Conversación tranquila de @jmfrancas con Carlos Barrachina: Doctor en Ciencias Política y Coordinador de titulación de Posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad Anáhuac-México.
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JMF: ¿Cómo está México?
Carlos Barrachina: Está muy preocupado por el aumento de la delincuencia provocada por el crimen organizado. Está escandalizado por la corrupción de la clase política, y confundido sobre lo que es capaz de lograr Andrés Manuel López Obrador. Hay muchas personas esperanzadas, y otras que contemplan el panorama con mucha desconfianza.
JMF: ¿Cómo es López Obrador?
Carlos Barrachina: Es un político tradicional. Carismático para muchas personas, con tendencias al populismo y a las “ocurrencias”, pero muy pragmático. Ha incorporado a su Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) a personas de la derecha, de la izquierda y a funcionarios que nunca han abandonado el poder. Habla de una cuarta transformación, pero se hace acompañar de los políticos de siempre (muchos con acusaciones y señalamientos de corrupción).
JMF: ¿AMLO no es el demonio entonces?
Carlos Barrachina: Más bien es un Santo para muchas personas. Es muy difícil cuestionarlo porque en las redes sociales te golpean sin misericordia sus seguidores. Hay mucha gente con deseos de que las cosas cambien radicalmente. AMLO ha recogido esas frustraciones y se ha convertido en “la esperanza de Mexico” para mucha gente. Tuvo un buen equipo de campaña y supo vender bien su mensaje. AMLO también es un autoritario que no acepta las críticas, como muchos de sus seguidores, pero convoca a todos para seguir su camino. Como todos los personajes autoritarios está convencido de que es el único que sabe lo que México necesita. Tiene a la Cámara de Diputados y al Senado de su lado. En estos momentos tiene problemas con el poder judicial porque está afectando sus intereses económicos, pero seguramente las aguas se calmarán. AMLO es un pragmático; se ha rodeado del empresariado, y es probable que no tenga capacidad de cumplir muchas de las promesas realizadas.
JMF: El AMLO presidente no es el AMLO candidato…
Carlos Barrachina: Hasta la fecha sigue en campaña. No deja de descansar en la legitimidad carismática, y en la idea de que él es cercano al pueblo. En ese sentido ha prescindido del Estado Mayor Presidencial como cuerpo de protección, viaja en líneas comerciales y sigue viviendo en su domicilio particular. Sin embargo, sólo lleva un mes de gobierno y tendremos que ver en el futuro cómo las cosas se ajustan. Creo que es consciente de que no puede cumplir con lo prometido, y que ello le costará apoyo popular (especialmente en lo relacionado con el combate a la corrupción). Por ello es muy probable que marque objetivos y deje a los técnicos y a los grupos de poder gobernar, mientras que él sigue en campaña permanente. No creo que pueda controlar todo, a pesar de su estilo personal, pero seguramente su equipo más cercano sí esté pendiente de todos los detalles. Hay que esperar a ver cómo se va adaptando su forma de tomar decisiones en un país tan grande y complejo. De momento les ha puesto a los gobernadores un superdelegado que va a centralizar la gestión de todos los fondos federales. Si México era una federación centralizada, ahora esa situación se va a complicar; excepto en el caso de dos o tres gobernadores que no acepten la situación.
JMF: Me hablabas de la corrupción, ¿hay mucha mordida o hablamos de cosas más serias?
