Director de 'A Fondo' Radio Intereconomia.
Manresa, (Barcelona). Ldo. en Ciencias Biológicas. Ex docente, ex editor, ex político y periodista. Todo con 'humor catalán'.
El año 2022 le da un revés a un error histórico que se llevó millones de vidas inocentes antes de nacer
La torpeza con la que manejo la izquierda radical el tema del aborto en Estados Unidos, si duda fue efecto bumerang para ellos. La decisión que legalizó el aborto en todo el país en el año 1973 termino después de casi 50 años.
Este derecho que se le daba a las mujeres para acabar con la vida de sus hijos antes de nacer fue aprobado de manera arbitraria, sin considerar que las bases de este país se cimientan en los valores de la Constitución, misma que no menciona en ningún lugar que las mujeres tengan tal derecho.
Digo que ha sido una torpeza para ellos, por que a pesar de que tenían la ley a favor de ellos, estos grupos radicales iban por más, querían que se generalice este derecho al punto de poder asesinar a un bebé cuando ya puede sobrevivir si la conexión umbilical con la madre, o a el poco tiempo de nacer, dejándolos morir sin atención médica.
Los jueces encargados de la revisión de la ley Roe Vs. Wade volvieron a dejar el tema del aborto a cada Estado, son ellos quienes deben determinar si es legal o no, muy al contrario de lo que dice la izquierda para sacar de contexto el resultado, el aborto no es prohibido, ni permitido desde lo Federal, es más bien dejado en manos cada Estado, los Estados conservadores que respetan la vida desde la concepción, hoy tienen el derecho a negarse a cometer este crimen a la humanidad, que no solo es pecado en términos religiosos, sino también va en contra de lo moralmente correcto.
Eva Sara Landau (@EvaSaraLandau). Presidente de Global Human Rights League – GHRL
EXPLICACIÓN DEL POEMA “LOS COBARDES” DE MIGUEL HERNÁNDEZ
España es siempre una mentira transitoria, un cuchillo que afilamos con nuestro corazón, cualquier caricia a las puertas del infierno y ese agujero del calcetín que nunca remendamos. España es hoy una hoguera encendida a los pies de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Unos defienden su derecho a la vida; y otros, su derecho a vivir.
Poema “Los cobardes” de Miguel Hernández
Hombres veo que de hombres
sólo tienen, sólo gastan
el parecer y el cigarro,
el pantalón y la barba.
En el corazón son liebres,
gallinas en las entrañas,
galgos de rápido vientre,
que en épocas de paz ladran
y en épocas de cañones
desaparecen del mapa.
Estos hombres, estas liebres,
comisarios de la alarma,
cuando escuchan a cien leguas
el estruendo de las balas,
con singular heroísmo
a la carrera se lanzan,
se les alborota el ano,
el pelo se les espanta.
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.
¿Dónde iréis que no vayáis
a la muerte, liebres pálidas,
podencos de poca fe
y de demasiadas patas?
¿No os avergüenza mirar
en tanto lugar de España
a tanta mujer serena
bajo tantas amenazas?
Un tiro por cada diente
vuestra existencia reclama,
cobardes de piel cobarde
y de corazón de caña.
Tembláis como poseídos
de todo un siglo de escarcha
y vais del sol a la sombra
llenos de desconfianza.
Halláis los sótanos poco
defendidos por las casas.
Vuestro miedo exige al mundo
batallones de murallas,
barreras de plomo a orillas
de precipicios y zanjas
para vuestra pobre vida,
mezquina de sangre y ansias.
No os basta estar defendidos
por lluvias de sangre hidalga,
que no cesa de caer,
generosamente cálida,
un día tras otro día
a la gleba castellana.
No sentís el llamamiento
de las vidas derramadas.
Para salvar vuestra piel
las madrigueras no os bastan,
no os bastan los agujeros,
ni los retretes, ni nada.
Huis y huis, dando al pueblo,
mientras bebéis la distancia,
motivos para mataros
por las corridas espaldas.
Solos se quedan los hombres
al calor de las batallas,
y vosotros, lejos de ellas,
queréis ocultar la infamia,
pero el color de cobardes
no se os irá de la cara.
Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta”.
Estimado poeta Juan Carlos Dormido, este poema, en España, es sencillo de explicar. Pero, para que mejor lo entiendas, permíteme ponerte a ti como ejemplo
A principios de 2020 los Medios de Comunicación alertaron de la presencia, en España y procedente de China, de un nuevo virus causante de una nueva enfermedad.
