la verdad siempre coincide con lo que votas en la urna. Tal vez estés defendiendo, para reforzar tu conciencia de Partido, los principios filosóficos que siempre combatiste. ¿Por qué no les preguntas a tus irresponsables públicos?

* ¿Qué porcentaje de vuestro salario os habéis bajado desde marzo?

* ¿A cuántos miles de sanitarios habéis contratado desde marzo?

* ¿Cuántos respiradores habéis comprado o fabricado desde marzo?

* ¿Cuántos hospitales habéis construido con dotaciones suficientes para afrontar las consecuencias de este virus desde marzo?

* ¿Habéis garantizado la subsistencia de todas las personas a las que habéis dejado sin recursos desde marzo?

* ¿En qué número y proporción se han ampliado las UCIs desde marzo?

* ¿En qué porcentaje habéis aumentado el presupuesto para Ciencia e Investigación desde marzo?

Tal vez te percates con sus respuestas, español, de que la única y punitiva irresponsabilidad es la suya. En Madrid, en plena ola de calor veraniega, las fuentes de agua potable se clausuraron, se cerraron las urgencias ambulatorias y se retiraron los versos de Miguel Hernández del Memorial de La Almudena. Gracias a éstas y a otras medidas, el virus no ha podido con nosotros. No me salves más porque me vas a terminar matando.

He podido comprobar que disfrutas con los números morbosos; aquí te cedo otro para tu satisfacción: 11.550.000; número oficial de seres humanos fallecidos, en lo que va de año, por inanición. 

Estimado ser humano español que soportas a este Coronavirus, a este Gobierno Central y Autonómico, a esta Oposición, a esas otras dolencias invisibilizadas y a todas y cada una de las necedades ajenas e íntimas: enhorabuena por la brillantez de tu destreza para seguir sobreviviendo. Sea como fuere es mi responsabilidad advertirte: algunos estáis dejando de vivir por miedo a perder la vida.

España es una cicatriz condecorada por un grupo de cuchillos, el recién nacido que no somos capaces de que eructe biberón tras biberón, ese picor que no alcanzas a rascarte y la primera causa de suicidio entre los españoles.

Con eterno afecto por tu discrepancia y la diosa Lectura Comprensiva,

Aarón García Peña. Poeta.

Presidente de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid. Presidente de la Agrupación de Retórica y Elocuencia del Ateneo de Madrid. Coordinador de la Feria del Libro de Vallecas. Director de ‘Poesía Exterior’ de RNE – Radio Exterior de España. Profesor de Poesía en Escuela Fuentetaja.

Me dice Pedro Aparicio, Ingeniero de Caminos

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AHÍ OS QUEDÁIS.

Resulta evidente el desparpajo y la desfachatez con el que Pedro Sanchez desprecia al Congreso, sede teórica de la soberanía popular, digo bien, «sede teórica», porque la verdadera soberanía reside en «SU PERSONA» en Moncloa. Los calificativos se agotan y eso que cada día surge algún periodista o político clarividente que cree encontrar las palabras exactas para definir a Pedro Sanchez. En otros artículos he utilizado parte de los adjetivos que le han dedicado, Ignacio Camacho, Carlos Herrera, Pérez Reverte, Rosa Díez,…; pero sorprendentemente no alcanzan al vulgo pues las encuestas serias, no considero el actual Cis de Tezanos, no detectan caídas significativas del voto hacia el referido personaje. Entiendo que los otros líderes no despierten ilusiones y por tanto aumentase el desencanto en forma de abstención. Solo se me ocurre que igual que pasó en Andalucía con los EREs, fondos de formación y demás gabelas, durante casi 40 años, el personal esté adormecido con los fondos que esperan les lleguen sin currar. Viva la subvención esclavizante pero cómoda. Recuerdo una frase de algún funcionario que se quejaba del sueldo y decía: El salario es bajo, ¡pero es tan dulce!… 

Tancredo Sanchez, más allá de la soberbia y el escapismo representado en delegar en las 17 autonomías la lucha contra el Covid, incurrió en un error político demostrativo de un cesarismo que lo sitúa por encima de la soberanía nacional. Después de proclamar el domingo el estado de alarma en toda España con una autosuficiencia política nunca vista, seguida de un toque de queda de quita y pon, culminó su ahí os quedáis cuando se ausentó del Hemiciclo, tras oír la exposición de ¿motivos? del ministro de Sanidad, sin esperar nada más y dejó solo al ministro Illa defendiendo una decisión tan controvertida en los términos en que se ha planteado, este Estado de Alarma de seis meses de duración; algo inaudito y de una dudosa legalidad; en otro avance del ahí os quedáis. Los españoles no nos merecemos esta falta de respeto; ¿o sí?

Alberto Vidal Guerrero: ‘Conocer nuestra historia es un deber’

Conversación tranquila de @jmfrancas con Alberto Vidal Guerrero, @aranohtar, redactor de Academia Play, @academiaplay, graduado en Historia por la Universidad de Valencia, especializado en Historia Moderna por la Complutense de Madrid. Fue soldado de infantería ligera en el antiguo Tercio de Lombardía. Apasionado de la Historia, las Lenguas Clásicas y de autores como Chesterton, Lewis o Tolkien.

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JMF: ¿Qué es Academia Play?

AVG: Academia Play es una plataforma interactiva que nace como un ambicioso proyecto educativo basado en la formación a través del formato audiovisual. Mediante breves vídeos de carácter didáctico se exponen hechos históricos, curiosidades, temas de actualidad, cine, arte, deporte, música o ciencia. Con el tiempo, sin embargo, nos hemos ido especializando en historia.

JMF: ¿Cuál es el objetivo de la parte de historia?

AVG: El objetivo es transmitir de forma amena los acontecimientos históricos más relevantes con una buena base documental, apoyándonos en especialistas, explorando las diferentes perspectivas. Son videos de divulgación, pero intentamos expresar en ellos las últimas tendencias historiográficas, tratando los temas con la seriedad que se merecen.

JMF: ¿Historia del mundo o de España?

AVG: Ambas. De hecho en relación a nuestros vídeos hemos publicado dos libros, uno de la Historia del Mundo y otro de la Historia de España.

