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Me he permitido titular siguiendo la moda de anteponer el corazón, o mejor las vísceras, a la cabeza, como hace este gobierno y multitud de personajes y colectivos que disparan sin siquiera saber a qué. El ejecutivo acaba de filtrar el borrador de trabajo de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, dónde plantea rebajar un 20% las emisiones de CO2 en 2030 y que al menos un 70% de la electricidad sea renovable en base, entre otras cosas, a vetar la venta de vehículos de combustión (diésel, gasolina e híbridos) en 2040 y a prohibir su total circulación a partir del 2050, y esto supone entre otras muchas cosas que los coches clásicos deberán quedarse en las cunetas. Al conocer esta filtración, que ya veremos en qué queda, diversas patronales han alertado del coste en puestos de trabajo que pueden tener estas propuestas y de, una vez más, la ausencia total de cálculos económicos y análisis de las consecuencias de los ‘globos sondas’ del gobierno que ya consiguieron casi hundir la venta de coches diesel.
La realidad es que de la misma manera que mi título es una exageración, habrá coches, la propuesta del gobierno es una quimera, ¿cómo se va a prohibir circular con un coche clásico por todas las carreteras? ¿Da tiempo en treinta años cambiar de arriba a abajo el parque móvil de toda España? Y, como no, las alertas de la patronal, son otro desatino. Estamos hablando de 30 años, ¿cuántos coches había en España hace treinta años? ¿Cuántos coches circulan ahora que lleven treinta años matriculados? ¿Alguien sabe que pasará en treinta años?
No entiende nada. ¿Es mucho pedir al gobierno y a los distintos estamentos, periodistas incluidos, seriedad y profesionalidad en sus declaraciones? ¿Alguien me lo explica?