A pesar del dato, sin duda positivo, de descenso del paro conocido esta mañana, es evidente que el empleo sigue siendo un problema en absoluto resuelto. Cuatro millones cuatrocientos mil parados son, junto al macroestado que soportamos, un lastre que hace muy difícil levantar con soltura la cabeza de nuestra economía en crisis. Ayer FAES, el semillero de ideas al menos del antiguo PP, publicó sus diez propuestas sobre empleo. Dado que FAES es de lo poco liberal que aún existe, vale la pena al menos leerlas, seguramente más de una será buena, sobre todo en contraste al vacío de las propuestas reales, del gobierno y de la oposición, en esta materia. Simplificar los contratos, concentrar el importe del paro más al inicio, reducir costes de contratación y dar más protagonismo a las ETTs son medidas que sin duda ayudarían a facilitar el empleo y por tanto puede ser importante no esperar en implementarlas a que venga la siguiente crisis.
No entiendo nada. ¿Por qué no se plantea un número mínimo de modelos contractuales, sobra con uno, con una indemnización proporcional al tiempo contratado que capitalice mes a mes? ¿Qué problema hay en abaratar a lo mínimo las cotizaciones empresariales para los nuevos contratos? Si las ETTs facilitan más el empleo, ¿a qué viene dedicar recursos a algo tan inoperante para encontrar trabajo como es el INEM? Si desde siempre ha sido conocida la ineficacia de la formación y últimamente se está demostrando que es foco sinigual de corrupción, ¿por qué no dejar que sean las instituciones educativas las que programen sus cursos y el trabajador en paro disponga de un ‘cheque escolar’ para contratar su formación con quién más garantías le dé? ¿Alguien me lo explica?