JMF: Pero, según muchos incluso españoles, la historia de España es una vergüenza…

AVG: Sí, hay un mal endémico en nuestra nación, fruto de la Leyenda Negra, por el cual tendemos a despreciarnos a nosotros mismos y a nuestra historia. Esto en psicología se llama «complejo de inferioridad» y es el resultado de no saber apreciar lo que uno posee de forma integral (con sus luces y sus sombras) y estar siempre pendiente de las líneas culturales y políticas de otras naciones, comparándonos constantemente con otros y no ser justos a la hora de darnos el valor que merecemos y  esto pasa tanto en España como en otros países que formaron parte del mundo hispánico.

JMF: Bartolomé de las Casas tuvo algo que ver, me suena que lo citó Pedro Sánchez en la moción de censura de Vox, ¿no?

AVG: No sé si lo citó el señor Sánchez, pero sí. Bartolomé de las Casas escribió un libro para defender su postura, utilizando un tono grave y muy exagerado en algunos de sus ejemplos. Tal vez el pobre monje no lo hiciera a malas, pues su idea era defender a los indios, pero está claro que sus escritos fueron traducidos y publicados en otras potencias europeas como propaganda claramente antiespañola.

JMF: Dirigiéndose a Abascal, Pedro Sánchez dijo esto: «No ama la España de la piedad y la compasión a los indios de Fray Bartolomé de las Casas, sino ama la España tenebrosa de Torquemada. No ve en los inmigrantes a la humanidad sufriente, sino a invasores que hay que devolver al mar”.

AVG: Bien, desde Academia Play no nos gusta meternos en política, pero es evidente que la historia ha sido y es utilizada por unos y otros políticos, independientemente de su ideología, como arma arrojadiza contra el adversario.

JMF: Igual si la conocieran en vez de inventársela…

AVG: Si, conocer nuestra historia es un deber muy importante no solo para los políticos, sino para todos nosotros.

JMF: De tu especialidad histórica, la Historía Moderna, ¿qué luces destacarías en la historia de España?

AVG: Los siglos XVI y XVII son los más importantes para España. La unión de la Corona de Castilla y la de Aragón, el fin de la Reconquista, el Descubrimiento del Nuevo Mundo, la publicación de la gramática de Nebrija, el iusnaturalismo y las teorías políticas de la Escuela de Salamanca (germen del derecho internacional actual), las Leyes de Burgos, los grandes escritores del Siglo de Oro (Cervantes, Lope, Quevedo, Calderón…), la incorporación de Portugal en 1580 (recordamos que los portugueses se llamaban así mismos españoles, pues eran parte de la antigua Hispania) y muchas luces más que en el siglo XVIII y con la nueva dinastía francesa se despreciaron y se trataron de ocultar.

JMF: ¿Qué dinastía francesa?

AVG: Los Borbón. Con la llegada de Felipe V España pasa a ser una colonia francesa prácticamente.

JMF: Te refieres a la dinastía Borbón…

AVG: Así es.

JMF: ¿Cómo pasa España de Austrias a Borbones?

AVG: Carlos II, el último Austria, conocido como «el Hechizado» por ser una persona enferma y delicada, no tuvo descendencia. Sobre este monarca se está estudiando mucho últimamente y es sorprendente que, a pesar de su estado, llegó a ser un gobernante más capacitado que otros muchos. Hubo problemas a la hora de designar sucesión. En un primer momento se nombró al joven José Fernando de Baviera, pero este murió en extrañas condiciones. Quedaban solo Carlos de Habsburgo, hijo del emperador, y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV. en esta época Francia tenía mucho poder en el continente y el embajador francés en España supo presionar de tal manera que se eligiera a Felipe como heredero. De ahí vendría la famosa Guerra de Sucesión y el establecimiento de la nueva dinastía. Luego los pactos de familia confirmarían la relación entre España y Francia.

JMF: Y viene el famoso 11 de setiembre catalán que algunos interpretan como secesión y tergiversan los hechos alzando a Rafael Casanova como independentista catalán…

AVG: Sí, esa comparación romanticista entre el pasado y la actualidad es muy propia de los nacionalismos. Es el uso de la historia como arma política del que hablábamos antes.

JMF: Pero, ¿por Felipe V no corría sangre de los Austrias?

AVG: Todos los pretendientes eran familiares de los Austria. Sin embargo, en el caso de Felipe éste había sido educado en la Corte francesa y el modelo político y cultural de la Francia de Luis XIV distaba mucho del modelo de la España de los Habsburgo. La nueva dinastía no se preocupó por respetar este modelo cultural y político, sino que impuso el francés. Esto no quiere decir que los otros pretendientes fueran mejores, eso nunca lo sabremos. Solo sabemos lo que pasó.

JMF: Y pasó que desde entonces no levantamos cabeza…

AVG: Respecto a esto hace muy buen análisis Mª Elvira Roca Barea en su último libro “Fracasología».

JMF: Adelántame algo, jaja.

AVG: Va de este cambio que estamos comentando.

JMF: Pero en síntesis, ¿cómo valora el cambio de dinastía?

AVG: A peor, por supuesto. Los siglos XVI y XVII, la época de la que antes he mencionado algunos de los acontecimientos más notables para nuestra nación fue sometido a una damnatio memoriae total. No se podía siquiera mentar cualquier relación cultural con el periodo Habsburgo, que pasó a ser la «época oscura, fanática e inquisitorial» de España.

JMF: ¿En qué se diferencia un ‘Borbón’ de un ‘Austria’?

AVG: No sabría decir. Puedo comparar, a grosso modo, la Francia de los Borbón: centralista, absolutista, etc. con la España de los Austria, que respetaba las leyes y costumbres de los diferentes reinos sin perder la unidad entre ellos bajo una misma corona.

JMF: ¿Sobriedad quizás?

AVG: También, gran diferencia. Los franceses despreciaban la sobriedad hispánica.

JMF: Mil gracias Alberto, solo una recomendación y no te quito más tiempo, ¿que vídeo de la ‘Academia’ nos recomiendas para empezar a saborear la gran historia de España?

AVG: Pues el de los Tercios Españoles está muy bien, aunque mi favorito es el de Juan de Austria y la batalla de Lepanto.

JMF: Ponme el link, porfa

AVG: https://www.youtube.com/watch?v=yxo-LiSuH9g&t=99s y https://www.youtube.com/watch?v=B9KN85Kf_VM&t=7s

JMF: Mil gracias Alberto, un abrazo y seguimos en contacto.

AVG: Gracias a ti, un saludo.

Elena Jiménez: ‘Las instituciones del Estado han sido colonizadas por los sucesivos Gobiernos’

Conversación tranquila de @jmfrancas con Elena Jiménez, @Jimnez2Elena, subinspectora de Hacienda, participó en la coordinación de TranC’sparencia y promotora de de OLE, junto a Lorenzo Abadía.