Mediante un proceso denominado ‘zoonosis’, el murciélago, el pangolín, incluso serpientes y perros, fueron señalados, en origen, como los animales hospedadores intermedios del salto del animal a los humanos; incluso se adujo la posibilidad de que fuera el resultado de una fuga viral de un laboratorio, debido a que los primeros casos del telemático SARS-CoV-2 se registraron en un mercado de la ciudad china de Wuhan que se encuentra a escasos metros de un centro de investigación de biotecnología militar.
En base a todas estas conjeturas —siguen siéndolo en la actualidad, pues ninguna de ellas ha podido demostrarse— tú observabas al Gobierno y a los Medios de comunicación esperando respuestas, pero lo único que recibías, poeta, era la provocación por ambas partes de un estado del miedo como si de nuevo, en España, se hubiera levantado de la tumba el pensamiento único; pues se impidieron los debates públicos entre médicos oficialistas y médicos y químicos disidentes, haciendo de la falacia ad hominen el único método para persuadir a la ciudadanía.
Pero tú, poeta, te mantuviste callado.
Por un lado los Medios iniciaban un tratamiento informativo totalitario: todos argumentaban de la misma forma lo que nadie podía demostrarte. Estabas ante un acto de fe. Y es que se aprende mucho viendo la televisión porque la verdad suele ser, exactamente, la contraria.
Pero tú, poeta, te mantuviste callado.
Cuando los Medios de Comunicación dejaron de reprobar la gestión del Poder Legislativo para centrarse, casi en exclusiva, en hacer desprecios morales del comportamiento de los ciudadanos; empezaba surgir lo que se conoce como “fascismo de colaboración” mediante la compraventa de voluntades empresariales camufladas como ayudas.
Pero tú, poeta, te mantuviste callado.
Te informaron de las medidas contra la Covid 19 en presencia de los mandos de todas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado durante tu arresto domiciliario… en un ejercicio de amedrantamiento indigno de un país que, aunque no lo sea, alardea de democrático.
Pero tú, poeta, te mantuviste callado.
El mismo periodista estadounidense que alertó de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, te informó de la secuenciación genética, en China, del Sarx Cov 2; pero tú, poeta, continuaste callado.
Por otro lado los responsables públicos eludieron sus responsabilidades haciendo responsables a los ciudadanos; pero tú, poeta, continuaste callado.
Y entre los Medios informándote con conclusiones hipotéticas y los irresponsables públicos haciéndote a ti responsable, los españoles estábamos siendo víctimas de un maltrato tipo —“de libro”—.
El Estado nos agredía por nuestro bien:
* Nos impidió el libre albedrío por nuestro bien; pero tú, poeta, continuaste callado.
* Nos impidió el trabajo y la autónoma solvencia económica por nuestro bien; pero tú, poeta, continuaste callado.
* Nos quitó las relaciones sociales y el derecho a reunión por nuestro bien; pero tú, poeta, continuaste callado.
* Destruyó, de la noche a la mañana, los valores educativos humanistas por nuestro bien; pero tú, poeta, continuaste callado.
* Destruyó la calidad de la sanidad pública por nuestro bien; pero tú, poeta, continuaste callado.
* Destruyó la calidad de los servicios sociales por nuestro bien; pero tú, poeta, continuaste callado.
*Derogó la Inviolabilidad del domicilio permitiendo que la policía nacional entrara en nuestras casas para impedir encuentros entre personas no convivientes; pero tú, poeta, continuaste callado.
…Y, como alega siempre cualquier maltratador, no sólo lo hizo por nuestro bien sino porque la culpa era nuestra: éramos los ciudadanos los responsables de que se vieran obligados a agredirnos. Y nosotros, como suelen hacer las víctimas estereotipadas de cualquier maltrato, bajamos las pupilas gustativas, pedimos perdón y reprochamos a las otras víctimas que no se comportaran como exigía el agresor.
La historia de la humanidad demuestra, con rabiosa y eterna tozudez, que las “ovejas” de dentro del redil desprecian y denuncian a las que pasean por el campo; pero tú, poeta, continuaste callado. Ni siquiera un eneasílabo con acento en quinta.
Algunos habíais dejado de vivir por miedo a perder la vida.
Y ya sin libertad y sin el resto de tus derechos humanos, primero te dijeron que sería una crisis sanitaria que duraría dos semanas… más tarde que se alargaría a un mes, luego a tres… Y aunque se anunciaron prestaciones… hubo muchos que no hallaron otra salida que la del suicidio… o tuvieron que cerrar su negocio porque nunca recibieron las ayudas del Estado. Pero tú, poeta, continuaste callado.
Y llegaron las multas por andar por la calle.
Y vislumbraste atónito cómo no se hacía un tratamiento de residuos que se suponía que eran de alto riesgo biológico. Y no te permitieron el duelo acompañado cuando falleció tu abuela.
