Las palabras del Ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, diciendo que estamos ante una “crisis constituyente” que da lugar a un “debate constituyente” son de una gravedad extraordinaria. El significado de estas gravísimas palabras se entiende mejor si se aprecia que fueron pronunciadas en respuesta a una pregunta de una diputada separatista catalanista y en el Congreso de los Diputados.
Se supone que lo que ha ocurrido en 2020 ha sido una “crisis sanitaria” y lo que ocurrió en octubre de 2017 fue una sedición criminal que, para el Tribunal Supremo fue motivada por una “ensoñación”.
Pretender que ahora hay una “crisis constituyente”, cuando los sucesos de 2017 ya han sido juzgados y los responsables han sido condenados, y cuando el estado de alarma está a punto de terminar su vigencia el 21 de junio, no puede dejar de alimentar la idea de que la crisis sanitaria ha sido la excusa, más que la causa, para las restricciones a la libertad decretadas y la paralización de la actividad de los poderes del Estado.