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JMF: ¿Qué fue traC’sparencia?

EJ: Un grupo de afiliados muy activos en Ciudadanos, empezamos a sospechar que el partido abanderado de «la democracia interna» era más de lo mismo. Desconfiamos del voto telemático. El sistema que utiliza Ciudadanos no es seguro. Es fácilmente manipulable y, debido a muchas irregularidades que se pusieron de manifiesto entre la III y la IV Asamblea General del Partido, comenzamos a recabar testimonios en todas las Comunidades Autónomas y en todas ocurría lo mismo. También detectamos irregularidades en los órganos del Partido, en su composición y funcionamiento. No respetaban los Estatutos. En fin, innumerables irregularidades. Recabamos pruebas y emitíamos comunicados que compartíamos con todos los afiliados. Nos disolvimos al terminar la IV Asamblea General de Cs, donde no obtuvimos representación.

JMF: Parecido ha ocurrido en Podemos… ¿Dónde esta la regeneración de los partidos nuevos?

EJ: Eso me pregunto yo. Han demostrado que no existe tal regeneración y, el hecho de que surgieran con esa idea, indica que, efectivamente, la Política de este país necesita regenerarse. Y no basta con cambiar la Ley de Partidos; va más allá: La Transición debió de ser una época fascinante, desde el punto de vista político y, con sus muchas luces y sus muchas sombras, estuvo bien para el momento que se vivía en España. Ahora bien, en este tiempo, ha degenerado en una No Efectiva Separación de Poderes; las instituciones del Estado que, por la independencia que les otorgan las normas, deberían ser garantía para los ciudadanos, han sido colonizadas por parte de los sucesivos Gobiernos, lo que deteriora el Estado de Derecho y la calidad de nuestra Democracia.

JMF: Pero quién cambia eso si los beneficiados son los que legislan…

EJ: Lo cambian los ciudadanos. Cuando una idea se convierte en un clamor popular, los políticos no tienen más remedio que escuchar, aunque sólo sea por puro oportunismo. Es por esto que lo que pretende hacer #OtraLeyElectoral es la más importante acción política desde la Transición. Y le ha llegado su hora. Es un movimiento transversal a todas las ideologías; procede de la sociedad civil; y un único objetivo: recoger firmas, a través de la plataforma, Change,org, donde hemos abierto una petición para pedir a todos los partidos que incluyan en la Agenda del Congreso, la apertura de un debate para cambiar la Ley Electoral. Ya no sirve para regular nuestro sistema de organización y convivencia. Es necesario cambiar las reglas del juego.

JMF: Cambiar las reglas de juego, ¿en qué sentido? ¿Qué proponéis exactamente desde OLE?

EJ: Yo entiendo el sistema electoral como un sistema de organización de una sociedad; un sistema que garantiza la convivencia, que no coarta las Libertades y que asigna a cada miembro un papel en dicha organización. La Constitución debe situar al ciudadano en el centro de ese sistema, otorgarle un papel activo y no de mero espectador. Por eso la Ley Electoral es un elemento clave del sistema político. La sociedad española ha cambiado mucho y la Ley ya no nos sirve. Un ejemplo se ha visto cuando unos días antes de que se produjera la votación de la moción de censura presentada por VOX, el presidente del Partido Popular recordó a sus Diputados la advertencia de que no pueden saltarse la disciplina de voto. ¿¿¿Qué??? ¿Cómo? El artículo 67 de la Constitución, en su punto número 2, deja muy claro que los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo. Magnífico el vídeo de la que fue su portavoz, Cayetana, hablando de cómo los estatutos de su partido obligan al voto corporativo. Y de cómo ella lo asumió como condición, pero lo que de ninguna manera iba a asumir era que además de no tener libertad de voto, se le negara la libertad de expresión o la participación en las decisiones de su partido. Queremos un sistema en el que la voluntad de los ciudadanos prime sobre la voluntad de los partidos políticos.

JMF: Nuestra democracia es claramente una partitocracia ¿no?

EJ: Estamos en un país partidocrático en el que las cúpulas de los partidos han acumulado tanto poder que lo han acaparado todo. Un diputado debería depender, como en otros países, de sus votantes. Votantes que son personas concretas a las que se ha pedido el voto y con las que se ha establecido un contrato; un contrato en el que una de las partes se obliga a votar y la otra parte se obliga a representar a sus votantes con arreglo a los proyectos que pusieron en común. Que ese diputado se presente como candidato bajo el paraguas de un determinado partido nos orienta sobre su trayectoria, su forma de ver las cosas… pero no significa que no tenga que cumplir el contrato/compromiso con sus votantes, por obedecer a los intereses de las cúpulas de su partido. Es más, no lo hará. ¿Por qué? Porque el Partido no debería tener el poder de incluirle en una lista cerrada y en un puesto determinado de esa lista, mientras que el votante debe poder excluirle en la siguiente legislatura e incluso destituirle antes de que acabe esta, si se desvía del camino diseñado en el momento anterior al voto. Cuando alguien me representa, espero que hable y actúe en mi nombre, velando siempre por mi propio interés y utilizando sus conocimientos y habilidades.

JMF: ¿Hay algún país cuyo sistema produzca esto?

EJ: Hay casi tantos sistemas como países. Pero sí; existen varios. A mí, personalmente, me gusta el de Finlandia. Pero, #OtraLeyElectoral no propone ningún sistema en concreto, sólo pretendemos un cambio. Una vez que se abra el debate en el Congreso, imagino que se admitirán ponencias de todos los grupos políticos y sociales, académicos, etc. Ese sistema electoral que surja de ahí, debería cumplir, para nosotros, cuatro puntos básicos.

JMF: ¿Qué puntos?

EJ:

1- Se trata de conseguir un sistema que aumente la conexión entre el votante y sus diputados, entre el político y el ciudadano. 

2- Que ahuyente la partidocracia, ese enorme poder de los partidos que coloca a los candidatos menos preparados en los primeros puestos de la lista. Necesitamos un sistema que sea atractivo, para que entren en política las personas más preparadas para ello. 

3- Que el voto de una persona valga igual que el de otra, aunque viva en otra provincia, que valga igual el voto a un partido prioritario que el voto a un partido minoritario.

4- Que la representación de los partidos nacionales en las Cortes Generales sea proporcional a su apoyo social.