Y después te obligaron, con un cubrebocas, a ocultar tu identidad facial, a gritar para que se te entienda y a respirar inhalando tus propios gases de deshecho… para no transmitir un virus que aún, a día de hoy, a día de hoy, nadie ha podido demostrar que exista como entidad biológica en la naturaleza.
Las más de doscientas instituciones sanitarias nacionales e internacionales que han sido administrativa y judicialmente preguntadas al respecto, niegan tenerlo aislado y purificado, remitiéndose a lo sumo a un constructo informático chino. Pero tú, poeta, continuaste callado.
Gran parte del sistema público de salud desatendió la protección de los ancianos obedeciendo órdenes y aplicando protocolos de la cadena de mando, no trasladándoles a las urgencias hospitalarias tras una recomendación que el Ministerio de Sanidad de España hiciera el 5 de marzo de 2020 a las residencias de mayores y centros sanitarios… con las posteriores adaptaciones de las Comunidades Autónomas, a cada cuál más indignante.
El número de fallecidos era directamente proporcional a la necedad que demostrábamos tener los Homo Sapiens Sapiens españoles. Pero tú, poeta, continuaste callado.
Después los animalitos entraban y salían del cercado según la voluntad de su dueño. Dejamos de ser libres “porque funciona”; porque, como insistía en declarar nuestro Jefe del Gobierno y defendería cualquier esclavista americano del siglo XIX: “Por encima del derecho a la libertad está el derecho a la vida”. Y aunque no exista ni existirá en el ser humano nada más saludable y legítimo que el ejercicio de su libertad, tú, poeta, continuaste callado.
Libertad con la que tú te enemistaste para defender las posiciones de tus supuestos representantes ideológicos en partidos políticos… en los que aún depositas tu inalterable confianza, pues de haber sido sus rivales quienes te quitaran la libertad, la habrías defendido en las calles como mínimo con un versículo en la mano por cada porra de los antidisturbios.
Lo bueno que tienen los fascistas es ‘que no fallan’, de inmediato se les identifica porque siempre te acaban quitando la libertad. Pero tú, poeta, continuaste callado.
El miedo al Coronavirus, el miedo a las medidas contra el Coronavirus, el miedo al comportamiento de quienes no tuvieron miedo al Coronavirus, el miedo al comportamiento de quienes sí tenían miedo al Coronavirus… “El miedo es libre”, aún hoy te siguen diciendo; pero el miedo fue, precisamente, poeta, lo que te quitó la libertad.
Y por si algún día queremos entender la democracia, te recuerdo: en democracia ningún gobierno puede, para afrontar un problema de ámbito público, inmiscuirse en el ámbito privado. Pero eso sucedió y, comprobada tu reacción, lo volverán a hacer; porque si ahora hemos dejado de ser libres por una excusa razonable, cabe la posibilidad de que nos veamos abocados a que nos repitan esa misma excusa durante el resto de nuestras vidas. Pero tú, poeta, continuarás callando.
Insiste, poeta, engañándote a ti mismo pensando que la verdad siempre coincide con lo que votas en la urna. Tal vez estés defendiendo, para reforzar tu conciencia de Partido, los principios filosóficos que siempre combatiste. Que no te salven más porque te van a terminar matando.
Te suprimieron los Derechos Humanos, las libertades individuales y el Estado de Derecho con acciones penales preventivas, acciones penales preventivas. Medidas que a la postre fueron declaradas en sede judicial como ilegales, ilegalidad de la que muchos os advirtieron a los pocos días del secuestro domiciliario. Pero tú, poeta, continuaste callado; te convertiste en fascista porque te dijeron que funcionaba para solucionar los problemas.
“Sé solidario”, “deja de ser libre” te insistían; pero la ‘solidaridad’ implica privarse voluntariamente de un derecho fundamental para compartir el mal o favorecer el bien ajenos. Cuando dicha solidaridad es impuesta —con la excusa que sea— se denomina, nos guste o no reconocerlo, ‘dictadura’.
Ni siquiera votándolo con mayoría absoluta y por aclamación en Cortes Generales, tendríamos derecho a quitarnos los unos a otros la libertad. O dicho para que lo entiendas, poeta, ahora que continúas privándonos a los demás de tus cuerdas vocales: mis derechos humanos no terminan donde empiezan los miedos de los demás.
Y como sucede con toda deriva totalitaria, empezaron a cambiarte el significado de las palabras que tú bien creías conocer, poeta.
