Conversación tranquila de @jmfrancas con Rafael Toledo (@alfwarrior). Catedrático de Parasitología, Universidad de Valencia.
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JMF: ¿Qué pasa con el virus?
RT: Hay que considerar que es la primera vez que nos encontramos con él, por lo que somos, por decirlo de alguna manera vírgenes inmunológicamente. Al principio de la pandemia todos éramos susceptibles frente a él y eso hace que el escenario en esta primera pandemia o epidemia sea completamente diferente a las que vivimos, por ejemplo con virus estacionales. La situación, epidemiológicamente, es más parecida a lo que ocurrió con la gripe española a principios del siglo XX o, incluso, a la situación de la gripe o la viruela en la colonización del Nuevo Mundo. Requiere un análisis diferente y por la falta de costumbre no lo estamos haciendo así.
JMF: ¿Qué análisis habría que haber hecho?
RT: La transmisión depende de muchas variables y una que hemos olvidado es que la principal es la cantidad de gente susceptible. Teníamos la ventaja de que la enfermedad atacaba fundamentalmente a grupos definidos de población, fundamentalmente a mayores, pero lo que hemos hecho es tomar medidas asimétricas, que afectaban por igual a todos los segmentos de población. Esto ha hecho que el número de gente susceptible prácticamente no varié tras los confinamientos y que, una vez terminados éstos, vuelven a la calle la misma cantidad de personas susceptibles. Considero que se tendrían que haber tomado medidas más específicas y dirigidas fundamentalmente a población vulnerable. Las medidas como los confinamientos estrictos solo aplazan la situación.
JMF: Hablas en un video tuyo sobre el tema de debate no sosegado, ¿a qué te refieres?
RT: El debate se ha polarizado mucho, probablemente porque el liderazgo informativo, o mejor divulgativo, lo han asumido determinadas personas que han conseguido un gran protagonismo, probablemente inesperado y que no están, en muchos casos preparados para ello. No dominan una serie importante de conceptos que son necesarios en el análisis de estas situaciones. Ni tienen porque estarlo, porque sus especialidades son otras. El protagonismo alcanzado hace que se mantengan de forma pertinaz toda una serie de posturas que han llegado a la calle y han hecho que se tomen posturas más por convicción en una o unas personas que basadas en criterios científicos.
JMF: Hablas también de ‘bandos’, ¿bandos en la ciencia? ¿qué bandos?
RT: No tanto en la ciencia, como en la percepción de la ciencia. En determinados ámbitos, más profesionales que científicos, se han adoptado posturas que son populares y tiene gancho, pero que no son sostenibles con criterios científicos. Se ha hecho mucha demagogia. Todos sabemos que en algunos sectores se ha abogado y se sigue haciendo por medidas restrictivas, casi de carácter medieval, que podrían llegar a ser efectivas, pero que no son sostenibles en el mundo actual. Se han demandado o casi exigido medidas sin tener en cuenta que cualquier medida restrictiva debe mantener un equilibrio entre sanidad y sociedad. En cambio se han adoptado posiciones muy populistas y demagógicas que son imposibles de cumplir sin que se produzca la quiebra social. Estas posturas han encontrado un apoyo popular importante y eso ha reforzado estas posiciones desde el punto de vista mediático. De hecho, si vemos debates en TV o cualquier otro medio, siempre ha sido un debate único. Nunca había una voz discrepante, sino que todos lo invitados compartían la opinión y se retroalimentaban. Eso ha hecho mella en la calle y ha determinado la posición popular y aquel que discrepaba en las medidas adoptadas o consideraba que se debía seguir una estrategia diferente haya sido tachado de disidente o atacado. Aunque científicamente haya varias posturas, socialmente solo se ha aceptado una posición.
JMF: Según que discutías te silenciaban, por ejemplo decir que el virus venia del laboratorio de Wuhan… ya no digamos si se hablaba de que era producto de laboratorio…
RT: Es que en ciencia no basta con emitir hipótesis. Se debe seguir el principio de parsimonia y si uno emite una hipótesis alternativa el esfuerzo probatorio le corresponde a él. Este es un ejemplo de la polarización que ha habido. Debido a ésta, desde otros sectores se han lanzado continuamente hipótesis, con o sin fundamento, pero cediendo el “onus probandi” al contrario, cuando debe ser al revés. En este periodo, se ha vuelto a hacer uso de la «probatio diabólica» de la inquisición. Se lanzaba una hipótesis y era el contrario el que tenía que demostrar que no era cierta. En ciencia no se abordan así los temas. Cuando uno emite una hipótesis tiene que demostrarla, nos simplemente apoyarse en que no es imposible. Muchos científicos de prestigio no ven imposible que sea un virus de laboratorio, en incluso admiten que es una posibilidad, pero no la más probable y lógica con los datos que hay. No puede ser descartada, pero tampoco debe ser la hipótesis principal de trabajo.