JMF: Sin duda, eso lo cambia todo… nos acercaríamos a una democracia en serio…

EJ: Así es. Fíjate que no sabría decirte cuál de esos 4 puntos es el más importante. Uno sin los otros, disminuye la calidad de nuestra Democracia.

JMF: ¿Qué tiene Finlandia que te guste su modelo electoral?

EJ: Es un sistema proporcional con listas abiertas. Su parlamento se compone de 200 miembros elegidos por sufragio universal. Sus miembros son elegidos por representación proporcional en distritos electorales de múltiples miembros. Los partidos políticos y las asociaciones de votantes pueden presentar candidatos o listas de candidatos. Los partidos pueden formar alianzas electorales y las asociaciones de votantes pueden formar listas conjuntas. Las listas están abiertas, y los electores votan por un candidato en particular en una lista, en lugar de un partido. Es más largo de contar. Pero lo importante es que, de facto, cumplen nuestros 4 puntos básicos.

JMF: Buen sistema y además tienen la mejor educación del mundo, si no fuera por el clima, habría que ir a Finlandia… Elena, ¿qué estáis haciendo para avanzar en vuestra propuesta?

EJ: Ahora mismo estamos muy centrados en preparar nuestra presentación. Tuvimos que modificar el formato que teníamos preparado a consecuencia de la pandemia. En unas pocas semanas haremos la presentación pero esta vez, aprovechando las tecnologías. Será una presentación en varias plataformas y en la que se admitirá la participación posterior del público. Mientras tanto, seguimos recabando el apoyo de muchísimas personas relevantes del mundo académico, político, en fin, de diferentes ámbitos. La verdad, pocos se resisten a nuestra propuesta. Algunos de ellos pueden verse en nuestra Web: https://otraleyelectoral.es y si me lo permites, te inserto también aquí el enlace para quien quiera firmar: https://www.change.org/otraleyelectoral.

JMF: Te hubiera pedido el link, está claro que la democracia española necesita estos cambios cuanto antes. ¿Cómo ves la situación política actual?

EJ: Veo que se ha perdido todo lo que a mí me gusta de la política y esto es, el debate; quedarse boquiabierto viendo a personas con más talento y más conocimientos que yo, debatir sobre un tema. Y hacerlo desde el respeto por el que piensa distinto, tratando de convencer con argumentos. Lo que veo es un ambiente de crispación, de ataque, de falta de respeto. Cuando se pone en evidencia al contrario se ganan puntos. Pero puntos ¿Para qué? ¿Para recibir aplausos? Lo que quiero es que mis representantes trabajen día y noche para dar a luz, por ejemplo, una Ley de Educación que nos dure 30 años, que saque lo mejor de las generaciones futuras.

JMF: Gracias Elena, veo que sufrirás tú, y de hecho todos, mucho con tantos políticos de tercera que ahora tenemos. Mil gracias y un beso, estaremos en contacto.

EJ: Gracias a tí.

Alberto G. Ibáñez: ‘El mayor enemigo de un español es siempre otro español’

Conversación tranquila de @jmfrancas con Alberto G. Ibáñez, escritor y ensayista, doctor en derecho y en ciencias de la religiones, autor de varias obras y numerosos artículos. Ya  hemos comentado en este blog su libro «Historia del odio a España». Acaba de publicar un nuevo libro: «La guerra cultural: los enemigos internos de España y Occidente».

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JMF: ¿De qué enemigos internos de España y Occidente trata tu libro?

AGI: El libro parte de una tesis: todos los sistemas y organizaciones caen o fracasan no tanto debido a la acción de sus adversarios o competidores externos, sino por los enemigos internos, los más terribles de todos porque suelen pasar desapercibidos o presentarse como nuestros más cercanos amigos. Hoy Occidente y España viven una crisis existencial que no por casualidad coincide en el espacio tiempo porque comparten enemigos y debilidades internas, aunque España los tenga por triplicado.

JMF: Pero, ¿cuáles son esos que España tiene por triplicado?

AGI: El libro disecciona la fenomenología de los enemigos internos, aunque advierte que como la lista es numerosa, no están todos los que son aunque sí son todos los que están. A Occidente le dedico cuatro capítulos, y a España cinco. Es difícil resumir en pocas líneas, pero podría decirse que España se singulariza por algunos hechos diferenciales, que la hacen más frágil que el resto de Occidente. Cabría destacar: nuestra ingenuidad (verdadero vicio nacional), la división y algunos inveterados complejos, una tendencia a vivir en el exceso y el sectarismo cainita y autodestructor, un modelo educativo al que dedicamos más recursos que nunca pero que nos coloca al final de la lista de PISA, una ciclogénesis explosiva que amenaza por destruir el régimen del 78 (que nos había colocado entre las mejores democracias del mundo) y, por último, una operación cuidadosamente articulada para romper España, que deriva de un localismo excesivo (que ya acabó con la I República y, en parte también con la II), pero que desborda este fenómeno. En resumen: la ingenuidad, el sectarismo y el localismo extremo. Por otra parte, aunque España ha mejorado social y económicamente en los últimos años, hay algunos aspectos que muestran algunos errores que normalmente pasamos por alto. España tiene uno de los peores datos de paro y fracaso escolar de la OCDE. Pero también suspendemos en materia de corrupción (al menos su percepción), seguridad (España es el país de las rejas en las casas), en consumo de drogas (líder de Europa en consumo de drogas entre jóvenes si juntamos cocaína y cannabis) o el tercer país europeo con más consultas al psiquiatra. Estos datos también dan a entender que «el modelo de vida español» tiene sus goteras que no queremos ver, porque pone encima de la mesa la cuestión de los valores y si existe una moral compartida.

JMF: La ingenuidad, debe tener mal arreglo ¿no?

AGI: La ingenuidad es el hecho característico de los españoles que se identifican con D. Quijote, que más que ingenioso hidalgo era el prototipo del ingenuo hidalgo, sin quitar sus muchas virtudes como novela. Nos pasamos la vida discutiendo entre nosotros quién es galgo y quién podenco, mientras los demás se aprovechan para robarnos la cartera. Los demás países se han creado frente a un enemigo, fuera real o no, exterior. Nosotros nos desangramos en debates interminables para buscar el enemigo dentro, tanto si miramos al pasado como en el presente. Por eso cuando pedimos euro-ordenes nos la niegan. o ¿alguien duda que si Puigdemont fuera corso hace tiempo que estaría en prisión en París? Esta ingenuidad lleva también a elegir de todas las posibles versiones de nuestra historia la que más daño nos hace y más nos divide.