Ya en 2013 ese organismo no democrático que conocemos como Organización Mundial de la Salud, te había modificado los criterios que «debían cumplirse» para poder hacer declaración de una pandemia mundial, sustituyendo el criterio de porcentaje de personas fallecidas por el criterio de porcentaje de personas contagiadas; contagios que dependieron de un test que daba positivo al agua, a los refrescos de cola, al polvo de las marquesinas, al zumo de naranja e incluso a una bicicleta estática. Y tú, poeta, continuaste callado.
Te arrestaron preventivamente en tu casa diciéndote que te estaban confinando, pero ‘confinamiento’ significa aislar a una persona en un lugar distinto al de su propio domicilio. Y tú, poeta, continuaste callado.
Mientras salías al balcón a aplaudirles, algunos sanitarios dejaron morir a tu madre en la residencia y a tu padre en la cama de su dormitorio, en la que tú naciste, ¿recuerdas?; y con la misma defensa que alegaron los nacional-socialistas en los juicios de Nuremberg, esos sanitarios se autoexculparon alegando que no eran responsables de sus actos —cumplían órdenes—, ni de las sedaciones, ni de la desatención… ni de los tratamientos invasivos que acababan con la vida de tantísimos pacientes… Y tú, poeta, continuaste callado.
La denominación de “irresponsable” tuvo componentes clásicos totalitarios y se estuvo empleando al estilo ‘Goebbels’: una y otra vez hasta que te lo acabaste creyendo. Y los juicios morales siempre tienen una única finalidad, la de excluir de la responsabilidad a los únicos responsables de los asuntos públicos: los “responsables públicos”. Pero tú, poeta, no te defendiste ni con una sola estrofa, continuaste callado.
Otra típica denominación totalitaria fue la de hacer distinción entre trabajos esenciales y trabajos no esenciales, como si hubiese algún trabajo no esencial para la vida del individuo que lo ejerce. Pero tú, poeta, continuaste callado.
Denominaron ‘terraplanista’ al individuo disidente como si su actitud fuera la de defender una mentira demostrada, siendo paradójicamente el terraplanista aquel que en la Edad Media defendía las versiones de los científicos oficialistas acerca de cuál era la forma del planeta Tierra. Y tú, poeta, continuaste callado.
“Conspiranoicos”, decían. Que no se advierta, por tozuda ignorancia, una u otra conspiración del Poder; no convierte al ser humano en un conspiranoico.
En la medida de nuestras capacidades tratemos de no ser demasiado ingenuos: el Poder conspira; si el Poder no conspirara, dejaría de ser el Poder. ‘Conspirar’ significa ‘respirar en común’. Su definición es tan hermosa como imprescindible su ejercicio en cualquier grupo de seres humanos que quieran ponerse de acuerdo en algo.
¿Acaso piensas, acostumbrado a creerte las mentiras —ya desde pequeño de la existencia de brujas, el Hombre del saco, el Ratoncito Pérez, Dios o los demócratas monárquicos—; que el poder, en su estupidez e inocencia incontenibles, juega al azar? Ay, poeta…
Y, por supuesto, denominaron, con ánimo despectivo, ‘negacionistas’ a los que disentían de la versión oficial a la manera en que la Inquisición Europea calificaba como herejes a quienes nunca comulgaban con la Iglesia ni sus dogmas de fe.
A los segundos por mirar a través de un telescopio y evidenciar inequívocamente que la Tierra giraba alrededor del sol.
Y a los primeros (el doctor Pablo Campra, el doctor José Luis Sevillano y el Bioestadístico Ricardo Delgado) por mirar por un microscopio y evidenciar inequívocamente concluyente, mediante técnica micro-raman, que en todos los inóculos a los que han hecho denominar ‘vacunas’ contra la Covid 19, hay presencia de óxido de grafeno en sus distintas variedades: hojas, filamentos, formas tubulares… y del cuál no se informa en los prospectos; asunto éste último no menor porque sólo por el mismo tendrían que haberse detenido las inoculaciones. Pero tú, poeta, continuaste callado.
Viste que muchos de los brazos inoculados presentaban magnetismo y posteriormente algunos Medios te informaron de que el Óxido de grafeno se vuelve magnético en contacto con células vivas. Y tú, poeta, continuaste callado.
Este hecho fue posteriormente ratificado, entre otros, por médicos y químicos disidentes… en Alemania, Inglaterra, EEUU, Chile, Argentina, Francia, Nueva Zelanda… simplemente mirando por un microscopio. Pero tú, poeta, continuaste callado… miraras o no al microscopio.
Se supo más tarde que había sido evidenciado el óxido de grafeno en la vacuna de la campaña antigripal de 2019-2020, esa que fuera administrada a los ancianos en las residencias previa a la primera ola. Pero tú, poeta, continuaste callado.