JMF: Yo tengo la sensación de que se han matado, o intentado matar, moscas a cañonazos. ¿Paralizar este mundo por este virus no es de los más exagerado?
RT: Completamente de acuerdo. Ya he comentado antes que las medidas deberían haber sido más específicas y adecuadas a las características de la enfermedad. En ningún momento se han diseñado estrategias que aprovecharan las características de la enfermedad, como por ejemplo, el hecho de que a los jóvenes les afecta mucho menos y se han adoptado medidas horizontales que afectaban por igual a todos los grupos de edad. En ningún momento se ha diferenciado entre contagio y enfermedad y se han sinonimizado. Eso ha hecho que se aplicaran medidas indiscriminadamente. De hecho, yo me he quejado de que se han adoptado, hasta la llegada de vacunas, medidas medievales. Siempre me he planteado una cuestión: ¿Qué medidas hubiéramos adoptado si la enfermedad afectara por igual a todos los grupos de población? La respuesta: las mismas. Eso define cómo se ha abordado la pandemia.
JMF: Ahora también universalizamos las llamadas ‘vacunas’. ¿No es imprudente vacunar a los menores?
RT: Más que imprudente, considero que puede ser innecesario. El riesgo 0 es imposible. Se trata de normalizar la circulación de la enfermedad y llegar a niveles que sean asumibles como lo son otras enfermedades cotidianas. De hecho, esta enfermedad tiene el gran problema de que es nuestro primer encuentro y eso determina que progresivamente y en el peor de los casos puede llegar a endemizar pero con unas consecuencias similares o menores que las de otras enfermedades infecciosas respiratorias. El gran problema es que, desde el principio no se ha querido asumir que la erradicación de SARS-CoV-2 es inviable y que había que minimizar las consecuencias como mejor opción. Eso nos ha llevado a unos extremos que no tienen sentido. Ahora tenemos la posibilidad, no de acabar con SARS-CoV-2, pero si con covid-19, pero la política de comunicación llevada a cabo no esta llevando a estos extremos. Imagino que es muy difícil justificar determinadas cosas después de la política de comunicación seguida.
JMF: ¿Qué habría que hacer para acabar con el covid-19?
RT: Como he dicho hay que diferenciar entre SARS-CoV-2 y covid-19. Para acabar con covid-19, la forma es la inmunidad, natural o vacunal. Los grupos vulnerables deben ser vacunados, de manera que se les proteja de la enfermedad y en el resto de grupos la inmunidad natural puede jugar o ha jugado un papel importante. En el momento en el que esos grupos estén vacunados, las consecuencias sanitarias de la enfermedad serán residuales, independientemente de que el virus siga circulando. Acabar con el virus va a ser imposible a medio plazo, por muchas razones y el objetivo debe ser minimizar las consecuencias que pueda tener esa circulación.
JMF: ¿Ya queda poco entonces para volver a la normalidad?
RT: En realidad muy poco, pero estamos muy mediatizados por esa política de «riesgo 0» que se ha publicitado desde el principio, probablemente para justificar las medidas adoptadas y con otros fines. Eso hace que, en la calle, cueste entender que, aunque haya circulación del virus, el riesgo es menor que en otras enfermedades y ha creado una desconfianza que hace difícil la vuelta a la normalidad. De hecho, se sigue informando con datos de contagios cuando, con los grupos vulnerables protegidos, no tiene ningún sentido. No es un problema ecológico, es un problema sanitario y no se diseñan las estrategias en base a datos sanitarios sino solo de transmisión, como si fuera un problema ecológico.
JMF: ¿Algo que tengas ganas de decir y se te haya quedado en el tintero?
RT: Básicamente, reforzar la idea de que hay que diferenciar entre contagio y enfermedad. Fundamentalmente porque esto es necesario para poder volver a la normalidad y para diseñar adecuadamente las estrategias futuras.
JMF: Mil gracias Rafa, un abrazo y estamos en contacto.
RT: A ti¡¡, un abrazo.