JMF: Habrá que acostumbrase entonces a sobrevivir con este defecto casi genérico o ,¿tiene cura?

AGI: Yo suelo decir que forma parte de un virus cultural que ha contaminado el tejido social. Los virus tiene cura, pero como vemos con el virus biológico que estamos padeciendo a veces no es fácil encontrar la vacuna. Aunque un buen paso es comenzar por reconocerlo.

JMF: Y, ¿qué hacemos con el sectarismo? es miserable…

AGI: El sectarismo siempre ha existido. Don Rodrigo perdió la batalla de Guadalete por la traición de los hijos de Witiza y don Opas, aunque se arrepintieran cuando era tarde. Pero en el siglo XIX comienza a desarrollarse como un verdadero virus político, que llevó a tres guerras civiles, a que Amadeo de Saboya se despidiera de nosotros diciendo aquello de: «Si fuesen extranjeros los enemigos de [la patria], entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatiros; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles». Y, poco después, Estanislao Figueras (junio de 1873) abandonaría la presidencia de la Primera República con un «estoy hasta los cojones de todos nosotros». Ese virus se convierte en el siglo XX en verdadera epidemia, que al parecer amenaza con seguir en el XXI.

JMF: ¿Solo amenaza? Yo lo veo hispandémico total y desbocado…

AGI: En efecto, ya dijo Bartrina aquello de que el español es el único que critica a otro español. Podríamos ir más allá y decir que el mayor enemigo de un español es siempre otro español. Caso inaudito en el concierto de naciones. Por supuesto que es legítimo el debate entre ideas y concepciones, pero sobre la base de un marco de valores y objetivos compartidos. Esto último parece que lo habíamos conseguido lograr con la Constitución de 1978, pero de nuevo aparece la España pendular que le gustan los bandazos. Ahora algunos parece quiere construir paraísos hipotéticos sobre la base de destruir lo que hemos construido entre todos. Parece como si tuvieran alergia a la estabilidad y el equilibrio.

JMF: Nos quedan los localismos, ¿qué se puede hacer con ellos?

AGI: Los localismos son otra forma de sectarismo ya que se trata como éste de poner el interés de un grupo o una casta (incluso hay quien todavía habla de «raza») por encima del interés general. Lo verdaderamente inaudito es que este movimiento decimonónico y medieval, pues parece querer recuperar la España feudal y reconocer los privilegios territoriales, sea apoyado o al menos cuente con la comprensión de parte de nuestra clase política «nacional» e incluso de la izquierda y del mundo de lo que se denomina «cultura». En nombre de la igualdad se apoya a quien quiere acabar con la igualdad entre españoles. Esta operación de romper España, y por tanto de dar carta blanca al localismo exacerbado, no podría haber triunfado, o estar cerca de hacerlo, sin los otros dos elementos: la ingenuidad y el sectarismo. Es el vértice del triángulo que algún día se estudiará en los libros de Historia: ¿Por qué fracasó España?

JMF: Hemos hablado de tus tres enemigos internos resumen, quedan todos los demas para que el que se interese corra a leer el libro… Un abrazo y mil gracias como siempre, pero antes dame una nota de esperanza…

AGI: A lo largo del libro voy ofreciendo propuestas integradoras para superar este debate tóxico y polarizado que vivimos donde dos verdades antagónicas se presenta como ciertas. Mi último capítulo concreta este modelo alternativo sobre la idea de un «renacimiento cultural», que partiría de mirar al pasado sin ira para reconocer lo bueno que hemos tenido y aprender de nuestros antepasados cuando superaros retos parecidos o mayores a los nuestros, con muchos menos medios, y así prepararnos para saltar adelante y ganar el futuro. No escondiendo el lado oscuro de la vida, sino preparándonos adecuadamente para hacerle frente. A esto lo llamo también «modernición»: una sabia y equilibrada combinación de tradición y modernidad  para poder saltar hacia delante reforzados y con la mochila llena, discurriendo por el camino del medio. Y ello como alternativa a la postmodernidad que no ha traído el paraíso flexible que prometía sino una sociedad cada vez más gaseosa, débil y enfrentada. En resumen, como dicen los franceses, en la vida a veces procede: «reculer pour mieux sauter”.

JMF: Un abrazo Alberto y a por el siguiente libro.

Ignacio Gomá: ‘No se trata de que todo sea votado’

Conversación tranquila de @jmfrancas con Ignacio Gomá, @ignaciogoma, profesionalmente notario y presidente de la Fundación Hay Derecho @HayDerecho.

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JMF: ¿Qué es ‘Hay Derecho’?

IG: Un Blog Jurídico que depende de una Fundación del mismo nombre que dedica a la defensa del Estado de Derecho y las instituciones, que consideramos se está deteriorando en nuestro país.

JMF: ¿Qué Instituciones se deterioran?

IG: Cuando hablamos de instituciones nos referimos tanto a las normas formales, como a las agencias y organismos del Estado como a las normas informales: valores democráticos, cívicos o valores éticos o individuales. En este sentido, creemos que tanto unas como otras han sufrido en los últimos años, por diversas razones.

JMF: ¿Qué deterioros os preocupan?

IG: Nos preocupan todos los deterioros que conduzcan a una menor transparencia del poder, a una menor imparcialidad, al conflicto de intereses, a la falta de meritocracia, al capitalismo clientelar ¿Una? La reforma del CGPJ que ahora está en el candelero.

JMF: ¿Piensas que quieren hacer más dependiente todavía la Justicia de la política?

IG: Claro. Parece evidente.

JMF: Pero es que ya no es independiente… ¿No?

IG: El juez de base es independiente en el sentido de que no depende de nadie. Puede juzgar libremente y nadie le puede dar órdenes ni tomar represalias contra él. Pero si hay un órgano que imparte premios (destinos, nombramientos) y castigos (expedientes sanciones) y ese órgano está politizado porque no sólo lo nombra el parlamento sino que es objeto de luchas políticas, cabe pensar que los nombramientos de los altos órganos van a estar «mediatizados» y sobre todo instala en el cuerpo la idea de que para progresar hay que pertenecer a alguna tendencia política. Eso es así desde que en 1985 se modificó la LOPJ para que 12 de los 20 miembros del COPJ que nombraban los propios jueces lo hiciera el parlamento, politizándolo más y ahora se pretende que se nombre no por mayoría de tres quintos sino por la mayoría absoluto, logrando así que ni siquiera haya que pactar.