Se supo más tarde que había sido evidenciado el óxido de grafeno en vacunas del calendario infantil. Pero tú, poeta, continuaste callado.
Al alcance de tu móvil hay literatura científica que describe la inquietante coincidencia entre la que se ha hecho llamar ‘sintomatología Covid’ con los efectos del óxido de grafeno dentro del organismo humano, así como el modo en que éste cataliza la radiación potenciando sus daños; dependiendo gran parte de su toxicidad de la cantidad de radiación absorbida; y ésta, a su vez, de los focos de radiación electromagnética que a su alrededor hubiese. Lo anteriormente demominado síndrome de irradiación aguda y síndrome de irradiación crónica… ahora se denominaba enfermedad de Covid 19 y Cóvid persistente. Pero tú, poeta, continuaste callado.
Te coaccionaron para inocularte porque, de no hacerlo, no podrías recuperar parte de tus derechos fundamentales: viajar, entrar en espacios públicos, seguir trabajando…
Incluso algunos periodistas y políticos te llamaron ‘asesino’ si no te inoculabas (la que supimos después que era la primera de tantas, pues te dijeron ser la única, porque luego había que ponerse una tras otra hasta que el comité de expertos quiera; comité de expertos que existió tan brevemente que nadie ha logrado demostrarnos quiénes lo formaban… Pero tú, poeta, continuaste callado, incluso cuando te hicieron saber que, en un momento dado y muy al principio, se pasó de tomar decisiones por razones sanitarias a tomar decisiones por razones políticas.
Había periodistas y políticos que arremetían contra estos ciudadanos disidentes de los inóculos y la versión oficial, y ponían como solución el apartarlos en campos de concentración (como hicieron en Austria, China y Autralia), o identificarlos con una banda en el brazo, o eliminar su derecho a la atención sanitaria vulnerando el convenio de Oviedo para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la biología y la medicina; vulnerando la Declaración Universal sobre Bioética y derechos humanos de la Unesco… y la ley española de autonomía del paciente que hace prevalecer el manifestado interés del individuo sobre el supuesto interés de la sociedad… y vulnerando las resoluciones del Tribunal Constitucional que declaraba que en fase experimental la inoculación de un medicamento debe tener siempre carácter voluntario. Pero tú, poeta, continuaste callado.
Cuando el comité de Bioética declaró que había que retirar por un tiempo la patria potestad a los padres que no querían inocular a sus hijos (recuerda que te aseveraron al principio que los niños no se contagiaban porque no tenían los supuestos receptores); y que el no inoculado no tenía derecho a ser tratado igual que el sí inoculado… tú, poeta, continuaste callado.
No te entregaron el consentimiento informado, avisando de los riesgos, porque no era una vacuna con garantías sino un tratamiento experimental. Y cuando la justicia francesa eximió a una compañía de seguros de cubrir la muerte de un inoculado, como consecuencia del inóculo, por considerar como un suicidio que se inyectara un producto experimental, siendo éste el primero de tantísimos casos… tú, poeta, continuaste callado.
Conozco desde marzo a casi treinta millones de negacionistas de los Derechos Humanos, las libertades individuales y el Estado de Derecho… entre los que te encuentras, poeta.
Tú repetiste estas modificaciones semánticas, que acabo de recordarte, en tus conversaciones íntimas y públicas porque a repetir información es a lo que te habían enseñado de pequeño si querías aprobar cualquier examen, obtener un título o mantener algún trabajo.
Ahora, tras las inoculaciones, se te están muriendo y enfermando amigos, conocidos y familiares, por problemas vasculares, muertes súbitas mediante arritmias, reactivaciones de cánceres, cánceres fulminantes, sintomatologías neurodegenerativas… Pero tú, poeta, continuas callado.
A diario conocemos en el mundo, mal llamado vacunado, nuevos desvanecimientos simultáneos en áreas educativas, conciertos o en cualquier otra forma en que masivamente se agrupen las personas.
Y Hay en España y en la casi totalidad de los países en los que se aplicaron los inóculos,
un exceso de mortalidad, inexplicable aún por las autoridades sanitarias; falleciendo niños, jóvenes y adultos en circunstancias extrañísimas antes de los mencionados tratamientos y a una velocidad, como poco, que te debería darte vergüenza.
Pero tú, poeta, continuas callado.
Se sigue negando hoy a menudo el tratamiento a personas mayores en la sanidad pública porque no son rentables. Y está aumentando considerablemente el número de abortos espontáneos;
pero tú, poeta, continuas callado.
Los españoles malgastamos muchísimo tiempo y talento en volvernos dictadores;
el resto de ambos, en volvernos sumisos. Herederos de un imperio del que sólo quedan nuestros inigualables vestigios del arte, la gastronomía y la riqueza idiomática; ahora todo español aspira a mandar o ser mandado. Aquí no hemos dejado de ser franquistas.