Carlos Barrachina: Lamentablemente la corrupción está en todos los niveles. No se confía en el gobierno, ni en los legisladores ni en la justicia y por ello la ciudadanía pude cosas concretas abonando la corrupción. Lo mismo pasa en Centroamérica y probablemente en la mayoría de los países de América Latina. Es un tema tan serio, que AMLO ha podido vender la idea de “regenerar” el país y de “transformarlo”. Es un deseo de todos el vivir en un país más justo, en el que estas prácticas se limiten; sin embargo la corrupción es algo tan interiorizado de abajo a arriba que es prácticamente imposible lograrlo. Se habla de cruzada moral, pero se actúa con personajes que siempre han estado en medio de la corrupción. Por otra parte el pueblo quiere que los de arriba dejen de robar, pero en las campañas se siguen movilizando a la gente en base a la compra del voto. Se pide cosas, pero si la nueva administración no te favorece con un puesto de trabajo y te “beneficia” de forma directa; se presume que seguramente a alguien le está haciendo “justicia la revolución” y que tú estás fuera de la jugada. La corrupción es un problema muy serio y complejo.
JMF: ¿Más que la violencia?
Carlos Barrachina: La corrupción es estructural, la violencia quizás es posible manejarla. El crimen organizado está integrado por empresas transnacionales, y en teoría debería buscar escenarios menos violentos. La mayor parte de la violencia en México tiene que ver con el crimen organizado.
JMF: ¿Crimen organizado es narcotráfico?
Carlos Barrachina: No necesariamente. En estos momentos se destaca el narcotráfico porque México es un puente hacia Estados Unidos y Europa; además de un importante consumidor, y de un enclave turístico importantísimo. Sin embargo el crimen organizado se encuentra en múltiples actividades lícitas e ilícitas, como la construcción de obra pública y privada; la posesión de la tierra… y otras muchas actividades que sean rentables para estos empresarios.
JMF: ¿Sin remedio?
Carlos Barrachina: Los grupos del crimen organizado se están matando por las rutas de paso y por los espacios de venta. Creo que sí es posible regular informalmente la violencia que se deriva de estas actividades. Es mucho más complicado cuando estas estructuras criminales tratan de controlar el territorio mediante el cobro de derecho de piso a la gente que tiene negocios de cualquier tipo. Ese es otro de los problemas más serios; y en México se ha optado por no consolidar policías municipales y estatales confiables; y se está descansando en el ejército. El intento de regular una Ley de Seguridad Interior y la creación de las Brigadas de la Policía Militar y ahora de la Guardia Nacional es un gran error.
JMF: ¿Lo corrupción está en la propia policía?
Carlos Barrachina: En México se invirtieron entre el año 2008 y 2015, que es en los años en los que lo contabilicé, más de 137.000 millones de dólares en seguridad pública (sin incluirse los presupuestos de las más de 1600 corporaciones municipales). La mayor parte de estos recursos se fueron a las grandes ciudades. ¿Si no hay corrupción, cómo se explica la falta de transformación? Hay muchos policías honrados; hay muchos frustrados, y otros son especialistas profesionales del chantaje y la extorsión. Sin embargo, la corrupción no sólo está en los policías de base y en sus mandos. Se encuentra en la clase política, en los que simulan la gestión de los recursos… y también en las fuerzas armadas. Es necesario un control efectivo.
JMF: ¿Control efectivo? ¿Cómo se hace eso?
Carlos Barrachina: Con voluntad política; con mecanismos de evaluación cualitativos y no cuantitativos; con transparencia y con la idea firma de acabar con la simulación. Ello es muy complejo de lograr en un contexto autoritario y violento; pero es posible poco a poco cambiar las cosas. Ningún país es el mismo que cincuenta años atrás. México es un gran país, tiene una economía muy importante, y a pesar de los problemas ofrece calidad de vida para millones de personas. Esos ciudadanos son los que han identificado a la corrupción y a la violencia como sus principales enemigos. En los últimos años ha habido avances en aspectos de transparencia, inimaginables unos años atrás; sin embargo los retos siguen siendo muy grandes en este sentido. Las actividades violentas del crimen organizado en la región son relativamente recientes; son nuevos retos a los que el estado y la ciudadanía se deben enfrentar.
JMF: Gracias Carlos, ya hablaremos dentro de un tiempo pero antes de cincuenta años a ver como evoluciona esto; un abrazo y feliz año,
Carlos Barrachina: Abrazo y feliz año.