JMF: ¿Qué solución proponéis?

IG: Las soluciones pueden ser varias. Se trata de buscar una falta de dependencia del CGPJ de las mayorías parlamentarias. Una es simplemente volver al diseño original de la primera LOPJ: que doce miembros sean nombrados por los jueces y entre los jueces.

JMF: Dicen que esto es poco democrático pues no los vota el ciudadano a través del Parlamento…

IG: Bueno, aquí ya vamos a los fundamentos. No hay una democracia moderna que no contemple, al menos:

a) El imperio de la ley, emanada de la voluntad general, representada en el poder legislativo elegido libremente mediante elecciones periódicas.

b) La división de poderes.

c) La legalidad de la Administración.

d) El reconocimiento de los derechos y libertades fundamentales.

Es decir, no se trata de que todo sea votado, sino que tiene que haber una división de poderes que controle otros poderes que sí son elegidos.

JMF: En el Tribunal Constitucional pasa muy parecido. Sus miembros lo son por su color político… ¿qué habría que hacer?

IG: Es cierto que en otros países sí se votan algunos cargos, pero es que su sistema jurídico es distinto, no se sujeta a la ley escrita sino que básicamente es jurisprudencial. En cuanto a que habría que hacer: se trata de conseguir que los órganos de control sean independientes de los controlados, de tal manera que nadie (el más fuerte, el más poderoso) pueda influirles. Si no ocurre eso, al final acabamos en sociedades clientelares en las que unos pocos -los que controlan esas instituciones- consiguen capturar rentas, impidiendo que la innovación y el mérito triunfen.

JMF: En esas estamos si además le añadimos usar y abusar de la Fiscalía General del Estado y a través del CGPJ ascender a algunos jueces…

IG: Y si a ello añades un proyecto de ley para que los fiscales, dependientes del FGE, instruyan las causas… La reforma de que los fiscales instruyan no es necesariamente mala. Es así en algunos países. Pero para ello tiene que ser absolutamente independiente del poder político.

JMF: Eso me horroriza… Solo faltaría vetar la opción de la acusación popular (no sé cómo se llama técnicamente)…

IG: En efecto. Si desaparece la independencia en la instrucción y eliminamos la iniciativa del ciudadano, la posibilidad de perseguir la corrupción o desmanes del poder se reducen.

JMF: Si se empeñan con su mayoría en hacer esto, ¿qué se puede hacer democráticamente?

IG: Si defendemos el Estado de Derecho sólo se puede actuar desde él: impugnar ante los Tribunales, apelar a instancias superiores, y, sobre todo, que la sociedad civil se movilice para defender aquello que no es un concepto abstracto, sino algo que afectará a sus vidas y sus libertades.

JMF: Habéis promovido un ‘Manifiesto’, ¿qué pretendéis con él?

IG: Pues precisamente eso: concienciar al ciudadano de que esta cuestión no es una complicada cuestión propia de técnicos, sino algo que afecta a algo tan básico para el ciudadano como la separación de poderes que, a su vez, afecta a la democracia y a las libertades individuales.

JMF: Habrá que animar a los ciudadanos a leerlo. Un abrazo y mil gracias Ignacio, seguimos en contacto que hay tema para tiempo.

IG: ¡Igualmente! Y gracias por interesarte por nosotros.

Cristina Martín: ‘La pandemia es un arma de guerra’

Conversación tranquila de @jmfrancas con Cristina Martín, @crismartinj, escritora, periodista y doctora en Periodismo. Es la autora de la saga Bilderberg y de «La verdad de la pandemia». Publicado en España e Hispanoamérica, su último libro ha sacudido a la opinión pública, convirtiéndose en bestseller al mes de su lanzamiento.

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JMF: ¿Cuál es ‘la verdad de la Pandemia’?

CM: La verdad, que saco a la luz mediante el periodismo de investigación, es que la pandemia es un arma de guerra. Advertí hace diez años de esta táctica bélica que hoy es una realidad.

JMF: ¿Arma de guerra de quién?

CM: En mi libro señalo, con nombres y apellidos, a los que, tras mi investigación, aparecen como autores y cómplices: políticos, filántropos, financieros globales, gobernantes, científicos, periodistas… Forman una red, diseñan una estrategia y atacan. No todos los miembros de esta red conocen toda la información. Unos diseñan y otros, obedecen órdenes.

JMF: Y, ¿guerra contra quién?

CM: Como toda guerra, es compleja y tiene varias tramas. Por una parte, hay una guerra contra la población y la cultura occidental de libertades, valores y derechos. De ahí la imposición de censuras a la libertad de prensa, de opinión, de movimientos, de gestión de la propiedad privada con la obligación del cierre de las pymes. Y del derecho a la vida. Esta superélite manifiesta que sobran personas en el mundo y llega un virus que mata, principalmente a los ancianos, que son el 70% de los muertos.

JMF: Es una guerra transversal entonces… ¿No es de China?

CM: Hay otra trama, la de la guerra por el control hegemónico del siglo XXI y los venideros. Se están formando dos bloques: el de los soberanistas y el de los globalistas, liderados por Donald Trump y Xi Jinping, con la OMS e inversores internacionales, respectivamente. El modelo del segundo bloque es una dictadura global, un despotismo ilustrado planificado hace décadas. El del primero es un campo por explorar, pero sigue las líneas de la democracia liberal precedente.

JMF: ¿En qué coinciden las dos tramas?

CM: Más que coincidir, se observa una inversión de los polos. Las elites comunistas son ahora grandes capitalistas globales. Por ejemplo, la China Alibaba acaba de comprar el 71% de Alcampo. Y los grandes capitalistas norteamericanos, los que fundaron el elitista Club Bilderberg y se declaran enemigos del comunismo ruso, quieren ahora un comunismo global. Tanto Kissinger como su mecenas David Rockefeller llevan décadas alabando el modelo social chino.

JMF: De comunistas a capitalistas, casi lo entiendo; pero al revés, no entiendo nada…

CM: Hay una clave para comprender. Tras la II Guerra Mundial comienza la gestación de una nueva clase social: las élites globales. Es decir, las élites de las naciones crean alianzas y de estas nacen los conglomerados internacionales. Quienes tienen el dinero, ansían el poder global. Y, para mantenerse en el poder limitan el desarrollo económico e intelectual de los ciudadanos de todo el mundo. ¿Qué mejor sistema se ha inventado que el modelo social chino donde el pueblo no tiene las libertades occidentales? Ese modelo de esclavitud mental es que que quieren estas élites aliadas para todo el planeta.