España es la suma de, aproximadamente, cuarenta y ocho millones de déspotas. Todos nos creemos demócratas, respetuosos, solidarios y responsables; mientras le decimos al otro lo que debe hacer con su vida.
Poeta, convirtieron, la ciencia en una Iglesia; descuidando que la ciencia no es análoga de la verdad sino el modo de llegar a ella; siendo el método científico la herramienta con la cuál la propia oficialidad científica comprueba estar equivocada asegurándose de este modo evolucionar.
La ciencia no es estanca, no es inmutable sino correctora de sus propias conclusiones.
Gracias a la ciencia el ser humano logra, siglo tras siglo, desmentir los dogmas establecidos por la propia ciencia.
La ciencia no es ninguna verdad axiomática sino el método para acercarnos a ella. En la medida de lo posible evita, poeta, divinizarla, pues sólo de ese modo seguirá siendo ciencia.
Las humanidades, articuladas con el método científico, nos trajeron la civilización y ahora dependemos de ellas para volver a ser civilizados.
Tú, poeta, que tanta responsabilidad tienes hablando, callaste mucho, en exceso para lo que la historia de la humanidad ha demostrado que se espera de tu oficio.
Yo te amo, bien conoces que te amo incluso cuando dudo de que el amor nos merezca de tanto que te amo. Tengo entre tus versos a las tres mil o cuatro mil palabras que más quiero, que más acaricio con cautela, que más protejo cuando inicio una lectura al interior de lo que sientes.
Pero callaste mucho, poeta, como si te hubieras convertido en un adorador de tu silencio.
Espero haber contribuido a que entiendas, sin el menor asomo de duda, el poema Los Cobardes de Miguel Hernández
Aarón García Peña (Madrid, 1978) es un poeta español, director y presentador del Programa “Poesía Exterior” de Radio Nacional-Radio Exterior de España; coordinador de la Feria del Libro de Vallecas; presidente del Jurado de los Premios Nicolás Salmerón de Derechos Humanos; formador en talleres de poesía para Bibliotecas Públicas de la Comunidad de Madrid; y pesentador-organizador de actividades para los Centros Culturales del Ayuntamiento de Madrid.
El año 2017 fue especialmente difícil. Los plenos de la vergüenza del Parlamento catalán, dónde se aprobaron las leyes de la desconexión, dieron paso a un golpe de estado ahora de triste actualidad.
Demolición controlada del Estado de Derecho
No solamente se celebró una farsa de referéndum, no. Se destinaron millones de euros a financiarlo, se crearon estructuras paralelas con el fin de hacer una transición a la separación lo más rápida posible, se generaron cientos de vídeos y mensajes en redes sociales dedicados a vender, a propios y extraños, que España era un estado represor y que prohibía las más elementales reglas del juego democrático. Se tomaron las calles, a fuego y pedrada, y se vulneraron los derechos de la oposición, amén de usar de forma indebida los datos privados para sus censos ilegales.
Todos sabemos cómo acabó. Los principales responsables, juzgados y condenados para ser posteriormente indultados por el gobierno de Pedro Sánchez.
Y cuando parecía que no podía superarse la gravedad de esos hechos, llega este 2022 y en sus postrimerías asistimos a la demolición controlada del Estado de Derecho mediante las reformas y derogaciones de los delitos de sedición y malversación.
Unas reformas hechas a medida de los delincuentes socios del PSOE y de Podemos, los separatistas catalanes, a los cuales les saldrá muy barato el golpe de estado.
Mal acaba este 2022. Y 2023 no tiene pinta de empezar mejor. En mayo se celebran las elecciones municipales. Veremos si los españoles castigan estos hechos o les son indiferentes. De sus votos dependerá que nuestra democracia supere o no, este trance.
Ángeles Ribes Duarte (@AngelesRibes_68). Concejal y candidata a la Alcaldía de Lleida por Valents
«El año 2022 es ya aquel en el que el gobierno de España dejó desnuda la Constitución de 1978. La alianza que algunos pensaban meramente coyuntural con los nacionalistas catalanes y vascos se ha mostrado como un proyecto estratégico que tiene como fin debilitar al Estado de Derecho (derogación de la sedición, devaluación de la malversación), dejando manos libres a los nacionalistas en sus respectivos territorios y mirando para otro lado ante el atropello de los derechos que allí discrepan del nacionalismo. Todo esto era sabido, pero se ha mostrado con especial crudeza en este año 2022 y, además, acompañado de una explícita voluntad de conseguir que el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional sean controlados por personas afines que impidan ningún control formal de la actuación del ejecutivo. Un ejecutivo que con la Ley de Memoria Democrática ha hecho expreso que solamente considera legítima una visión de la historia que sabe parcial, pero que es la suya.