JMF: Y, ¿qué ganan con soltar a este virus?

CM: Su método es: crear una crisis global para, luego, aportar una solución global. El secretario general de la ONU lo ha dicho públicamente en la 75 asamblea: para enfrentarnos a catástrofes globales como la pandemia o el cambio climático, necesitamos una gobernanza global gestionada por la ONU, los grandes inversores globales y los bloques regionales (como la Unión Europea). Más claro imposible. En su modelo de mundo futuro, la democracia ya no existe. Libertad, ¿para qué?, exclaman.

JMF: Y el virus…

CM: Voces autorizadas, como el Nobel de Medicina Luc Montagnier, afirman que está modificado genéticamente. Como expongo en el libro, mi investigación me lleva hasta laboratorios militares, centros dedicados a la guerra y a la seguridad nacional. No es la primera vez que se usan virus y bacterias en guerras.

JMF: Sin duda, pero si han soltado un virus desbocado, ¿cómo piensan controlarlo?

CM: Tal y cómo vemos, de momento no piensan controlarlo. Se ve que no pararán hasta conseguir sus objetivos. Es una guerra no declarada, lo cual me resulta muy cobarde. ¿Por qué no la declaran abiertamente? ¿Y por qué los gobernantes no les preguntan a los líderes chinos cómo es que ya no hay virus ni pandemia allí? Todos vimos este verano las imágenes de las fiestas juveniles sin mascarillas ni distanciamientos sociales. Están sanos sin vacunas. ¿Por qué China no comparte el secreto de la cura con el resto del planeta?

JMF: El que quiera saber más lo tiene fácil, leer tu último libro «La verdad de la pandemia», pero adelántame algún nombre de los padres occidentales del desastre que están entre nosotros…

CM: Entre los nombres más populares, está implicado el antiguo establishment norteamericano: los Gates, Clinton, Obama, Jezz Bezos, los directivos y propietarios de Google, Facebook… Muy importante el papel de los CEOs que encontrareis en mi libro y que construyen el nuevo orden mundial para sus jefes, así como el de directores de centros médicos como el instituto Pasteur, que tiene una delegación en Wuhan. Obviamente, el papel de la OMS es criminal. Su director está al servicio de las farmacéuticas que, al mismo tiempo, son las propietarias de los grandes medios de comunicación. La OMS que engañó a las mujeres keniatas y las esterilizó con vacunas. Tanto la OMS como todas estas elites son eugenistas, no valoran la vida y esa es parte de la revolución social que pretenden imponer: la cultura de la muerte. Diseñan la «nueva normalidad» en los laboratorios de ingeniería social que expongo en el libro. No perdáis de vista a Alex Penthland, el gurú que idea el «distanciamiento social» con el que pretenden acabar con nuestras libertades. Así evitan la rebelión de las masas.

JMF: Mil gracias Cristina, voy a por el libro. ¿Alguna ventana a la esperanza para no dejarme tan preocupado…?

CM: Muchas ventanas se están abriendo. Muchas personas que antes no veían ahora ven, se está ampliando su mirada. El ser humano siempre ha sostenido su esperanza sobre el Amor. A pesar de las barbaries cometidas en la I y la II Guerra Mundial no lograron aniquilarlo. En este nuevo envite tampoco lo conseguirán. El amor a la vida, a los hijos, a la familia, a la tierra siempre vence a los malvados. Aunque ahora nos toque atravesar un desierto, el amor vencerá.

JMF: Un beso y hasta pronto, estamos en contacto para mantenernos bien despiertos.

CM: Sí, muy despiertos y fuertes. Muchas gracias. Un abrazo. Cuídate.

Me dice Antonia Carrasco, @CarrascoAntonia, presidenta de @AsocGenMad

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Denuncias falsas

Ayer, @PODEMOS reconocía la denuncia falsa al ex abogado de la formación. Hoy, el Secretario General del @PSOE en Huelva, iniciará acciones contra su compañera, también del @PSOE, por una posible denuncia falsa. Bienvenidos a la realidad.

Hace unos años, comentábamos un grupo de personas que la instrumentalización de la LICVG iba a acabar llegando a la política, como medio de destrucción de cualquier compañero al que quisieran eliminar social y políticamente hablando. Ya ha llegado la “nueva normalidad” a ellos.

No calcularon que, cuando se escupe al cielo, hay grandes posibilidades de que te caiga encima. Espero que les sirva a todos aquellos partidos que aprobaron esta ley -y a los que no estaban por aquellos entonces-, para reflexionar y cambiar la ley por el bien de todos.

No saben, o les da exactamente igual, el daño que está haciendo esta ley a hombres inocentes. No saben, o les da exactamente igual, que a muchas mujeres maltratadas, no les sirve de nada. Incluso, llega a empeorar su situación en los casos más graves.

Es todo un despropósito con tintes de mucha maldad, que se permita que siga instrumentalizándose la Ley Integral Contra La Violencia de Género, sin que @policia, @guardiacivil, fiscales, jueces, abogados, psicólogos, servicios sociales y centros de la mujer hagan nada para evitarlo.

Porque lo que queda claro es que los políticos, salvo @vox_es , no harán nada para acabar con el sufrimiento de, a fecha de hoy, varios millones de personas. Los afectados por esta ley más sus familiares y amigos que ven día a día cómo les han destrozado la vida.

Antonia Carrasco, presidenta de Asociación de víctimas de la Ley de Violencia de Género- Madrid, @AsocGenMad.

Me dice Antonio Fornés, filósofo

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DE LA VOLUNTAD GENERAL Y LA VOLUNTAD DE TODOS

Dulcemente autoengañados, vivimos voluntariamente inmersos en un mundo irreal en el que es facilísimo discernir lo bueno de lo malo y donde basta con añadir el adjetivo democrático o antidemocrático para salvar o condenar sin duda alguna cualquier opinión o acción. Es lo que en los últimos tiempos ha venido en llamarse corrección política. Una pose llena de prejuicios que impide no sólo el desarrollo de auténtico pensamiento innovador, sino, lo que es mucho peor, provoca un miedo terrible a decir simplemente la verdad. Gracias a Dios, los inventores intelectuales de este artilugio político que hemos convenido en llamar democracia contemporánea, carecían absolutamente de la puritana corrección política que parece invadirlo todo hoy día. Por eso, Rousseau, en un siglo aparentemente mucho menos libre que el actual, se atrevió a escribir algo como esto:

“Se sigue de todo lo que precede que la voluntad general es siempre recta y tiende a la utilidad pública; pero no que las deliberaciones del pueblo ofrezcan siempre la misma  rectitud. (…) hay con frecuencia, bastante diferencia entre la voluntad de todos y la voluntad general. Ésta no tiene en cuenta sino el interés común; la otra se refiere al interés privado, y no es sino la suma de voluntades populares.”

¿No les parece un texto delicioso?  El mismísimo Rousseau nos advierte no sólo de que es posible que el pueblo se equivoque con sus decisiones, es decir, con su voto, sino de que, en muchas ocasiones, nuestro voto no responde a intereses generales ni a la búsqueda del bien común, sino a prosaicos y mezquinos intereses particulares. Todos aquellos que en la actualidad participan en este ruido de fondo al respecto de la autoridad soberana del pueblo, de la legitimidad de cualquier plebiscito por encima de la ley, todos aquellos en definitiva que magnifican el poder del voto, deberían leer a Rousseau. Estos generadores de griterío político suelen utilizar como soporte a su argumentación al pobre Popper y su siempre malentendida paradoja de la tolerancia. Pero, ¿quién dio a Hitler su victoria en las elecciones alemanas?, (y sus  millones y millones de votos, no olvidemos nunca este dato trágico), ¿la voluntad general o la voluntad de todos?, y una última pregunta, ¿quién es el que se arroga el poder y la sabiduría suficiente para discernir entre estas dos voluntades?

Llegados aquí, estamos por fin en la nuez de la cuestión. Cuestión que todos, de forma consciente o no, admitimos, pero que nadie, salvo valientes demócratas como Rousseau, se atreven a verbalizar. Toda persona con un mínimo de decencia y sentido común está de acuerdo en que debe impedirse a personajes como Hitler o Stalin acceder al poder aunque ganen unas elecciones. Pero fijémonos, y esto es lo trascendental, lo que estamos diciendo al expresar esta opinión es que existen una serie de intuiciones, o de ideas a priori, que deben estar siempre por encima, más allá de la voluntad de la mayoría, fuera de su alcance, porque existen principios de fondo, como la libertad o la justicia, que en ningún caso pueden estar al albur de una decisión puntual y caprichosa de una mayoría enfadada porque, por ejemplo, la economía vaya mal.

Es en este momento cuando, protegidos de la acusación popular por el silencio de nuestras reflexiones, descubrimos que la democracia, obligatoriamente, debe ser mucho más que simplemente ese ritual “taumatúrgico” que consiste en introducir un papel en una urna. Que una sociedad en la que lo político es manejado por los intereses de partidos profesionalizados nunca será radical y auténticamente demócrata, pues por seguir con Rousseau, 

“cuando se desarrollan intrigas y se forman asociaciones parciales a expensas de la asociación total, la voluntad de cada una de estas asociaciones se convierte en general, con relación a sus miembros, y en particular con relación al Estado.”

¿En qué consiste este mucho más de lo democrático? Pues en la defensa a ultranza de toda una serie de intuiciones o ideas que consideramos sacrosantas. Intuiciones tales como el derecho a la vida o al trabajo. El problema radica en que estas ideas no nacen desde la razón, por mucho que se quiera insistir en esta cuestión, sino que provienen de lo más profundo de nuestras creencias. Es decir, aquellas que nacen de la fe, palabra maldita en esta nuestra triste modernidad, una fe religiosa o secularizada, pero fe en cualquier caso. Por ello, en realidad, toda filosofía política es, en última instancia y de forma inevitable, teología política

Por si alguno de ustedes se siente escandalizado ante esta afirmación y está tentado, de dejar de leer este artículo, traigo en mi defensa a quien se ha convertido en estas últimas semanas en el santo y seña de presuntos progresistas, Karl Popper, pensador que, convendrán conmigo, está muy lejos de resultar sospechoso de antidemócrata o reaccionario… Popper afirma que tras nuestra defensa cerrada de lo democrático se encuentra nuestra fe en la razón, y que nuestra decisión en favor del racionalismo no puede a su vez demostrarse mediante una argumentación razonada o una experiencia, pues aunque se someta a discusión, en último término descansa sobre una decisión irracional: en la fe en la razón.

Esto puede parecer una paradoja, pero no lo es en absoluto, sino algo absolutamente obvio, pues nuestras ideas no pueden retrotraerse en busca de fundamentación hasta el infinito. Todos los razonamientos humanos parten de unos principios que más allá de su valoración moral, resultan en última instancia dogmáticos. Por suerte, el utilitarismo no ha colonizado, todavía, del todo, nuestro cerebro. De ahí que debemos tener cuidado cuando acusamos a radicales o intolerantes de irracionales o dogmáticos. Todos lo somos. Lo que cambia es la fuente de dónde nacen nuestros dogmas, por suerte para occidente, aunque no sé, desgraciadamente, durante cuánto tiempo, nuestras ideas básicas todavía nacen de la excelsa fuente del cristianismo y su defensa de la dignidad de todos los seres humanos

Por ello, en estos tiempos de turbulencias políticas, es más necesario que nunca reivindicar nuestra tradición cristiana y nuestra cultura occidental, pues en el fondo, es nuestra única arma eficaz para combatir el autoritarismo. Quienes menosprecian nuestra historia, quienes atacan burdamente los valores en lo que se cimentó occidente, atacan en realidad a la democracia y a los principios o líneas rojas éticas que son los auténticos guardianes de una democracia sana. En estos tiempos oscuros, en los que la democracia occidental parece deslizarse cada vez más hacia un sistema de libertad económica pero de “tutela” política, los ciudadanos debemos lanzarnos a la auténtica revolución, que desde luego no consiste en derribar estatuas, sino en volver al humanismo, a la filosofía y a la teología. Nada tan revolucionario y tan eficaz como este presunto “no hacer nada” en el que consiste la consecución de la auténtica sabiduría. El resto, la revolución tecnológica, el desaforado desarrollo de lo económico, el utilitarismo descarnado, no es sabiduría, sino mera acumulación de conocimientos siempre sospechosos, volvamos a Rousseau, porque él también zanjó este tema,

“Los hombres son perversos; serían peores aún si hubieran tenido la desgracia de nacer sabios…”  

Antonio Fornés, Doctor en Filosofía. Licenciado en Humanidades y también Diplomado en Ciencias Religiosas. Acaba de publicar su quinto libro: “¿Son demócratas las abejas? La democracia en la época del coronavirus.”