Ahora sabemos que la alianza entre PSOE/PSC y nacionalistas no era tan solo un mecanismo para que Pedro Sánchez se mantuviera en La Moncloa, sino que tiene un objetivo más profundo: una transformación radical del país que lo irá alejando de los estándares democráticos que nos eran habituales”.
Rafael Arenas García (@Rafaelarenasgar). Catedrático de Derecho internacional privado en la UAB.
Se acaba por fin el año 2022, un año que no ha sido bueno para los ciudadanos ni en términos políticos, ni económicos. Las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania se han dejado sentir en todas las economías europeas colapsando su crecimiento y provocando una inflación demoledora para todos los bolsillos, especialmente los más débiles. Y a la crisis económica hay que añadir una crisis política sin precedentes: el Gobierno ha roto uno de los pilares de la política exterior asumiendo ahora las tesis anexionistas de Marruecos sobre el Sáhara y abandonando los mandatos de las Naciones Unidas, ha legislado a la medida de los separatistas con la despenalización de la sedición y ahora con la reforma de la malversación desarmado así al Estado, ha beneficiado a decenas de delincuentes sexuales por la soberbia de la Ministra cajera y ahora se apresta a asaltar los órganos judiciales para terminar imponiendo su interpretación de la Constitución.
Y a ello, los alicantinos hemos tenido que añadir un maltrato presupuestario sin precedentes del Gobierno de España que ha colocado a nuestra Provincia en el último lugar de inversión por habitante de toda España: 3.550 millones de € de déficit en 15 años. Maltrato que se suma al impuesto por la Generalidad de Valencia con una constante discriminación presupuestaria, con su imposición lingüística en una provincia mayoritariamente hispanoparlante, con la menor ratio de profesionales sanitarios de la Comunidad Valenciana y con el desmantelamiento de servicios públicos, como los servicios de emergencia (CICUS) para su traslado a Valencia. Pero también se acaba este año con un atisbo de esperanza: el 32 % de los alicantinos ya desea según una reciente encuesta, como respuesta a lo anterior, que Alicante se constituya como Comunidad Autónoma Uniprovincial. Un objetivo más que saludable para quienes aspiramos a vivir en un Alicante español, lejos de la órbita pancatalanista, integrado e integrador, orgulloso de sus raíces plurales y plenamente capacitado para decidir su futuro sin depender de Valencia.
Santiago de Munck Loyola (@sdemunck). Presidente del Partido Alicantino Regionalista.
Acaba el año 2022 y en España se prepara un desmontaje de los contrapesos judiciales del gobierno y barra libre para malversar el presupuesto. Mal precedente. Si tenemos en cuenta que se trata de un gobierno sostenido por condenados por sedición y malversación, y apuntalado por el grupo donde siguen los que secuestraban, pegaban tiros en la nuca o ponían bombas entonces ya es funesto. Los que dieron los golpes de Estado de 1934, 2017 y los que mataron a casi mil personas y destrozaron la vida a muchísimos más tienen un aliado sin complejos para intentar de nuevo su revolución, en lugar de con 9 mm parabellum o un referendum ilegal el arma esta vez es Pedro Sánchez y el PSOE y la víctima los españoles. Es un arma que pasará más desapercibida y justo por eso es más peligrosa.
En economía los problemas aplazados vuelven en forma de inflación con un arsenal de deuda sin igual en la Historia, un riesgo para la solvencia y que puede crear fracturas definitivas en instituciones como la Unión Europea. Veremos.
Lo previsible pese a todo es que la vida siga igual, el virus del independentismo lleva varios siglos con nosotros, lo mismo ocurre con el izquierdismo revolucionario, en el caso de la deuda, el dinero gratis y las valoraciones autosostenidas el recorrido es solo de un cuarto de siglo pero aunque todo cambie como en 2008, 2012 o ahora, justo esas bases son lo que siempre permanece. Así son las finanzas de Lampedusa.
Que lo esperables es que no vaya a pasar nada, que existan enormes detonantes latentes es justo lo que abre la puerta a momentos leninistas, esos que a veces barren zares, mundos de ayer y males (y bienes) endémicos que vienen durando siglos hasta que dejan de hacerlo.
Andrés González. Analista financiero, profesor de Economía y autor de «La economía a la intemperie, quiebra política en el mundo contemporáneo» (2015)
Estamos acabando este desdichado 2022, el Gobierno social comunista, que tenemos ha comprado todas las papeletas para instaurar la tercera República, sin importarle la opinión del resto de los españoles, el precio que ha pagado por ello es ESPAÑA, lo malo de esto son los propios españoles porque somos los peores enemigos de España, mezclados con algún argentino y con zoquetes del sector PSOE, son tan impresentables que odian a su propio País. Sánchez I el Mentiroso ha vendido España a los independentistas catalanes, vascos y a los palmeros y herederos de ETA.
Sánchez I el Mentiroso, se jacta de hacer una España a su imagen y semejanza, un País Bolivariano, donde lo más preocupante son las sonrisas de quienes hace poco se decían demócratas e iban con ínfulas de salvadores/as, como la ínclita Ministra de Defensa, más falsa que un duro de madera. Sánchez I el Mentiroso, es el típico chulo de bolera y salón de masajes, es un despreciable ser que aglutina a todas las cloacas a su alrededor. El problema al que estamos abocados es a la reaparición del estalinismo y la exaltación de la venganza para restaurar una guerra finalizada hace ochenta años para olvidar todos los crímenes realizados por bandas terroristas (ETA-GRAPO etc..).
Como víctima del terrorismo siento asco hacia todos los culpables de la situación a la que hemos llegado y nos han abocado, es un llanto y un GRITO DE SILENCIO
José Vargas (@nocnir50). Presidente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas ACVOT (@ACVOT).
La guerra contra bacterias y virus es como el cuento de Pedro y el lobo y acosa a nuestra sociedad.
Cada día se publican noticias, a modo de bombardeo incesante, en el que alguna bacteria o virus se muestra como una amenaza que nos acerca a la muerte. Un día es la viruela de mono, otro la variante perro del infierno, el siguiente el virus respiratorio sincitial y uno más: el estreptococo.
El clima de miedo continuo al que nos someten utilizando a los entes biológicos que han creado y mantienen la vida en nuestro planeta, es un auténtico diagnóstico de la profunda enfermedad que sufre nuestra especie.
Vivimos en una paranoia en la que nos hacen creer que tener contacto con nuestros congéneres nos puede matar. Sin embargo, las recientes investigaciones científicas apuntan a que son las bacterias, nuestra microbiota, las que mantienen la salud en nuestro organismo y que los virus, forman parte, a modo de instrucciones de información, de nuestro genoma (el diccionario de como somos y de dónde venimos).
¡Despertemos ya de este relato de terror! Nuestras propias células son agregados de bacterias y virus. No podemos seguir temiendo y combatiendo la propia vida, ya que sin duda como nos decía el Dr. Máximo Sandín será una lucha autodestructiva. Desde el punto de vista de la biología, nada es más real que la frase “somos bacterias y virus”, es hora de reconciliarse con la Madre Naturaleza. Por favor visita somosbacteriasyvirus.com y hazte miembro de nuestra comunidad.
Almudena Zaragoza Licenciada en Biología. Divulgadora científica en el proyecto somosbacteriasyvirus.com
Este año que termina hemos vivido el fin de la utopía del Estado de Bienestar y la imagen de una todo poderosa Europa. El mundo anglosajón ha vuelto a intervenir en la maltrecha vitalidad de la Unión Europea para imponernos una guerra ajena de cuyas consecuencias difícilmente podremos librarnos. ¿Dónde está nuestra capacidad para forjar nuestro propio destino como nación o como viejo continente? A todo ello se suma un gobierno interno a que aspira, como rezaba la directriz del Foro de Davos, seamos felices sin tener nada (léase un eufemismo de la palabra comunista). ¿Lo bueno? La quiebra está tan cerca que apenas ya nadie puede disimular o autoengañarse. La conciencia nacional debe despertar y si no lo hace significa que ya estamos muertos.
Javier Barraycoa (@JBarraycoa), sociólogo, escritor y profesor de Sociología en la Universidad Abat Oliba CEU.
El Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez ha traspasado prácticamente todas las líneas rojas en España. Los golpistas catalanes y proeterras no únicamente están observando como se eliminan delitos tan graves como el delito de sedición o la rebaja del delito de malversación de caudales públicos, sino que también se blanquea de manera descarada y vergonzosa al delincuente que los comete, abriendo camino a nuevos delitos y Golpes de Estado. Con este gobierno, es incuestionable que los delincuentes lo tienen mejor y la seguridad nacional está en clara amenaza para desgracia de todos.
Sin duda, esta es una de las peores noticias para nuestro país de este año 2022, al que ya en breve dejaremos atrás. El 2023 será una año intenso, debemos ponernos a trabajar por devolver la legalidad y la libertad a España.
Erik Encinas (@ERIKEO5555), periodista y consultor en JpC Comunicación
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